ROSA AZA | Presidenta de Duro Felguera

"La ampliación de capital será el pistoletazo de salida para un futuro de Duro Felguera con fundamentos sólidos"

"Con el aumento de contratación hemos agotado las líneas de avales y la entrada de nuevos socios nos dará solvencia para acceder a más"

ROSA AZA, PRESIDENTA DE DURO FELGUERA.

ROSA AZA, PRESIDENTA DE DURO FELGUERA. / JUAN PLAZA

La junta general extraordinaria de accionistas que Duro Felguera celebrará el 13 de abril para aprobar la ampliación de capital que permitirá la entrada de los grupos mexicanos Prodi y Mota-Engil como nuevos accionistas de referencia de la compañía es "el pistoletazo de salida hacia un futuro asentado en fundamentos sólidos", señala la presidenta no ejecutiva de la ingeniería asturiana, Rosa Aza, economista gijonesa con largo recorrido en cargos de gestión. A su juicio, la ampliación, por un monto de 90 millones, dará "la vuelta a la compañía" y resolverá sus problemas. "Duro Felguera es una apuesta segura", sostiene.

Aza afirma que la dilución que supondrá la operación para los accionistas minoritarios se verá compensada por el aumento de valor de la empresa y confirma que se está negociando con el grupo estatal SEPI para aplazar la devolución de los 120 millones de ayuda pública recibida en 2021 para que la próxima inyección de recursos vaya en su totalidad a la potenciación del negocio y al impulso de la sociedad. Aza considera que Prodi y Mota-Engil son socios idóneos y que en el pasado reciente algunos de los grupos que se acercaron a Duro eran "buitres" en busca de "despojos" y "oportunistas" que intentaban quedarse con la empresa "por cuatro duros".

–Con un accionariado tan disperso, ¿confían en alcanzar el quórum necesario (25%) para la decisiva junta general del día 13?

–Sí. Tengo confianza porque los accionistas saben lo que significa esta junta.

–¿Por qué los accionistas deberían votar que sí a la ampliación de capital que permita la entrada de los inversores mexicanos Prodi y Mota-Engil?

–Porque estamos convencidos de que estos inversores aportarán valor y este aumento de valor va a compensar la dilución que la ampliación va a suponer para los accionistas actuales. No importa tanto el porcentaje del capital que tengas como el valor de la empresa sobre el que lo aplicas. Es más beneficioso un porcentaje menor sobre un valor muy superior. Y tenemos un plan de negocio muy ambicioso para llegar a 1.000 millones de contratación en 2028. En este tipo de empresas la contratación se convierte en ventas con un año o algo más de un año de demora. Esperamos una curva de crecimiento que aumentará a partir de la entrada de los nuevos socios. En los últimos dos ejercicios ya hemos hecho incrementos de la contratación del 100% anuales. En 2019 logramos que mejorara la contratación, pero no lo suficiente, y en 2020 la tendencia se truncó por el covid y el aplazamiento de las decisiones de inversión por los clientes. Contratamos 70 millones. Pero en 2021 más que lo duplicamos, hasta los 178 millones, y en 2022 volvimos a doblarlo: contratamos 348 millones

– ¿Por qué creen que la entrada de los nuevos accionistas va a impulsar el negocio?

–Porque tenemos un problema financiero tradicional y sobre todo de confianza. Con la reestructuración financiera firmamos una línea de avales por 80 millones con la banca, pero ya están casi agotados gracias a que ha aumentado la contratación. Para seguir contratando necesitamos más avales. Y con los nuevos socios, que tienen músculo y credibilidad financieros, reforzaremos nuestro capital y solvencia, lo que facilitará acceder a líneas adicionales. Además, son socios industriales y buenos compañeros para lograr más contratos. En África hay muchos países creciendo y con gran potencial, y ahí tiene gran experiencia Mota-Engil. Y México, donde operan ambos socios, es una oportunidad muy importante. Y no es lo mismo ir allí como un grupo español que con socios mexicanos. Son también muy buenos socios desde el punto de vista financiero, aportan sinergias y Prodi tiene una gran influencia en toda Latinoamérica, donde también hay mucho por hacer.

