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Juan José Fernández | Decano presidente del Colegio de Ingenieros de Minas del Noroeste

“Los fondos de la UE deben servir para mantener nuestra tradición industrial”

“Hay que favorecer la explotación de nuevos yacimientos minerales en el Principado, porque ayudan a crear actividad y a fijar población”

Juan José Fernández. | Miki López

Juan José Fernández Díaz, decano presidente del Colegio de Ingenieros de Minas del Noroeste de España, está convencido de que la industria extractiva aún tiene que jugar un papel protagonista en Asturias. Confía en que los fondos europeos sirvan para afianzar la tradición industrial del Principado.

–¿Por dónde pasa el futuro energético de Asturias?

–Necesitamos transformaciones estructurales en la producción de energía, en el transporte, para que no dependa de combustibles fósiles, y en la construcción y transformación de edificios, para que sean más eficientes energéticamente y se logre una reducción efectiva de emisiones.

–¿Cómo considera que debe afrontar la región esa transición?

–Es imprescindible adaptar nuestro tejido productivo al nuevo escenario y generar las oportunidades económicas que la transición exige. Se pueden formar alianzas que permitan aprovechar sinergias y que sean competitivas en proyectos de generación de energía por fuentes renovables, en su almacenamiento o en la producción de hidrógeno verde. Un parque eólico “offshore” puede ser un buen ejemplo de integración de empresas eléctricas, de ingeniería, de construcción y navieras –para su mantenimiento posterior– con empleo en los puertos cercanos.

–¿Qué papel pueden jugar los ingenieros de minas en este cambio de ciclo?

–Los ingenieros de minas, por la versatilidad de nuestros conocimientos, no solo estamos en la minería, sino en multitud de sectores, lo que hace que tengamos una amplia presencia en la actividad económica y empresarial, y eso nos permite ver cómo cambia la forma de hacer las cosas. Vivimos una aceleración en la digitalización, en las comunicaciones y en la logística que trae consigo nuevos modelos de negocio. Tendremos que hacer más cosas con menos medios y en periodos más cortos, integrando los principios de economía circular y respeto por el medio ambiente, en la empresa y en la sociedad, sin perder de vista la importancia de la creación de empleo y de la generación de riqueza. A nivel profesional, creo que estamos demostrando una capacidad de adaptación mucho mayor de lo que nos podíamos imaginar.

–El almacenamiento energético se está explorando, ¿qué posibilidades tiene?

–El almacenamiento es una pieza clave del proceso de descarbonización. La entrada de las energías renovables en el sistema, al no ser totalmente gestionables, requiere de soluciones de almacenamiento que permitan adecuar la producción a la demanda de energía con unos costes razonables. Hay que recordar que en el año 2030 está previsto que el 74% de la energía eléctrica sea renovable. Las posibilidades son muy amplias, pero actualmente están inmaduras. Solamente el bombeo puede ofrecer soluciones a corto plazo, a la espera de que se desarrollen soluciones industriales de baterías o hidrógeno, entre otras.

–¿Cómo ve la apuesta por las energías renovables del Gobierno nacional?

–La respuesta de Europa a la crisis económica derivada del covid ha sido incrementar el compromiso de reducción de emisiones de CO2 a 2030, hasta alcanzar al menos un 55% sobre las emisiones de 1990, en el camino para llegar a la neutralidad en 2050. La apuesta por las energías renovables es una apuesta de la Unión Europea, y España, como país miembro, está siguiendo este camino. El crecimiento exponencial de las energías renovables está impulsado por un coste cada vez menor y por unas soluciones más eficientes, que multiplican por tres los rendimientos en el caso del vehículo eléctrico o de las bombas de calor y aseguran un menor gasto para las familias en mejores condiciones ambientales.

–¿Se podrá mantener el empleo en el sector energético asturiano cuando se complete este cambio de ciclo?

–En el caso de Asturias, cuando se desmantelen las centrales de carbón, habrá que intentar sustituirlas con nuevas instalaciones, ya sean renovables o de almacenamiento de energía, aprovechando aquellas infraestructuras difíciles de hacer, como son los centros de transformación y las conexiones a líneas de transporte de alta tensión, preparadas para intercambiar una gran capacidad de energía. Pero los cambios de modelo siempre requieren de periodos de transición, y debemos asegurarnos de que esta transición sea justa movilizando los fondos necesarios y estableciendo mecanismos de financiación ágiles que permitan el desarrollo de nuevos proyectos tanto por parte pública como privada.

