La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

José Luis Álvarez Almeida Presidente de Otea, la patronal de la hostelería y el turismo de Asturias

“El sector viene de la UCI y, ahora que se iba a recuperar, vuelve a coger catarro”

“Los precios en la hostelería van a subir; si viniésemos con pulmón podríamos decir: ‘Hay que aguantar’, pero estamos ahogados”

José Luis Álvarez Almeida, en la sede de Otea en Oviedo. | Luisma Murias

Tras dos años de profunda crisis la hostelería y el turismo encaraban un 2022 que prometía ser, esta vez sí, el momento de la recuperación tras el impacto del covid. La crisis energética y de los precios, sin embargo, ha pintado nubarrones sobre lo que parecía un año prometedor. José Luis Álvarez Almeida encara el presente con “realismo”, pero no de un modo pesimista porque, explica, no se permite que un hostelero lo sea. La crisis sanitaria, dice, le ha pasado factura física y moralmente. “Ha sido una época de mucho desgaste”, reconoce. Su perfil combativo contra los cierres intermitentes y reclamando apoyo de las instituciones hacia un sector que, recuerda, supone una parte importante del PIB también le han valido una fama en el sector fuera de las fronteras del Principado. En los círculos patronales del turismo y la hostelería, ahora, todos le conocen, simplemente, como “el asturiano”.

–¿Cómo están la hostelería y el turismo?

–Este es un sector que viene de dos años de pandemia. Estuvimos cerrados, lo que no pasó en ningún otro sector. Ahora empezamos a pagar lo que nos endeudamos. Que nos endeudamos porque nos cerraron y no podíamos facturar, no por una mala gestión. Ahora teníamos que salir adelante, empezando a vender, viendo seguridad y alegría en las calles... Porque la gente quiere salir y entendemos que va a salir. Pero la guerra de Ucrania es cierto que nos mete miedo y la gente va a replantearse los gastos. Eso nos influye. El tema energético es fundamental también y es de doble partida para un hostelero, te influye en casa y en el negocio.

–¿Cuánto les han subido los costes a los hosteleros?

–Tras analizar los sobrecostes entre nuestros socios hemos concluido que las subidas tienen un rango que va del 58 % al 172 %. El efecto medio de todas las empresas analizadas es del 92 %. En términos absolutos las subidas pueden puede ser de más de 1.000 euros al mes en los hoteles.  Los establecimientos hosteleros asturianos están sufriendo una subida media de unos 500 euros mes. Es abismal.

–Y habrán subido los costes de los productos.

–Todos los días, pero todos los días, en los últimos días llega un proveedor a nuestros bares que nos dice que sube precios. Pero sube un 300%, un 120%, un 40%. Y al hostelero siempre le cuesta repercutir los precios.

–Sube el pan.

–Cuando un hostelero sube precios es porque no puede más. Cada vez que se sube la sidra se monta una tremenda. Cuando yo empezaba con cinco años en un bar recuerdo que la subida del pan era titular en todos los medios de comunicación. Todos deberíamos haber subido precios atendiendo a una contabilidad analítica y, de momento, no se ha hecho. Al cliente no le ha llegado, a nosotros en los negocios nos han subido todos los precios.

–Si suben las materias primas y los costes energéticos... ¿la hostelería va a subir precios?

–Van a subir los precios, van a subir. Si viniésemos con pulmón... podríamos decir: “Aquí hay que aguantar”, pero no vienes con pulmón, estás ahogado. Hemos pedido una moratoria en los créditos ICO y no porque no queramos pagar, sabemos que hay que pagarlo y lo vamos a hacer, pero estamos en un sector que viene de la UCI, que se estaba recuperando y que, ahora, vuelve a coger catarro.

–¿Este catarro lo puede matar?

–A muchos sí. Cuando en 2020 empezaron los cierres por el virus alertamos de que iban a cerrar definitivamente algunos negocios. Nos acusaron de alarmistas y, desgraciadamente, no nos equivo­camos.

–¿Tienen miedo a que se retraiga el consumo con la inflación?

–Claro. Vamos a estar muy pendientes. Tanto el que tiene dinero como el que no lo tiene está pensando que tiene que ahorrar. Creemos que lo veremos y será fuente de análisis durante los próximos meses.

–¿El futuro es negro?

–No todo son nubarrones. Vamos a tener un buen verano, pero este sector necesita apoyo. No quiero ser siempre el pesimista, no quiero ser el presidente que siempre está a la contra y peleando. Espero que haya un cambio de tendencia, tenemos muchas familias detrás.

–¿Qué les pide a las administraciones?

–Echo en falta políticas económicas de apoyo al sector. Tenemos una viceconsejería que está haciendo promoción y eso no lo vamos a criticar, se está haciendo bien. Nos estamos posicionando bien. Pero por hacer esto bien no podemos dejar de ayudar al hostelero, al empresario del turismo... ¿por qué no hay políticas económicas? Creo que esta viceconsejería, que es muy nueva, debería tener más capacidad de presión en las direcciones generales. A la hora de negociar los fondos europeos nadie se sentó con nosotros. Unos fondos que estamos esperando por ellos y, al final, pasarán y no sabremos dónde están.

–¿Eso es así en otras regiones?

–Como estoy yo están en el ­resto de España. Pero a mí que los demás estén mal me preocupa poco y no me sirve de consuelo. Lo que quiero es que Asturias esté bien.