–¿Su entrada zanjará las dudas que pudiera inspirar Duro hasta ahora?

–Los problemas de Duro era de liquidez y solvencia, y también de reputación, derivado de la historia precedente. Creemos que esta dinámica se cortará con la entrada de socios, el aporte de capital y el adelanto del dinero mediante préstamos.

–¿Qué alcance tiene la condición de que no tengan que lanzar una oferta pública de adquisición (opa) por el 100% de Duro?

–La exención de opa es positiva. Una opa no refuerza la solvencia y liquidez de la compañía. Solo cambiarían de manos las acciones. La ampliación de capital es necesaria para dar vuelta a la compañía y resolver todos los problemas, incluida la crisis reputacional con clientes, proveedores y entidades financieras.

–¿Siguen los litigios y arbitrajes pendientes?

–Estamos saneando la compañía. Algunos problemas históricos de arbitrajes y litigios están resueltos. Otros no. Pero la lista va disminuyendo. Varios se han solucionado con acuerdos, y en los arbitrajes hay más resueltos de modo positivo que negativo. Y hay proyectos como el de Iernut (Rumanía) en los que hemos firmado un nuevo contrato tras resolver el anterior de mutuo acuerdo. El caso de Argelia estaba encarrilado, pero se complicó por la situación diplomática. Aun así, se va avanzando mediante acuerdos con el cliente, aunque con más dificultad. Tenemos allí a más de 300 personas trabajando, además de más de un centenar de proveedores. Es natural que el cliente esté descontento. El ciclo combinado debería haber estado listo en 2017.

–¿Cómo es la relación con clientes y proveedores?

–Cuando me sumé al consejo en 2019 porque me lo pidió el anterior consejero delegado, José María Orihuela, lo que nos encontramos era la desconfianza de clientes y proveedores. En los concursos nuestras ofertas siempre quedaban bien en la parte técnica, pero caíamos en la parte financiera, reputacional y de confianza. Con Orihuela hicimos un plan de ruta que nos trajo hasta aquí. Pero llegó la pandemia, la rotura de la cadena de suministros, la carestía de las materias primas, la guerra de Ucrania... Pero no nos hundimos. Los proveedores han tenido mucha paciencia. Solo podemos hablar positivamente de ellos. Muchos proveedores colaboraron. Hay que agradecérselo. Duro llevaba en problemas desde 2016, y con los proveedores desde 2012-2013. Se les ha ido pagando. No es agradable deber dinero.

–¿Los hay en Asturias?

–Unos cuantos. Parte de la deuda con proveedores está relacionada con Argelia y los acreedores son argelinos. La deuda a proveedores bajó este año de forma significativa y en cuanto tengamos más aire, se pagará más.

–¿Cómo han contribuido los trabajadores?

–Han sufrido muchos años de desgaste y aguantar esto es muy complicado. Tenemos el máximo reconocimiento y agradecimientos a los trabajadores. Su capacidad de resistencia permitió que Duro siga existiendo.

–¿El ERE se materializará con el despido de los 180 trabajadores pactados como cifra máxima o se quedará por debajo?

–Depende de la contratación. Cuanto mejor vaya la compañía, menos se aplicará. Lo ideal es que no lleguemos a esa cifra. El ERE fue la decisión más difícil y dolorosa, y con mucha diferencia. Pero para sobrevivir no nos quedaba otra opción que ser competitivos. No fue una decisión tomada alegremente. Yo hubiese estado encantada de no haber tenido que tomarla. Lo primero en lo que piensas es en las familias afectadas. Pero el objetivo fundamental es que no se hundiera la empresa. El objetivo de mantener Duro Felguera es por las personas que están detrás: los trabajadores, los proveedores y los accionistas son los que conforman la empresa. Los edificios, ni sienten ni padecen.

–¿Puede haber cansancio en el accionariado y desmotivación ante la junta?