–¿Cómo valora las críticas del impacto de la minería al entorno natural?

–Tenemos que entender que una sociedad moderna necesita aprovechar todos los recursos minerales necesarios para su funcionamiento. Se puede afirmar que la transición energética no será posible sin el aporte de nuevos recursos minerales. Pero también tenemos que entender que los yacimientos minerales no dejan de ser anomalías geológicas y están donde están y no se pueden trasladar. Debemos conciliar la existencia de las explotaciones mineras con el resto de los intereses de la sociedad. Tenemos una legislación, seguramente entre las más exigentes en el ámbito medioambiental, de la vigilancia de la seguridad y la salud de los trabajadores y de la operación de las explotaciones que permite llevarlas a cabo con los medios necesarios para minimizar los impactos durante su periodo de actividad y garantizar una correcta restauración de los terrenos afectados.

–¿Por dónde pasa el futuro de la industria extractiva regional?

–Pocas actividades han generado tanta actividad y riqueza en Asturias como la minería y la industria asociada, con total respeto al medio ambiente. Asturias dispone de reservas de minerales estratégicos y debemos favorecer la investigación y la explotación de nuevos yacimientos minerales como elementos tractores de actividad económica regional que, a la vez, fijan población. La explotación sostenible de materias primas supone una ventaja competitiva, desde el punto de vista social, laboral y económico, para la región que las posea, pero solo si se explotan en el momento que se necesitan. Los nuevos proyectos deben verse siempre como una oportunidad y no como un problema.

–¿Cómo debe aprovechar Asturias los fondos europeos?

–Las empresas son la palanca del cambio que debe transformar el modelo productivo para afrontar la crisis climática sin perder de vista la sostenibilidad. Por eso, la Unión Europea confía los fondos de recuperación económica a grandes proyectos liderados por empresas que sean capaces de ejercer un efecto tractor. Todos los fondos que se habiliten tienen que servir para mantener nuestra tradición industrial apostando por formas más productivas en empleo, valor añadido y respeto ambiental que nos posicionen en el nuevo entorno.

–¿Le preocupa que se pueda perder ese tren?

–Confío en que no sea así. La clave está en tener proyectos sólidos con viabilidad económica una vez que los fondos se hayan aplicado. Hay que crear alianzas intersectoriales para que estos proyectos se lleven a cabo. En las manifestaciones de interés que se han sucedido en las últimas semanas se están presentando proyectos que dan continuidad a la actividad industrial y energética en los emplazamientos que se ven afectados por la transición energética: instalaciones fotovoltaicas, almacenamiento de energía, polos de hidrógeno, minihidráulica, biomasa, proyectos industriales...

–¿Qué impacto ha tenido la crisis sobre su sector?

–En un mundo interconectado, el teletrabajo y las diferentes técnicas de comunicación, información y tratamiento de datos se han probado como tremendamente efectivas para la actividad industrial. Se abre una ventana con nuevas oportunidades de trabajo en todos los sectores, que necesitarán nuevos profesionales con cualificación técnica a todos los niveles, y aquí es donde los ingenieros de minas ponemos nuestra formación y nuestra experiencia al servicio de la sociedad para aportar soluciones.

–¿Cómo valora las polémicas entre Oviedo y Mieres por los estudios de Minas?

–Desde mi punto de vista, entre la Escuela de Minas de Oviedo y la Escuela Politécnica de Mieres no hay competencia, sino complementariedad, una vez que forman profesionales diferentes con diferentes competencias profesionales. La Escuela de Minas de Oviedo fue la segunda que se creó en España, después de la Escuela de Madrid, y su reconocimiento internacional está asociado a Oviedo desde su creación, en 1959. En la actualidad, es la única escuela de Asturias que imparte el máster habilitante para el ejercicio de la profesión regulada de ingeniero de minas. Por nuestra formación, los ingenieros de minas somos muy versátiles, y nos beneficia el contacto con otras disciplinas. Por eso, la ubicación de la Escuela de Minas en Oviedo tiene una importante ventaja competitiva toda vez que nos permite formar parte de equipos de trabajo con otras especialidades como ciencias, salud, derecho y humanidades, que enriquecen a los alumnos y a la profesión.

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