–¿Cómo están en materia de empleo?

–Se necesitan políticas activas y formación. La oficina de empleo tiene que ayudar y es la responsable de gestionar la adaptación a los puestos de trabajo y algo está fallando. Desde el ámbito nacional se está hablando de traer contingente extranjero para cubrir vacantes, pese al nivel de paro que tenemos. Hace falta un sistema de formación profesional dual. Llevamos pidiendo muchos años desde Otea un proyecto piloto. Nosotros creemos que el futuro debe ir por la formación dual, que el empresario pague por la enseñanza. Lo hemos dicho muchas veces.

–¿Hemos perdido la ventaja competitiva en el turismo que tuvimos con el mantra del destino seguro?

–Si tuviésemos un observatorio turístico podríamos verlo. Creo que Asturias se va a consolidar como ese turismo de experiencias y naturaleza, gente que busca cosas distintas. En los dos últimos años vino gente que no había venido nunca. Sin embargo, no nos podemos equivocar. Estuvimos mejor que el resto en que caímos menos que los demás, pero no tuvimos mejores cifras que Valencia, por ejemplo. Nosotros, con todos mis respetos somos cuatro gatos en el mapa turístico español, tenemos que ir a ese turismo gastronómico y ese turismo de calidad.

–Hay potencial.

–Tenemos unos recursos turísticos que no tiene nadie. Tenemos mucho que enseñar al turista, pero nos falta desde el punto de vista del Gobierno un apoyo para que vean a este sector como un potencial de crecimiento económico de esta región. Estuve en el “Ovetense del Año” a César Junco, un hostelero que es un orgullo, y todos los discursos iban a ensalzar al turismo y la gastronomía. Todo el mundo nos quiere, todo el mundo nos apoya, pero, al final, no nos ayuda nadie. El 12% del PIB en Asturias es el turismo, que no se le olvide a nadie.

–¿No les atienden?

–El consejero de Industria, por poner un ejemplo, en esta legislatura no se ha reunido con nosotros ni una sola vez. Que no dependemos de él, pero ¿dónde apoya el turismo? En la generación de empleo, en la despoblación... Hay mucho titular, pero no hay una política efectiva para un hostelero, son todo problemas. En los fondos de solvencia del Gobierno del Principado creemos que sobraron unos 30 millones de euros. No tenemos el dato porque no nos lo dan, pero esos son nuestros cálculos. Ese dinero se va a devolver al Estado, ese dinero que vino a Asturias se va a devolver. Todo el mundo habla del turismo, pero a la hora de defenderlo todos se escabullen.

–¿Cómo viene la Semana Santa?

–Creemos que va a ser buena, pero son tres días. El turismo rural está con mucha fuerza. Va a ser buena porque hemos hecho promoción, los precios están un poco por encima de los del año pasado, veremos como quedan...

–¿Un reto para el futuro inmediato?

–A nivel asturiano, el AVE. Y veo poca presión para conseguirlo en el 2023, hay que recordarlo en todos los actos públicos. Es fundamental para desestacionalizar el turismo y mejorar las conexiones de cara a los congresos. En Otea tenemos que seguir creciendo y ganando fuerza. A nivel particular quiero encontrar un relevo. Durante los próximos tres años quiero estimular a los empresarios asturianos a que cojan el testigo. Aunque está mal que lo diga yo, dirigir Otea es muy sacrificado. Las críticas aquí son despiadadas. Estos dos últimos años han tenido un desgaste personal y humano. Cada vez tengo menos paciencia y veo más que las administraciones no saben lo que es el asociacionismo. Se quejan de que no hay interlocutores válidos y, cuando los hay si el interlocutor te dice algo que no te gusta, en lugar de dialogar y consensuar su respuesta es, de entrada, un no.

–¿Cómo valora ahora las manifestaciones frente a la Junta contra los cierres por la pandemia?

–Fueron momentos muy duros y arriesgados, porque no sabíamos cómo iba a responder el sector. Mostramos una unidad del sector, pero echamos en falta a algunas instituciones que no nos apoyaron y que creo que se retrataron.

–¿A quién se refiere?

–Los sindicatos no estuvieron a la altura de las circunstancias. No estábamos defendiendo a los empresarios, defendíamos al sector. Lo mismo FADE, en aquel momento mis relaciones con la patronal no eran las idóneas. Lo que sí tuvimos fue el apoyo total de las tres Cámaras de Asturias. Me sentí orgulloso, sobre todo, por la imagen de unidad que le dimos al resto de España. Fuimos la comunidad que más exigió, que más peleó. Hicimos una defensa del ocio nocturno sin fisuras. Nos lo agradeció toda la cadena de valor.

–¿Qué consiguieron?

–Fuimos la comunidad que más ayudas consiguió, comparativamente, para el ocio nocturno. Las ayudas fueron pocas, pero si las comparamos con otros sitios han sido muchas. Tengo que decir también que el Gobierno no estuvo a la altura de las circunstancias. Nos dejaron colgados, nos faltó información. A base de esa presión y de luchar y estar en la calle conseguimos cosas y sensibilizamos. Tengo que reconocer que en el Principado hay una persona a la que admiro, Juan Cofiño. Siempre tuvo el teléfono descolgado y nos ayudó siempre.

Compartir el artículo

stats