Serie "El relevo" | Bárbara Brun Becerra y Miguel Brun Bulnes Directora de Calidad y director de Logística de Vallas y Casetas Brun

"Entre las nuevas generaciones de las empresas hay mucho talento y arraigo en Asturias"

"Somos de los primeros del sector en el norte del país, y ahora nos expandiremos con una nueva delegación en Castilla y León"

Miguel Brun Bulnes y Bárbara Brun Becerra, junto a la sede de la empresa, en el polígono del Espíritu Santo.

Miguel Brun Bulnes y Bárbara Brun Becerra, junto a la sede de la empresa, en el polígono del Espíritu Santo. / MIKI LÓPEZ

Yago González

Es una simpática paradoja que una empresa dedicada a delimitar terrenos con vallas y guarecer a trabajadores en pequeños recintos se encuentre en plena expansión de sus fronteras. Así está sucediendo en Vallas y Casetas Brun, el grupo creado a comienzos de los años setenta por el ovetense Emilio Brun Granda (1930-1995) y que en sus comienzos se enfocó en alquilar cierres de obra –esto es, las cercas que perimetran un espacio en construcción– y casetas para materiales y operarios. Medio siglo después, dos de los nietos del fundador, Bárbara Brun Becerra (Oviedo, 1987) y su primo Miguel Brun Bulnes (Oviedo, 1993), están tomando ya las riendas de la compañía, que cuenta con delegaciones en Galicia y Cantabria y que ultima su desembarco en Castilla y León.

Desde su sede central en el polígono ovetense del Espíritu Santo, la tercera generación de la familia comanda un grupo diversificado, compuesto por tres sociedades: Vallas y Casetas Brun, dedicada al alquiler y venta de módulos prefabricados y cierres metalizados; Sanibrun, especializada en sanitarios portátiles, y Punto Kilométrico 0, participada por otras empresas del sector y centrada en maquinaria como camiones pluma, grúas móviles autopropulsadas y plataformas elevadoras. Bárbara y Miguel hablan con LA NUEVA ESPAÑA dentro de la serie quincenal de entrevistas que, bajo el título de "El relevo", presenta a las nuevas generaciones de las principales empresas familiares de Asturias.

–¿Cuánto tiempo llevan en puestos directivos?

Bárbara Brun: Yo me incorporé hace tres años y medio, y Miguel, hace año y medio. Ahora mismo, estamos en una transición dentro de la empresa. Tenemos unos protocolos de sucesión muy bien planificados, pero en este momento estamos conviviendo la segunda y la tercera generación. Yo soy la responsable de Calidad, por lo que mi misión es que todo salga en perfecto estado, y cualquier posible incidencia de los clientes pasa por mí. Además, me encargo del día a día de la empresa.

Miguel Brun: Yo también estoy muy implicado en el día a día, pero al frente más específicamente de todo lo relativo a la logística: dirección de trabajadores, camiones, entregas, recogidas... Es un poco la columna vertebral del negocio, porque es básico saber qué producto tienes que recoger, dónde y cuándo entregarlo y saber coordinarlo todo.

–¿Comenzaron a trabajar en la empresa después de licenciarse?

–B. B.: No, porque los protocolos familiares obligan a tener una experiencia de al menos cuatro años en otras empresas. Es cierto que conocemos casos de empresas familiares con incorporaciones inmediatas que han sido exitosas, pero nosotros preferimos optar por otro modelo. En mi caso, al principio me planteé estudiar Publicidad en Segovia, pero finalmente me decanté por Ciencias Empresariales en la Universidad de Oviedo. Me llamaba mucho la atención el mundo de la gestión empresarial, porque inevitablemente te influye el ambiente de lo que vives en casa. Tras licenciarme, hice dos másteres de Auditoría Fiscal y Contabilidad en el Colegio de Economistas de Asturias. Hice prácticas en banca y trabajé en un despacho de abogados, Lener, y después en BMW. Miguel y yo hemos hablado mucho de todo lo que aprendimos esos años, tanto a nivel profesional como personal.

–M. B.: Sí, porque no sólo aprendes a realizar un trabajo concreto, sino a manejarte en la propia vida. Yo estudié Economía, también en Oviedo, y luego me fui un año a Londres a trabajar, aprender inglés y ahorrar. Después estudié un máster de Asesoría Empresarial en Madrid y de ahí regresé a Oviedo, donde estuve seis años como auditor financiero en PwC.

