Sale Canteli en las elecciones de Oviedo a pecho descubierto, envalentonado porque se ve fuerte y también señalado. Es un todos contra uno, con el alcalde en el punto de mira de los animosos aspirantes, embarcados en una campaña de guante blanco. Le miran pero no atacan, con la duda de si el socialista Llaneza tendrá el suficiente empuje y qué pasará en la otra izquierda, la de Podemos, que parece haber perdido el punto guerrillero de los inicios, y la del veterano Llamazares y sus aires de reunificación. Cs llega en caída y el renovado Vox apuesta por el tirón de la marca.