–Llevan aguantando mucho tiempo y muchos ya acudieron a la ampliación de capital de 2018 y luego vieron cómo la acción perdía todo su valor. Su valor se esfumó. Contribuyeron a que ahora estemos en la vía de salida. La junta para aprobar la ampliación es el pistoletazo de salida hacia un futuro asentado en fundamentos sólidos. Hasta ahora estuvimos saneando. Y ahora se trata de volver a lo mismo. Miramos a largo plazo y estamos en el momento de asentar el éxito.

–¿Cómo es la relación con la SEPI, el Principado y la banca?

–SEPI y el Principado pusieron dinero y nos dieron tiempo para hacer el saneamiento y el acuerdo con la banca. Cuando se publicó el decreto del Fondo de Rescate (FASSE) vimos que era nuestra oportunidad para sanear la compañía y ponerla en mejores condiciones para atraer inversores. Hemos recibido apoyo de más instituciones, como las tres Cámaras de Comercio de Asturias. La banca confió en nosotros y esto permitió hacer la reestructuración financiera. Durante mucho tiempo se nos vio como una empresa "zombie", pero esta percepción ha ido menguando. Se hablaba de nosotros en términos peyorativos y esto lo utilizaban los competidores para llevarse los contratos. Había que demostrar que no lo éramos. También aparecieron oportunistas que veían la posibilidad de quedarse con la compañía por cuatro duros. Teníamos claro que queríamos inversores con músculo y que pusieran dinero, no alguien que viniera para quedarse con los despojos, cuando sabíamos que no había tales.

–La SEPI tiene dos representantes en el consejo de Duro. ¿Qué grado hay de entendimiento?

–Son socios fiables. Entiendo que su obligación es defender el dinero público y la recuperación de los 120 millones que nos dieron. Nos controlan mucho, como es su obligación.

–Ahora ha habido más inversores interesados que los mexicanos y algunos no descartan acercarse más adelante. ¿Cuentan con ello?

–En 2020 contratamos a Alantra para buscar inversores. Hizo un trabajo profundo y se habló con muchas empresas. La lista de inversores interesados fue creciendo a medida que mejoraban las perspectivas. ¿Hay más grupos interesados? Creemos que sí. Ya veremos en el futuro. Ahora estamos en esta operación. Y los nuevos inversores mexicanos tendrán mucho que decir sobre esas opciones.

–¿Prevén que los accionistas minoritarios acudan al tramo de la ampliación de capital reservada para ellos con carácter preferente?

–Espero y me gustaría que sí porque eso les permitiría participar en el éxito que va a tener la compañía por el aumento de su valor. Se lo merecen. Y espero que vean tan interesante la operación como la vemos nosotros. Nadie ha hecho objeciones a los nuevos inversores. Y esto también es muy importante. La mayor parte de los analistas lo ven positivo. Ya tenemos algunos votos telemáticos y algunas delegaciones de voto, pero aún no es suficiente.

–¿Les inquieta que la acción se esté moviendo en Bolsa por debajo de los 0,7661 euros por título, el precio de la ampliación?

–Me preocupa relativamente. Pero si se quiere hablar de la cotización, habría que recordar que cuando en abril de 2020 llegué a la presidencia no ejecutiva de Duro Felguera, la acción cotizaba a 0,23 euros. Cuando se aprobó el rescate por el Gobierno llegó a 1,37 euros. Ahora cayó [el viernes cerró en 0,7160 euros] por la perturbación financiera y bursátil. Además, Duro es un valor pequeño y la acción se mueve con poco dinero. Si comparamos la evolución de nuestra acción con el Ibex, la tendencia no es tan distinta. La crisis financiera actual no tiene nada que ver con la de 2008. Lo que se decidió en 2008 contribuyó a que la crisis fuese mayor. Sin embargo hasta los gobiernos liberales decidieron que con la crisis causada por la pandemia no se podía hacer lo mismo. Y el BCE ha vuelto a decir como en 2012 que hará lo que sea necesario. Nuestros accionistas pueden estar enfadados porque cayó la acción. Pero que miren otras empresas en Bolsa y comparen. Yo confío en que la gente sepa lo que quiere y lo que le interesa. Duro es una apuesta segura.

