Crónica parlamentaria

Sánchez encuentra una manera de escapar de la ley del sólo sí es sí: él mismo

"Yo me hago responsable". Así, en primera persona, enumera el presidente los logros sociales y económicos del Gobierno con el objetivo de zafarse de la polémica de la ley del 'sólo sí es sí', un "problema", no obstante, aunque un problema que, como todos a los que se enfrenta, se empeña en resolver

Pedro Sánchez, en su escaño del Congreso.

Pedro Sánchez, en su escaño del Congreso. / EFE

Ángel Alonso Giménez

Hay políticos que dominan como nadie el arte de la fuga. Por ejemplo, el ministro de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños. Le ha preguntado el portavoz del PNV, Aitor Esteban, con tono desafiante: “¿Va a presentar el Gobierno una modificación de la ley del CNI? ¿Sí o no?”. Pregunta clara, directa, el aliento sobre el cogote, que el diputado vasco estaba justo en el escaño superior.

Respuesta de Bolaños: “El compromiso democrático del Gobierno es indudable. Las políticas de regeneración democrática que comenzamos a aplicar en 2018 están dando sus frutos. El ránking de The Economist sobre calidad democrática pone de manifiesto que la democracia en España sube, y no sube todo lo que podría porque el PP incumple la Constitución (por el bloqueo del Consejo General del Poder Judicial). Lo que le digo es que el compromiso con la regeneración democrática y con el Estado de Derecho es indudable”. Fin.

¿Ven ustedes la respuesta a la pregunta de Esteban por algún lado? 

Bolaños es hábil en el arte de la fuga. A decir verdad, son hábiles muchos políticos y políticas. Hay maneras y maneras de escabullirse del asedio de la oposición y hasta de los medios de comunicación. En el Congreso se ven cada día dos. Se ven tanto que aburren un poco. Una: el PSOE se escapa de las preguntas incómodas con ataques al PP. Dos: el PP se zafa de las cuestiones delicadas con ataques al Gobierno, y si es a Sánchez, mejor.

Pero este miércoles, Sánchez, precisamente Sánchez, ha practicado otra manera de escapismo. Arte de la fuga en un terreno inusual. Una vía de escape muy concreta, muy gráfica además, y hasta interesante: él mismo.

“Me hago responsable”

Comenzó fuerte la sesión de control del Congreso al Gobierno, la primera del año. La portavoz del PP, Cuca Gamarra, no se anduvo con rodeos. Mezcló la polémica por la aplicación de la ley del ‘sólo sí es sí’ con el caos de los trenes que no caben por los túneles de Asturias y Cantabria y soltó: “Usted preside un Gobierno que es una chapuza y un esperpento y aquí no dimite nadie”. 

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Agencia ATLAS / Foto: EP

A continuación, reprodujo la pregunta registrada para la sesión de control. “¿Es responsable de los actos de su Gobierno?”.

Y entonces el presidente se explayó: “Tengo por costumbre dar la cara y asumir la responsabilidad de las acciones de Gobierno cuando acertamos y cuando no acertamos. Es verdad que cuando la inflación estaba dos puntos por encima de Alemania era culpa de Sánchez, y ahora que está tres puntos por debajo, pues debe ser mérito del Espíritu Santo”.

En estas frases aparecen dos elementos llamativos. El primero es ese “cuando no acertamos”. ¿Atisbo de autocrítica? El segundo está en referirse a uno mismo con el nombre propio, o sea, hablar de uno mismo en tercera persona. 

El líder del PSOE prosigió: “Me hago responsable de las acciones del Gobierno, como el mayor escudo social (...) Me hago responsable de un Gobierno feminista que defiende los derechos y libertades de las mujeres frente a ustedes y frente a los ataques de la ultraderecha. Me hago responsable del despliegue de 45.000 millones en políticas sociales para hacer frente a los efectos de la ‘guerra de Putin’. Me hago responsable de exportar la excepción ibérica (...) Responsable de haber dignificado las condiciones laborales, de haber revalorizado las pensiones conforme al IPC, de haber subido el SMI conforme a la Carta Social Europea”.

