Tarragona

Las alarmas se han desatado: los responsables de la central nuclear de Ascó (Tarragona) han admitido la existencia de partículas radiactivas tanto en el exterior como en el interior de la planta. La hipótesis más probable es que procedan del sistema de extracción y filtración de aire. El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) aseguró que «las repercusiones del suceso están muy por debajo de los límites establecidos».

La detección de las partículas en cuestión se comunicó ayer al CSN, después de que los responsables de la planta las encontraran en la unidad I, en la terraza de los edificios de combustible, auxiliar, de control, de turbinas y zonas adyacentes. Efectivos de la central están retirando las partículas a medida que se van localizando, y «peinan» las zonas exteriores en la dirección de los vientos dominantes. El CSN ha desplazado hasta Ascó a un equipo de inspectores.

Desde la planta aseguran que la hipótesis «más probable» es que las partículas procedan del sistema de extracción y filtración de aire del edificio de combustible. Este sistema se contaminó durante las operaciones de limpieza al finalizar la recarga de combustible de la unidad I en noviembre. La radiactividad total de las partículas encontradas apunta a que la «cantidad de actividad vertida al exterior» fue «reducida» y, en la situación más desfavorable, daría lugar a dosis «muy por debajo de los límites legales establecidos» para los trabajadores, la población y el medio ambiente.

Pero Greenpeace denuncia que la situación es mucho más grave de lo que el CSN quiere reconocer y que se han detectado niveles importantes de radiactividad, de por lo menos cinco curios, de cobalto, manganeso y otros elementos, en tejados y vallados exteriores. En esta misma línea, el diputado en funciones de ICV-EUiA en el Congreso, Joan Herrera, expresó su preocupación por la situación, denunció la «actitud muy grave» del CSN y puso en entredicho el control que ejerce ante este tipo de plantas.