El ejemplo más cercano de desarme de una organización terrorista lo tenemos en Irlanda del Norte. El complejo desmantelamiento del IRA arrancó en 1998 y se prolongó durante siete años, aunque en el caso de ETA el proceso sería, en principio, más sencillo.

La entrega de armas del denominado Ejército de la República Irlandesa arrancó con la firma de los Acuerdos de Viernes Santo, el 10 de abril del año 1998. Sin embargo, el IRA no renunció al uso de la violencia hasta 2005.

Estos acuerdos fueron firmados por los gobiernos británico e irlandés y ratificado por los principales partidos norirlandeses. Asimismo, los propios irlandeses dieron su visto bueno en un referéndum. El texto aprobado exigía la renuncia a las armas de los terroristas e impedía el acceso a cargos públicos a personas que hubiesen estado vinculadas a hechos violentos.

Fue en mayo de 2000 cuando el IRA anunció su intención de entregar el arsenal que almacenaba de forma "completa y verificable". Los verificadores del proceso, la llamada Comisión Internacional Independiente de Desarme -integrada en su mayoría por militares-, supervisaron hasta cuatro entregas de armas.

El desarme se completó en 2005 y fue corroborado por Londres tres años más tarde, dando así por desmanteladas las bases militares del IRA y por finalizados los Acuerdos de Viernes Santo en lo que a lucha armada se refería.

Pero todo el proceso que llevó a la desintegración del IRA se desarrolló en el más absoluto secreto, lo que generó suspicacias. "No se hizo ninguna fotografía o grabación de los procesos de entrega y destrucción de armas, ni se hizo un listado público del armamento entregado, precisamente para evitar que algunos de los grupos armados tuvieran la sensación de derrota o de humillación", comenta en un artículo Vicenç Fisas, director de la Escuela de Cultura de Paz, Universidad Autónoma de Barcelona.

El responsable de la Comisión, un general canadiense, anunció que el arsenal entregado incluía un millar de rifles, dos toneladas de explosivos, siete misiles tierra-aire y una veintena de vehículos pesados. Todo este material fue destruido, aunque se especula con la posibilidad de que el IRA revendiera parte de su armamento a otros grupos terroristas.