Análisis

Pedro Sánchez, en el laberinto de sedientos, insaciables y corruptos

La intervención tajante de María Jesús Montero el 24 de febrero indicando a José Luis Ábalos la puerta de salida fue el comienzo: es ella a quien Sánchez encargó la gestión de la 'koldonización', el escándalo de corrupción de Koldo García que escupe ríos de lava

María Jesús Montero, durant un acte a Madrid.

María Jesús Montero, durant un acte a Madrid. / | DAVID CASTRO

Ernesto Ekaizer

¿Solo queda caer, según vaticinó Alberto Nuñez Feijóo a Pedro Sánchez el pasado domingo 10 de marzo en Córdoba? Pedro Sánchez encara la recta final de la aprobación, el próximo jueves, 14 de marzo, de una obra titánica como la proposición de ley de amnistía en las condiciones de mayor fragilidad política desde que llegó a la Moncloa en junio de 2018. El escándalo de corrupción de Koldo García, el hombre para todo del ministro de Fomento entre 2018 y 2021, José Luis Ábalos, llegó (públicamente el 21 de febrero) cuando Sánchez y Santos Cerdán, secretario de Organización del PSOE (amigo y sucesor de Ábalos en ese puesto), se disponían a superar la humillación asestada por Carles Puigdemont al ordenar el voto en contra, el 30 de enero, de la proposición de ley de amnistía mediante una renegociación de las garantías solicitadas por Junts per Catalunya.

La autoestima del presidente sufrió una estocada. La corrupción, sentencia del caso Gürtel mediante, que sirvió para su moción de censura triunfal en junio de 2018, ahora sometía a una prueba de fuego al Gobierno del PSOE-Sumar.

En las horas siguientes a conocerse la detención de Koldo García, Sánchez decidió encargar a la vicepresidenta primera del Gobierno y vicesecretaria del PSOE, María Jesús Montero, la gestión de la 'koldonización', el escándalo de corrupción de Koldo García que escupe ríos de lava. El sábado 24 de febrero, con ocasión de una visita a Cádiz, la vicepresidenta participó en un acto informativo. Y su intención de detonar el caso abiertamente no estuvo sujeto a ninguna sombra de duda.

Retrocedamos al 24 de febrero de 2024. Preguntada por Koldo García, la vicepresidenta primera responde lo que siente con su intensa movilización de sus brazos y los músculos de su rostro.

-"Repugnancia y repulsa total que en momentos de pandemia cuando se moría la gente haya podido aprovechar la coyuntura para enriquecerse, hombre, por Dios. No tengo conocimiento, no conozco el sumario, igual que no lo conocen ustedes. Hasta dónde sé creo que no hay ningún reproche sobre cómo se comportó la administración pública respecto a la adjudicación de los contratos que es la parte que yo tengo que preservar de manera más clara. Y luego si ha habido sinvergüenzas que se han aprovechado de una determinada situación que lo paguen, sea quien sea. Mire usted evidentemente parece que no hay ningún tipo de reproche, penal o de delito al señor Ábalos y, por tanto, le corresponde a él tomar cualquier decisión en ese sentido. Yo sé lo que yo haría. Yo sé lo que yo haría. No puedo decir lo que el señor Ábalos quiere hacer o va a dejar de hacer. Yo sé lo que yo haría [cruza los brazos como dando por finiquitada una situación]

-¿Y usted dejaría el escaño? -preguntó el periodista.

-Usted sabe lo que yo haría- respondió Montero.

-Perfectamente."

 Al escuchar esta palabra, Montero se echó a reír junto con los representantes de los medios presentes.

Más tarde acaeció la visita dominguera de Santos Cerdán a su otrora amigo (en medio de aclaraciones en el sentido de que Cerdán había alertado a Ábalos varias veces sobre la oveja negra llamada Koldo García), el ultimátum para que renunciara al escaño y el pase de Ábalos al grupo mixto. Si en efecto Sánchez dejó a cargo a Montero todo lo que se puede decir es que su gestión ha sido un guirigay.

En fuentes socialistas se asume que Pedro Sánchez se recuperará de esta estocada, cuya gravedad dependerá de la investigación judicial, pero no todo es blanco o negro. Se afirma, por ejemplo, que Sánchez al decidir delegar en Montero la administración de esta crisis, ha dado un pequeño paso a su autosucesión en la persona de la vicepresidenta primera.

El presidente de Gobierno se enfrenta a un Alberto Núñez Feijóo sediento de poder que ha encontrado en Koldo García la guinda que necesitaba para pintar el panorama con el que el PP de José María Aznar sacó, en 1995-1996, a Felipe González de la Moncloa. Y sobre todo: debilitarle cuando más fuerza necesitaba para dar el puntapié a la proposición de ley de amnistía.

Y al tiempo que se enfrenta a un PP sediento de poder, tiene que contabilizar simultáneamente que el beneficiario de la amnistía, Carles Puigdemont, se muestra tan insaciable como sediento aquél. Jordi Turull, recuperado de un infarto, precisamente, ha recordado la insaciabilidad de Junts: “El regreso de Puigdemont será un acto de relanzamiento del 'procés'," declaró el pasado domingo. Se dirá: nada nuevo bajo el sol habida cuenta de que Puigdemont sigue con la amnistía en tramitación defendiendo la unilateralidad.

Pero hay momentos y momentos. En el preciso momento en el cual el Gobierno de Pedro Sánchez sufre el mayor acoso del PP por la ley de amnistía y la 'koldonización' corrupta, Puigdemont y Junts sacan a pasar su insaciabilidad. La simetría entre la sed de Núñez Feijóo y lo insaciable que se muestra Puigdemont es total: “Es aquella situación perfecta para decirles a ambos que hagan lo que quieran, que ya verán lo que vale un peine”, dijo a EL PERIÓDICO una magistrada que prefiere mantener en reserva su comentario. “Y además con la Asociación de Fiscales (AF), jueces de la Asociación Profesional de la Magistratura (APM abogados del Estado e inspectores de Hacienda preparando un show contra la amnistía en Barcelona”, añadió en referencia al acto que se ha anunciado para el próximo miércoles 13, un día antes del pleno del Congreso de los Diputados en el que se aprobará la proposición de ley de amnistía. Una de las figuras que se apresta a agitar a las masas es nada menos que José María Macías, vocal del Consejo General del Poder Judicial) y socio distinguido del bufete de abogados Cuatrecasas.

¿Es extraño? ¿Acaso no participaron los fiscales conservadores con Antonio Narváez, exteniente fiscal del Tribunal Supremo nombrado en 2013 por Mariano Rajoy y hasta diciembre de 2022 magistrado del Tribunal Constitucional, a la cabeza, en una cena el 18 de abril de 2023, dentro de la campaña de las elecciones municipales de mayo, en el Hotel Claridge de Madrid para prestarle apoyo? Pues eso, Pedro Sánchez deambula en un laberinto de sedientos, insaciables y corruptos. Y María Jesús Montero, en la línea de sucesión.

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