–¿Se está renegociando con la SEPI para aplazar la devolución de la ayuda y destinar todos los recursos que aporten los accionistas a impulsar el negocio?

–Hay siete años para devolverla, según el decreto, desde que se recibió la ayuda. Una parte de la ayuda se recibió en abril de 2021 y otra en noviembre. Así que el plazo de devolución es en abril y noviembre de 2028. Nos interesa retrasarla lo más posible. Se puede renegociar para ampliar el plazo. Estamos en ello.

–¿Qué plazos manejan para recibir los préstamos de Prodi y Mota-Engil por 90 millones, y para su posterior capitalización?

–Los préstamos, lo antes posible, pero necesitamos el visto bueno de la SEPI, Principado y entidades financieras porque los préstamos aumentarán nuestro endeudamiento. La ampliación de capital queremos culminarla antes de agosto, pero no sé si nos dará tiempo.

–La banca siempre exigió la entrada de inversores y capital. ¿Es receptiva a los inversores elegidos?

–Se nota que Prodi y Mota-Engil son grupos bien vistos por las entidades financieras. Son gente seria y tienen credibilidad para los bancos. Siempre estuvimos de acuerdo en que se necesitaban inversores. El problema era cuándo se hacía. Antes de la ayuda pública estábamos en peores condiciones para lograr el perfil de inversores que queríamos. Lo difícil fue mantener el tipo ante el intento de inversores sobre los que no teníamos clara su idoneidad, incluso gente con la mejor voluntad. Pero no valía cualquiera. Y no porque fuésemos exquisitos, sino porque teníamos suficientes fundamentos. Creíamos que éramos una empresa viable, pero con problemas de liquidez. Y aunque esto afectaba a la solvencia, no era un problema de solvencia.

–Hubo un momento en que la mayoría del consejo de Duro quiso pedir el concurso de acreedores.

–En el verano de 2020 hubo una situación muy complicada. Por agotamiento de los trabajadores, porque llegaban "buitres" –que veíamos que no era la solución–, porque hubo querellas.... Fue un momento muy difícil.

–En abril de 2021 se cambió al consejero delegado y llegó Jaime Argüelles. ¿Cómo lo vivió?

–El consejero delegado cambió por las razones que fueran. Pero era natural que al entrar la SEPI pudiera haber cambios.

–¿Cómo va la marcha de la sociedad este año?

–Es buena. La contratación tiene buena pinta para este año. Tanto los fondos de la UE como los de EE UU son una oportunidad. También lo es la descarbonización. Ya hemos contratado dos plantas de hidrógeno renovable. Es muy importante que ya tengamos referencias en un sector nuevo. Esto nos pone en una posición muy buena. Las referencias de Duro Felguera forman parte de su capital intangible. Estamos optando a otras líneas de metanol y amoníaco.

–¿Asturias está bien situada para aprovechar la descarbonización?

–Asturias tiene una enorme oportunidad con la descarbonización de Arcelor. No es lo mismo producir hidrógeno a pequeña escala que en grandes volúmenes porque en este segundo caso el coste unitario es menor. Y en Asturias hay una concentración de la demanda muy importante, lo que puede favorecer la obtención de hidrógeno más barato. Y esto es un factor de localización industrial.

–¿Cómo va el proyecto para eólica marina con el grupo Zima?

–Espero que salga y que tengamos una oportunidad clara. Estamos trabajando en ello. Siempre planteamos ir con un socio en este proyecto. El acuerdo previo ya lo tenemos.

–¿Cuánto pesa Duro Felguera en Asturias y cuánto hubiera repercutido su desaparición?

–Para la moral colectiva de Asturias que caiga una de sus empresas de referencia como Duro Felguera no es bueno. Esto es lo que da relevancia a una empresa: cómo afecta a las personas y a la sociedad por lo que significa. Hubiese afectado a la esperanza colectiva. Hay intangibles que afectan mucho a la sociedad en su conjunto. Estos valores hay que cuidarlos mucho. Afectan al sentimiento que conforman la esperanza de los sujetos. La responsabilidad de Duro Felguera es por ello muy importante. Y esto es un peso.

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