Asturias renquea en productividad, 3,3 puntos inferior a la media española

El predominio de las micropymes y la baja tasa de innovación son dos de las causas de que la región sea la décima en una variable determinante | La séptima comunidad que más divergió del promedio de la UE en este siglo

Mapa de Asturias con monedas de euro.

Mapa de Asturias con monedas de euro.

Javier Cuartas

La productividad de la economía asturiana (medida en euros por hora trabajada) se sitúa en el 96,7% de la media española y en el 86,4% del promedio de la Unión Europea, según un estudio de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) y del Consejo General de Economistas (CGE). El Principado se sitúa así en el décimo puesto entre las diecisiete comunidades autónomas, en un "ranking" que lideran País Vasco, Madrid, Navarra, Cataluña, La Rioja y Baleares por este orden. España tampoco destaca por su virtud en el contexto europeo: la productividad española apenas alcanza el 89,3% de la media de la UE.

La productividad es una variable clave para garantizar el crecimiento sostenible a largo plazo de la economía, el bienestar de la población y la mejora del nivel salarial. Que en Asturias la productividad relativa real diste 3,3 puntos porcentuales del promedio nacional y 13,6 del europeo tiene una particular incidencia, al igual que ocurre en el resto de las regiones envejecidas y con regresión demográfica.

Esto es así porque el aumento del producto interior bruto (PIB) se logra bien con una mayor utilización de los factores de producción, como la mano de obra y la inversión, o con un uso más eficiente y un mayor rendimiento de los recursos disponibles. Y el PIB per cápita es la resultante de la productividad (PIB generado por cada ocupado), la tasa de ocupados sobre población activa y el peso de la población activa en relación a la población total.

Con la menor tasa de ocupación (ocupados respecto a la población en edad de trabajar) del país, situada en el 44,83% frente al 52,05% de promedio estatal, y la más baja tasa actividad (personas en disposición de trabajar, estén ocupados o parados, sobre la población en edad de trabajar) de las comunidades autónomas (50,84% frente al promedio nacional del 58,99%), la progresión del PIB per cápita asturiano está mucho más supeditado a la necesaria mejora de la productividad, en tanto que las tendencias demográficas son mucho más lentas de revertir.

Asturias es además la segunda región, tras Castilla y León, con los trabajadores más envejecidos del país, según sendos estudios recientes realizados por Oxford Economics con la Universidad de Salamanca para el Centro Internacional sobre el Envejecimiento (Cenie) y por la Fundación Adecco. Esto implica que, salvo una fuerte inmigración, Asturias afronta un desafío de reemplazo de las huestes laborales a medio plazo. Y con una fuerza laboral decreciente, la productividad será aún más crucial para el crecimiento de la economía y de la prosperidad.

Tamaño de las empresas

El tamaño medio de las empresas es uno de los factores determinantes de la productividad. Se estima que una gran empresa duplica la productividad de una microempresa y una pyme mediana multiplica por 1,7 la de una micropyme, según una estimación que hizo años atrás el Círculo de Empresarios.

Asturias es la segunda región con mayor peso de las microempresas (hasta 9 trabajadores) tras Extremadura (96,38% del total) y la tercera (por detrás de Castilla-La Mancha y Extremadura) con más empresas que tienen menos de 50 empleos (99,5%). Por el contrario, es la décima comunidad por el peso de las grandes compañías (0,093%).

Si se toma en consideración el segmento de empresas de 10 a 49 trabajadores, Asturias persiste como la segunda con menor peso tras Extremadura, con el 3,125% del total de sociedades de la comunidad, mientras que en País Vasco y Navarra, dos de las tres regiones con mayor productividad, este colectivo supone más del 4%. En el rango de sociedades entre 50 y 249 empleados, Asturias mejora, pero se queda como quinta región con menor representación (0,454% sobre el censo empresarial propio), en tanto que País Vasco y Navarra casi duplican este peso, con tasas superiores al 0,8% en ambos casos.

En el caso de las grandes compañías (más de 250 empleados), Asturias es la sexta con menor concentración de este tipo de sociedades (suponen el 0,093%), por debajo de nuevo del promedio español (0,138%) y lejos de la cuota que presentan las regiones líderes.

En este caso vuelven a destacar Navarra (0,19%), País Vasco (0,169%), Cataluña (0,165%) y sobre todo Madrid, la segunda región con mayor productividad y que, por el efecto de capitalidad en la atracción de las sedes corporativas de grandes compañías nacionales y filiales de grupos extranjeros, concentra en este segmento el 0,263% del total de sus empresas, lo que casi duplica la media española (0,138%).

Innovación y desarrollo

El estudio de Fedea y CGE sitúa a Asturias a su vez como la quinta región con menor gasto en innovación y desarrollo (I+D) en relación al PIB, otro factor crucial para la mejora de la productividad. Y el informe anual sobre competitividad del CGE volvió a situar en diciembre la capacidad innovadora como el aspecto más débil de Asturias, que la sitúa en decimoquinto lugar de las 17 comunidades autónomas. Un informe de la Comisión Europea catalogó el año pasado a Asturias en el undécimo lugar de España por su posición en habilidades digitales de la población, empleo en sectores tecnológicos y gastos público y privado en I+D. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), Asturias solo aporta el 1% de la inversión española en innovación, casi la mitad de lo que representa la región en términos de PIB, y es la última comunidad, junto con Baleares, con menor porcentaje de empresas innovadoras (18,2%) en el segmento de las que tienen diez o más trabajadores.

Capital humano

Estos factores no se ven suficientemente compensados por el hecho de que Asturias sea la quinta región por la disponibilidad de capital humano y también la quinta con mayor porcentaje de ocupados altamente cualificados, así como por gasto en formación por trabajador tras País Vasco, Navarra, Cataluña y La Rioja.

Evolución

En relación al promedio europeo, Asturias fue la séptima región que acumuló mayor retroceso (casi el 7%) en el crecimiento medio de la productividad real entre 2000 y 2022. En ese periodo sólo convergieron con la UE Navarra, en menor medida País Vasco y muy ligeramente Galicia y Castilla-la Mancha. Asturias fue la novena región que más divergió en 2000-2007, la cuarta que menos convergió en 2007-2013 y la novena que más se descolgó en 2013-2022.

El componente que garantiza la progresión sostenible a largo plazo de la economía

Asturias, décima comunidad por la productividad de su economía, ocupa una posición muy similar (undécima) en generación de PIB por habitante, pese a que es la sexta región con mayor renta per cápita, a lo que contribuyen las prestaciones por pensiones públicas y otras transferencias. En expresión muy genérica, el PIB equivale a la cifra de población multiplicada por la productividad. Si ambas renquean, la resultante no puede ser brillante. El valor añadido de las actividades predominantes es otro componente crucial. El avance del PIB se sustenta así sobre el crecimiento de la fuerza laboral, el incremento de la inversión y la mejora de la productividad. Pero de todos ellos, el determinante a largo plazo del crecimiento económico son las ganancias de la llamada productividad total de los factores, que es la que permite aumentar la riqueza generada en un mismo tiempo de trabajo, al margen de los factores productivos empleados, y que se suele interpretar como una aproximación a la medida del progreso técnico y también como un indicador de eficiencia en el aprovechamiento del trabajo y el capital. Se considera además que la productividad no sólo es la garante de un crecimiento sostenible a largo plazo, sino que es también la variable que puede respaldar un incremento de los salarios. Se suele decir que un territorio en el que crezcan los salarios sin que lo haga la productividad se verá abocado en algún momento a un ajuste, bien a través de la emigración o de la transferencia de rentas.

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