La negociación del expediente de regulación de empleo (ERE) de la ingeniería Imasa con extinción de contratos para un máximo de 110 personas y el expediente de regulación temporal (ERTE) para el resto de la plantilla continuó ayer sin que, hasta donde se ha podido conocer, se hayan producido aún acercamientos entre la dirección de la empresa y la representación laboral.

La jornada negociadora de ayer fue dilatada y habrá alguna más esta semana.

De lo que ha podido trascender de la reunión, de momento ambas partes se mantienen en la argumentación de sus respectivas posiciones. Las fuentes consultadas en el seno de la negociación prefirieron no hacer comentarios.

Imasa, con sedes en Oviedo, Avilés y Carreño, tiene 857 trabajadores y los despidos afectarían, según la propuesta inicial de la empresa, hasta un máximo del 12,83% de la plantilla. En principio, parece que la compañía, que invoca la caída de sus pedidos y carga de trabajo a causa de la pandemia, pretende que la reducción de empleo sea más intensa en sus servicios técnicos y administrativo, y menos acusada en sus divisiones de montaje y de fabricación de equipos. La empresa ha contratado a una sociedad externa de asesoramiento para contribuir a la recolocación del personal que resulte excedente a consecuencia del ERE. La pretensión, según la empresa, es adecuar el tamaño de su plantilla a los volúmenes de contratación actuales.

Los sindicatos, CC OO (mayoritario) y UGT se plantearon la negociación con el objetivo de minimizar el recorte laboral y evitar medidas traumáticas.

Fundada en 1979 en Avilés, Imasa llegó a facturar 200 millones de euros.