De izquierda a derecha, y de menor a mayor edad: Carlos, Luis, Fernando, Francisco y Emilio Brun, hijos del fundador de la empresa, Emilio Brun, en una imagen de los años noventa.

De izquierda a derecha, y de menor a mayor edad: Carlos, Luis, Fernando, Francisco y Emilio Brun, hijos del fundador de la empresa, Emilio Brun, en una imagen de los años noventa. / Yago GonzálezY. González

La empresa

  • Más allá de las obras. Brun surgió en los años 70 dedicándose a vallas para obras. Desde entonces, la empresa ha ido incorporando clientes de sectores como la industria, el comercio o los eventos.
  • 35 empleados. Es la plantilla total, sumando sus delegaciones de Asturias, Galicia, Cantabria y, en breve, Castilla y León.
  • 4.000 módulos. Es el stock aproximado de módulos y contenedores para alquiler de que dispone la compañía.
  • 14.000 metros cuadrados. Esta es la superficie de las nuevas instalaciones que la empresa tendrá en Palencia, el doble que las de Oviedo.
  • 6 millones de euros. Dentro del grupo, la facturación de la empresa Vallas y Casetas Brun superó esta cantidad en 2023.

–¿Cómo ha evolucionado el negocio de Brun desde su origen?

–M. B.: Nuestro abuelo había fundado varias empresas de diversos sectores, como el transporte, y al final la que mejor resultados cosechó fue una llamada Comercial de Vallas. En aquellos años había mucha construcción y mucho vallado, por lo que observó que también las casetas podrían ser un producto muy demandado. Así que empezó a comprarlas y alquilarlas. Sus hijos –de los cinco que tuvo, cuatro se dedicaron al negocio– fueron los que desarrollaron más la empresa. Empezaron a diversificarse más allá del sector constructor y a ofrecer casetas que no sólo fueran el típico comedor o vestuario para los trabajadores, sino que fueran adosables para poder ubicar oficinas, despachos... Es decir, módulos de uso multidisciplinar.

–¿Qué tipo de clientes tienen?

–B. B.: Las cuatro patas del negocio son construcción, industria, obra civil y eventos, estos últimos especialmente en verano. Los eventos son una actividad "in crescendo" y ahí, por ejemplo, nuestra división de sanitarios portátiles tiene presencia en festivales de música como el Riverland, el Aquasella, el BBK o el Reggaeton Beach Festival. También hacemos todos los eventos del verano en Gijón. Para ese tipo de actos, los clientes suelen pedir un "pack" completo de módulos de camerinos, aseos, suelos...

–M. B.: Aunque la mayor parte de nuestros clientes son empresas privadas, también trabajamos muchos con ayuntamientos y empresas públicas como Tragsa.

–¿Cómo están posicionados dentro del sector?

–M. B.: En la zona norte de España, muy bien: en Asturias somos los primeros en el sector, y en comunidades como Galicia o Cantabria también estamos entre los primeros puestos. A nivel nacional hay empresas más grandes que suelen ser multinacionales. Este es un sector en el que te defines por cuántas delegaciones territoriales tengas, porque a fin de cuentas lo que determina que consigas o no entrar en una obra es el transporte. Es decir, el factor decisivo es lo que me cueste llevar 40 o 50 módulos a Huelva.

–B. B.: Queremos crecer, pero sin dejar de ser empresa familiar. Ahora estamos preparando la apertura de una delegación en Venta de Baños (Palencia). Está prevista para el mes que viene. Miguel se desplazará allí para coordinarlo todo durante los primeros meses.

–M. B.: Al final, es un crecimiento al que nos ha llevado el propio mercado. Empezamos en Asturias, abrimos sede en Cantabria y Galicia al comprobar que teníamos mucho trabajo allí, y ahora lo haremos en Castilla y León. Estábamos cubriendo esa comunidad desde las otras tres delegaciones, pero ya no dábamos abasto. La de Palencia será nuestra parcela más grande con diferencia: 14.000 metros cuadrados. Nuestra estimación es, con el tiempo, que acaben trabajando allí unas 15 personas.

