Asturias cuenta, cada vez más, con actividades y proyectos relacionados con la biotecnología impulsados por jóvenes investigadores de gran talento e inquietud empresarial, que apuestan por hacer realidad ideas fascinantes para ayudarnos a mejorar nuestra calidad de vida.

El Centro Europeo de Empresas e Innovación (CEEI), principal entidad regional de apoyo al nacimiento y consolidación de empresas innovadoras y de base tecnológica, tiene identificadas en Asturias cerca de 70 empresas del sector biotecnológico, muchas de las cuales pertenecen a la comunidad de Empresas de Base Tecnológica asturiana.

En muchas ocasiones, los proyectos de este tipo comienzan entre amigos y compañeros de carrera ante el deseo y la necesidad de cambiar las cosas. De esto sabe mucho Henar Muñoz, directora general de Bioquochem, una compañía de base tecnológica cuya línea de negocio está basada en el diseño, desarrollo y posterior comercialización de los métodos para la medida de antioxidantes y prooxidantes. “Nos dimos cuenta de que los métodos utilizados eran de los años 70, no habían avanzado y tenían bastantes carencias. Fue ahí donde vimos que existía una oportunidad de negocio”, afirma Muñoz.

Durante sus inicios se centraron en el sector biomédico. Sin embargo, con el paso del tiempo, han ido adaptándose a las circunstancias. “Nuestra oferta es muy variada. Comercializamos desde métodos más tradicionales hasta los más novedosos, como los dispositivos electrónicos que miden antioxidantes en menos de un minuto”, detalla.

En los próximos años se han propuesto establecer un crecimiento orgánico trabajando en la búsqueda de partners en los distintos sectores, como el ámbito cosmético, energético y nutracéutico.

En la era de la información y la eficacia en la transmisión de datos, se encuentran mensajes de una señal química a una señal electrónica. Sobre esto desarrolla sus trabajos Micrux Technologies, creada hace doce años mediante la colaboración entre dos grupos de investigación de la Universidad de Oviedo.

A lo largo de los años se han adaptado al mercado, abriéndose paso en el mundo de la electroquímica. “A día de hoy esta es la línea principal de negocio, donde ofrecemos electrodos de capa final serigrafiados, plataformas que facilitan su uso, así como instrumentación asociada, siempre con la mirada puesta en miniaturizar toda la instrumentación analítica y avanzar un paso más hacia la descentralización del análisis”, explica su Director General.

Micrux es una empresa tipo “born global” (presente en el mercado internacional) donde sus exportaciones suponen el 85% de su facturación total, con más de 400 clientes especializados en todo el mundo.

 A medio plazo centran su actividad en desarrollar nuevos productos innovadores relacionadas con sus líneas de negocio, que puedan llegar no sólo a universidades o centros de investigación, sino también a un usuario final.

Instalaciones de la empresa biotecnológica Diecol Pet

Cuando se pone la mirada en la innovación de productos ecológicos, seguros y eficientes uno de los claros ejemplos que aparecen es Diecol Pet, una empresa basada en la investigación y el desarrollo de nuevos productos ecológicos para mascotas, elaborados de forma inocua y biodegradable compatibles con el medio ambiente. Entre sus productos destaca el repelente antimicciones, que ha sido el primero en obtener el certificado del Instituto Técnico de Limpieza como 100% ecológico.

La compañía desarrolla productos naturales utilizando la investigación para crear compuestos diferenciándose de la competencia. “Otros productos incluyen sustancias tóxicas en la composición de sus repelentes, los cuales, además, son menos eficientes cuando se utilizan en exteriores”, explica la CEO de Diecol Pet, Vanesa Fernández Requejo, sobre una fortaleza que surge a partir de la I+D “escogiendo adecuadamente las combinaciones de principios activos naturales”.

Una de las mayores preocupaciones de la raza humana es velar por el medioambiente, algo que no es nuevo para la empresa acuícola Semillas del Cantábrico, creada hace cuatro años. Su línea de negocio no sólo se basa en la producción de semilla de almeja babosa, japónica y fina, sino también al desarrollo de infraestructuras acuícolas y proyectos de I+D concienciados con la importancia del enfoque tecnológico en el sector marino. Su director de I+D, Ignacio Martínez, explica que disponen “de una plataforma de preengorde de moluscos, jaulas experimentales de engorde de peces marinos” y que también trabajan en “una línea de consultoría marina con el objetivo de desarrollar proyectos de acuicultura  y proyectos medioambientales”.

Martínez destaca el desarrollo de un sistema de eliminación de plástico marino que ofrece un alto rendimiento. Para Semillas del Cantábrico el futuro pasa por el crecimiento en la producción y volumen de semillas, además de generar un impulso en el avance de la línea de colaboraciones en proyectos de I+D.

Apoyos del Grupo IDEPA

Estas cuatro empresas son un ejemplo del apoyo que presta el Grupo IDEPA (Instituto de Desarrollo Económico del Principado de Asturias) al sector biotecnológico. A través del IDEPA han optado a convocatorias para favorecer la I+D, como las subvenciones para empresas de base tecnológica, el programa cheques o ayudas a la innovación, así como las ayudas a la internacionalización, una ayuda que se ve reforzada con los servicios de Asturex para ayudarles a posicionarse en los mercados extranjeros, vital para este sector. Por su parte, ASTURGAR ha prestado avales a dos de las sociedades y la Sociedad Regional de Promoción ha concedido apoyo financiero a dos de las empresas señaladas. “Al grupo IDEPA le debemos gran parte de lo que somos hoy”, afirma Henar Muñoz, de Bioquechem.

El Centro Europeo de Empresas e Innovación (CEEI) también ha sido clave asesorándoles en la creación de su plan de empresa. “Es muy importante el apoyo y el feedback que recibimos. Te escuchan y te aconsejan. Esto es algo muy valioso” agradece Martínez, de Semillas del Cantábrico.