De momento, nada de autocrítica. Prosigamos. “Yo doy la cara. Cuando hay un problema, me empeño en resolverlo”. Luego deslizó una “pullita” al PP, en donde con frecuencia hacen eso de “tirar la piedra y esconder la mano”, según sus palabras.

Ni una sola alusión más a la ley del ‘sólo sí es sí’. Nada. Gamarra lo intentó en la segunda intervención. “Su prioridad no es proteger a las mujeres; su prioridad es protegerse usted”. No logró nada. El presidente no se movió de su vía de fuga. Ni hizo autocrítica.

Llop: un "yo" más directo

El presidente se zafó así de la trampa de la jornada. Como es poco probable que el director de la Organización Panamericana de Salud, Jarbas Barbosa da Silva, con quien se ha reunido este miércoles, haya puesto en la mesa de la Moncloa el asunto de la ley del ‘sólo sí es sí’, y como quiera que en el acto de media mañana en la Real Fábrica de Tapices, sobre emprendimiento, no se comente el tema, pues puede decirse que Sánchez se escabulló de la repercusión de la norma más polémica de la legislatura empleando sólo una palabra para referirse a la norma más polémica de la legislatura: “problema”.

Así que había que mover el foco del interés a la ministra de Justicia, Pilar Llop, quien en la entrevista publicada este miércoles en el diario El País ya dejaba entrever que el empleo de la primera persona está en boga en el argumentario del Ejecutivo: “Yo soy la responsable” de la proposición de ley registrada por el PSOE en el Congreso el lunes pasado, afirma en la entrevista.

Marga Prohens, diputada del PP por Baleares, contó en su pregunta el caso (horrible) de un delincuente sexual que se ha visto beneficiado ahora por la revisión de las penas que ha provocado la ley del ‘sólo sí es sí’. La ministra, con voz temblorosa, dijo: “Lo que cuenta, como profesional, me llega al alma. No es algo que haya leído en los periódicos, no, son agresores que he tenido que ver cara a cara en mi otra vida, en mi vida profesional como magistrada”.

Más primera persona. “Reconozco la gravedad de la situación. Tenemos que actuar por las víctimas (...) Hemos actuado desde el primer momento, hemos estudiado resoluciones, la reacción de la Fiscalía, cómo resolvía el Tribunal Supremo (...) Entendimos que el foco del problema era la rebaja de penas, ahí hemos actuado”.

Manuel y "Sinsinati"

Por si ha quedado alguna duda sobre la consigna argumental de Moncloa, unas palabras de Nadia Calviño minutos después de las intervenciones de su jefe en el hemiciclo del Congreso: “Tenemos un presidente del Gobierno que da la cara, aborda los problemas y los resuelve”. 

El resto de la sesión de control ha dejado píldoras. Ni rastro de la bronca de ocasiones pasadas. Mejor así. Se ha sabido que la vicepresidenta primera, ministra de Economía, hace la compra. “La compra de mi casa refleja la bajada de los precios”, ha dicho. El portavoz de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, no se lo ha creído: “Los españoles, cada vez que van a la compra, pues ellos van, no como usted, saben que los precios están subiendo”. 

Se ha sabido que Inés Arrimadas conoce a un tal Manuel, representante de esa “España invisible” que es la clase media que ni recibe ayudas, ni se beneficia de la subida del SMI y, en cambio, no hace más que pagar impuestos. Se ha sabido que para la diputada de Vox Inés Cañizares el “no” del rey de Marruecos a recibir a Sánchez en la reciente cumbre de Rabat se escuchó hasta en “sinsinati”, que es Cincinnati, la ciudad de Ohio (EEUU).

Y se ha confirmado que la parlamentaria del PP Ana Belén Vázquez anima a su bancada. Estaba la sesión en un momento valle hasta que llegó ella. Tenía pregunta a Fernando Grande-Marlaska, ministro de Interior. Era una cuestión sobre el cese de un alto cargo de la Guardia Civil en Melilla, pero introdujo un ataque verbal por la ley del sí es sí. Se centró en el cese, sí, con su habitual contundencia. El ministro se hizo un Sánchez antes de explicar su papel en dicha destitución: “La cadena de mando soy yo”. Y luego, sí, lo aclaró.