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Armón: el astillero líder privado que nació de una carpintería de ribera

La familia dueña de Gondán, de Figueras, fue la fundadora de la actual empresa naviega y su propietaria durante nueve años | Las dos compañías compitieron en Vigo por las instalaciones de Barreras

La compañía naviega Astilleros Armón, convertida en el mayor constructor naval español de titularidad privada por capacidad instalada tras sumar a sus cinco sedes actuales las instalaciones del centenario astillero vigués Hijos de J. Barreras, ha alcanzado esa condición de liderazgo al cabo de 80 años de evolución a partir de un taller de carpintería de ribera con origen en los primeros años 40, luego convertida en cooperativa.

El nacimiento de la actual sociedad anónima Astilleros Armón se produjo en 1973 y su creación fue obra de la familia propietaria de su competidor Astilleros Gondán, de Figueras (Castropol). La dinastía Díaz, hoy encabezada por el presidente de Gondán, Álvaro Platero Díaz, fue la dueña de Armón durante nueve años (1973-1982). La salida de esta dinastía dio paso a la asunción de la empresa naviega por algunos de sus directivos.

Liderada en su nueva etapa por sus dos administradores solidarios (José Ramón Fernández García, presidente, y Laudelino Alperi Baragaño, primer ejecutivo y consejero delegado), Armón sorteó la grave crisis que convulsionó al sector en los primeros años 80 y aprovechó las debilidades de tres astilleros señeros (Construcciones Navales Santodomingo, de Vigo; Vulcano Gijón, de Gijón, y ahora Barreras, de Vigo) para alzarse con su propiedad y acrecentar sus dominios. Una vez descartada la opción de Marina Meridional, la liza por Barreras (el mayor dique privado del país) acaba de dirimirse entre Armón y Gondán, el constructor naval propiedad de la estirpe que fundó la sociedad anónima Astilleros Armón.

Origen

El origen remoto de Armón comienza en Puerto de Vega (Navia) al término de la Guerra Civil española como una carpintería de ribera que construía pequeñas embarcaciones artesanales. Es probable que esa actividad tuviera incluso antecedentes más antiguos.

Alperi oyó decir en los años 80 en el sector que el astillero naviego desaparecería en seis meses

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La mejora del entorno económico europeo y español en los años sesenta, agudizado en el caso nacional por la renuncia por parte de la dictadura a su ideario económico autárquico y nacionalista con la aprobación del Plan de Estabilización en 1959, y las ayudas oficiales otorgadas para promover la difusión del modelo cooperativo, crearon las circunstancias favorables para que el carpintero de ribera Celestino Fernández González reclutara a otros socios y promoviera el nacimiento en 1963 de la Cooperativa de Construcciones Navales Armón, que, en busca de una mejor localización y mayor disponibilidad de espacio, trasladó la actividad desde Puerto de Vega a la ría de Navia. Fue, en todo caso, un astillero nuevo pero modesto, dedicado a construir embarcaciones pesqueras pequeñas y medianas.

La cooperativa se disolvió diez años después, en 1973, cuando en Europa comenzaron a sentirse los primeros síntomas de la crisis estanflacionaria internacional, cuyos efectos se demoraron aún varios ejercicios en España. Ese año, el ingeniero naval Francisco Díaz Madarro, hijo del dueño de Astilleros Gondán, adquirió las instalaciones naviegas y constituyó la compañía Astilleros Armón SA.

Bajo su dirección, Armón pasó a hacer barcos de madera de hasta 30 metros de eslora y en 1975 inició la era del casco de acero. La muerte prematura de Díaz Madarro en 1982 introdujo un giro en los acontecimientos. La desaparición de su principal dirigente se produjo cuando Armón estaba concluyendo la goleta “Idus de Marzo”, de 33 metros y que al año siguiente realizó la primera expedición científica española a la Antártida.

Ese mismo año Armón había contratado como director financiero a un recién licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Oviedo, Laudelino Alperi, de 24 años, que había concluido sus estudios en 1980. La devaluación de la peseta el 8% el 4 de diciembre de 1982, nada más constituirse el primer Gobierno socialista de la posguerra, favoreció la consecución de algunos contratos en el exterior.

Venta por Gondán

En 1985, tres años después de la desaparición de Díaz Madarro, y ya en plena reconversión del sector naval (1984-1992), su padre, Francisco Díaz Martínez, dueño de Gondán, vendió Armón, que pasó a manos de sus gestores actuales.

En aquel periodo crítico de reconversión del naval, Alperi oyó decir en una de las muchas reuniones que hubo entonces entre empresas del naval y responsables del Ministerio de Industria que a Armón le quedaban seis meses de existencia.

La lucha fue tenaz, y Armón y Gondán sobrevivieron a aquel desafío erigiéndose en dos de los astilleros más competitivos de la industria naval española mediante un proceso evolutivo de apertura a nuevos mercados en el exterior, capacitación para afrontar nuevas tipologías de buques y la opción estratégica de acometer construcciones con mayor valor añadido.

En 1991, Armón constituyó la sociedad filial Auxiliar Naval en Puerto de Vega para fabricar embarcaciones de aluminio, en 1992 creó la subsidiaria Armón Burela (en Burela, Lugo) para construir barcos de hasta 70 metros, en 1999 surgió Armón Vigo tras la compra de Construcciones Navales Santodomingo, en 2009 fundó en Jarrio (Navia) Conformado y Corte, SA como proveedora de piezas de acero al grupo y a terceros; en 2011 compró la que fuera Juliana Constructora Gijonesa y ahora se queda con Barreras.

Armón ha entregado hasta ahora 966 buques, construye una veintena de unidades al año y da trabajo a unas 1.500 personas (900 en Asturias) entre empleo directo, indirecto e industria auxiliar.

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