El presidente no ejecutivo de Unipost Anton Raventós ha señalado que ni él ni su primo Pau, máximos responsables de la empresa, sabían que el material electoral del 1-O estaba en la nave central de Terrasa (Barcelona), pese a que un directivo fue a recogerlo personalmente en un polígono industrial.

Anton Raventós, presidente no ejecutivo de Unipost, ha explicado al tribunal del 'procés' que se enteró por la prensa de la incautación por la Guardia Civil del material electoral, como también le ocurrió al entonces director general, Pau Raventós.

Ello contradice la versión de la Guardia Civil que en un informe al juzgado del 1-O señala que un ex alto cargo del Govern consensuó con Pau (imputado en este juzgado) una guía sobre cómo actuar si las autoridades les pedían explicaciones sobre esos encargos.

Pero hoy su primo ha dicho que no sabían nada. "Lo comentó en el Consejo de Administración, él dijo que no sabía que había material electoral dentro de la nave", ha apuntado Antón, en línea con lo manifestado por otros empleados, que no supieron que ese encargo eran para el referéndum hasta el registro del 19 de septiembre.

No obstante, un directivo de Unipost reveló en la vista que acudió un sábado de septiembre a un polígono de Barcelona a un encuentro con unos "transportistas" que le entregaron tres palés con las miles de certificaciones de las mesas electorales con el logotipo de la Generalitat.

Tampoco el responsable financiero Xabier Barragan sabía de la existencia de este encargo de 5,6 millones de tarjetas censales y 56.000 certificaciones, pero si de las cinco facturas proforma por casi un millón de euros que se generaron dentro de un contrato marco con cinco departamentos de la Generalitat.

Lo que ocurre, ha precisado, es que no servían para cobrar ni justificar nada, porque él intuía que era simplemente "un presupuesto", aunque luego ha matizado que sí se envió una factura por ese importe a la Generalitat que fue rechazada dos veces.

Y como todos los responsables de la empresa que han comparecido hasta la fecha, ha dejado claro que el servicio no se realizó porque "se dio orden de paralizar los envíos y de no tramitarlos" ya que no había orden de entrega.

Sin embargo, la Guardia Civil sostiene que existen cinco notas de entrega con el sello original de salida de cada uno de los cinco departamentos, que constituían el pedido oficial de la Generalitat para este servicio a esta empresa postal.

El jefe de zona no sabía "el motivo del envío"

Quien sí intuía de que se trataba ese encargo era Rafael Ramírez, jefe de zona del Eixample de Barcelona de Unipost, que ha dicho que "oficialmente" no sabía el motivo del envío.

"Pero era vox populi que nosotros íbamos a repartir lo que íbamos a repartir. Pero no por nada, porque éramos los que repartíamos todos los envíos de la Generalitat", ha relatado al tribunal.

Al respecto, ha afirmado que había empleados a quienes les indignaba bastante la inquietud por ese encargo, pero dado que "estaban en una penosa situación donde los empleados cobraban mal" entiende que la empresa accediera a realizar ese trabajo. "Hubiera enviado veneno, porque ya le digo que no cobrábamos al día".

El testigo ha explicado que las oficinas de Barcelona estaban esperando el envío de la sede central para proceder al reparto, para lo cual debían hacerlo de "forma urgente, con la máxima prioridad" y dedicando todos los recursos disponibles para cumplir con esa orden, si bien "no llegó nada" de las oficinas de Terrasa.