Una cinéfila fan de Clint Eastwood y un oviedista montañero

Bárbara Brun Becerra y Miguel Brun Bulnes pertenecen a una familia, como dice el segundo, «de Oviedo y del Oviedo». Nacidos ambos en la capital asturiana, Bárbara se educó en el colegio Palacio de Granda, y Miguel, en el San Ignacio. Casada con el arquitecto Carmelo Álvarez-Arango, Bárbara espera su primera hija para el mes de julio, por lo que afronta los últimos meses de trabajo antes de estrenar maternidad. Entre sus aficiones, heredadas de su padre, destacan especialmente el cine (su director favorito es Clint Eastwood, del que escoge como película predilecta «Million Dollar Baby») y la música de los años 70 y 80, con artistas como Elton John, Fleetwood Mac o Bruce Springsteen. Por su parte, Miguel, con pareja desde hace años, es seguidor del Real Oviedo y le gusta el montañismo y disfrutar del paisaje y la gastronomía asturiana.

–¿Contemplan meterse en el subsector de las viviendas modulares, que está en auge?

–B. B.: De momento no. Aquí aplicamos mucho la frase de "zapatero a tus zapatos". Nos gusta a lo que nos dedicamos, es lo que sabemos hacer y nos va bien. Para la vivienda se necesita un departamento técnico mucho más potente que atienda las necesidades particulares de cada cliente, porque es un producto mucho más a medida. Implica una complejidad que no podríamos abarcar ahora mismo con nuestro volumen de trabajo.

–¿Cómo valoran Asturias como territorio para la actividad empresarial?

–B. B.: Toda nuestra familia es asturiana, hemos pasado la mayor parte de nuestra vida aquí y apostamos por Asturias en todos los sentidos. Y en las nuevas generaciones de las empresas familiares veo mucho talento, mucha preparación y mucha implicación en el negocio, con independencia del puesto que desempeñen. Y todos, insisto, apostamos por Asturias, hay mucho arraigo. Aunque a veces no es fácil.

–M. B.: En general se ven brotes verdes en Asturias, en el sentido de que las cosas empiezan a funcionar de otra manera. Por señalar algún problema, aunque es común a todo el país, necesitamos profesionales de los oficios tradicionales: fontaneros, electricistas, albañiles, transportistas... Los de nuestra generación caímos un poco en la exigencia de estudiar una carrera universitaria sí o sí, y desde el punto de vista de nuestros padres era algo entendible, pero ahora mismo habría que promocionar más la Formación Profesional.

–Bárbara, usted es desde 2022 la presidenta del Fórum de Jóvenes de la Asociación de la Empresa Familiar Asturiana (Aefas). ¿Por qué se metió en ello?

–B. B.: Empecé a participar en el Fórum antes de trabajar en Brun. Nuestros padres y tíos se asociaron a Aefas y nos sugirieron colaborar con el Fórum para formarnos y aprender aspectos como, por ejemplo, la sucesión. A mí me llamó la atención porque me gusta mucho la parte social e interactuar con las personas, así que empecé a ir a casi todas las actividades como asistente. En un momento dado, en Aefas algo vieron en mí y me lo propusieron. Y dije que sí, porque me parecía una oportunidad excelente.

"Entre las nuevas generaciones de las empresas hay mucho talento y arraigo en Asturias"

De izquierda a derecha, y de menor a mayor edad: Carlos, Luis, Fernando, Francisco y Emilio Brun, hijos del fundador de la empresa, Emilio Brun, en una imagen de los años noventa. / LNE

El "repóker" masculino de la segunda generación: los cinco hijos de Brun

El fundador de la empresa, Emilio Brun Granda, tuvo cinco hijos varones (Emilio, Francisco, Fernando, Luis y Carlos), de los que cuatro (todos excepto Emilio, que se dedicó al sector financiero) han trabajado en el negocio familiar. Por lo tanto, la segunda generación de Vallas y Casetas Brun ha sido 100% masculina. Bárbara es hija del segundo, Francisco, ya jubilado, y Miguel es hijo del tercero, Fernando, actual gerente de la compañía. "En principio, será el próximo en jubilarse", señala el joven directivo. "Ni Miguel ni yo hemos sentido nunca ninguna presión de nuestros padres para trabajar aquí", asegura su prima. "Sí que hemos vivido el ambiente de empresa en la familia, porque hemos visto a nuestros padres y tíos dedicándose a ello desde siempre. Pero siempre fueron muy explícitos en que eligiéramos nuestro propio camino, aunque, por supuesto, siempre estarían las puertas abiertas de la empresa", señala. "Tenemos todos un gen muy parecido, somos una familia muy unida", afirma Bárbara, que confía "plenamente" en su primo, y viceversa.

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