Elecciones catalanas

Reconstrucción: las 72 horas que hicieron estallar a ERC y rompieron el tándem Junqueras-Rovira

El dirigente republicano detectó que no tenía suficientes apoyos para seguir como presidente del partido, así que dimitió para intentar volver con más fuerza

Oriol Junqueras y Pere Aragonès.

Oriol Junqueras y Pere Aragonès. / EFE

Quim Bertomeu

Si ERC fuera el Barça, la última década hubiera sido su periodo más exitoso. Entrenada por Oriol Junqueras y Marta Rovira, ha levantado una Champions -la presidencia de la Generalitat- y varios títulos importantes como dos elecciones generales, unas municipales y unas europeas. Pero, más allá del palmarés, ha vivido un periodo de paz interna inaudito para un partido acostumbrado a la batalla fratricida. Toda esta tranquilidad se rompió el domingo tras perder 13 diputados en las elecciones catalanas y lo hizo con una rapidez imprevista. El Periódico, del mismo grupo editorial, a través de numerosas fuentes, ha reconstruido las 72 horas que hicieron estallar Esquerra.

El lunes: Aragonès se va, Junqueras se queda

Sin tiempo para digerir el resultado electoral, el lunes empieza con la decisión del president Pere Aragonès de retirarse de la primera línea política por los malos resultados. Cita a los medios en la sede de la calle Calàbria. Al final de la sala de prensa, varios miembros de la ejecutiva siguen la comparecencia, entre ellos Junqueras. Nadie lo sabe, pero será la última imagen de unidad de 'junqueristas' y 'roviristas'.

Aragonès expone que, "por responsabilidad y honestidad", tiene que dar un paso al lado. Pero el partido se sustenta en otros dos liderazgos más, el de su presidente, Oriol Junqueras, y el de su secretaria general, Marta Rovira. ¿Qué piensan hacer ellos? Junqueras, en ese momento, ya ha hecho los primeros movimientos en la dirección contraria: él quiere seguir con un aval 'exprés' de la militancia a través de un congreso extraordinario. Llega a sondear a algunos líderes territoriales para ver qué opinan. Al final desestima el cónclave por la vía rápida, pero mantiene la idea de seguir.

El president Aragonès tras anunciar que no recogería el acta de diputado.

El president Aragonès tras anunciar que no recogería el acta de diputado. / EFE

Ese día por la tarde se reúne la ejecutiva. Allí, Rovira se decanta por la posición opuesta. Considera que, a través de una "transición tranquila", tanto ella como Junqueras tienen que ir pensando en hacer las maletas. No de forma abrupta, pero sí a medio plazo. El precedente que tiene en mente Rovira es el que protagonizaron Joan Puigcercós y Joan Ridao en 2010, los líderes de la época. Entonces ERC también se despeñó en las elecciones catalanas -pasó de 21 a 10 diputados- y ambos decidieron abandonar el cargo, aunque no de forma inmediata. Aquella vez el plan fue este: en diciembre de ese año anunciaron que no se presentarían a la reelección en el congreso de octubre de 2011. Durante este tiempo intentaron una transición ordenada para ceder el testigo a dos políticos entonces bastante desconocidos: Junqueras y Rovira

Aunque no lo han verbalizado en público, desde hace meses Junqueras y Rovira han evolucionado hacia posiciones antagónicas en cuanto al futuro de ERC. Junqueras, que estuvo cuatro años en la cárcel por el 1-O, considera que merece seguir liderando el partido y que, incluso en el futuro, debería poder intentar presidir la Generalitat. En cambio, Rovira, que lleva seis años en Suiza, cada vez está más convencida de que los liderazgos del 2017 -cuando la DUI- tienen que empezar a dejar paso. Esta disparidad de evoluciones, cuando ERC se despeña en las elecciones, se convierte en irreconciliable.

El martes: la carta del líder

El martes por la mañana, El Periódico, publica que Junqueras no tiene ninguna intención de seguir los pasos de Aragonès. Él, se queda. Al mediodía lo hace público a través de una carta, que pocos conocían de antemano, donde dice que se ve "con fuerza de seguir trabajando por el país". Entonces, aún no ha trascendido la posición de Rovira del día anterior, pero el escrito no sienta nada bien a los partidarios de la secretaria general. Hasta ese momento, muchos piensan que ERC aún puede acudir a las elecciones europeas del 9 de junio aplazando hasta después el debate de los liderazgos. Pero en este punto, las posiciones se enconan. Ya puede detectarse que la dirección del partido se ha dividido en dos: los partidarios de la 'vía Junqueras' y los partidarios de la 'vía Rovira'.

El miércoles: dos facciones

El miércoles hay una nueva reunión de la ejecutiva y, como ya es público y notorio que el ambiente está enrarecido, la sede del partido registra las escenas de una formación que se asoma a la crisis. Fotógrafos y periodistas apostados en la entrada, una nube de cámaras y dirigentes entrando y saliendo con cara de circunstancias. El primer síntoma de que algo no va bien es que la reunión se alarga mucho más de lo previsto.

Los partidarios de Rovira han acudido a la cita con una baza: la secretaria general tiene decidido hacer público que es momento de ceder el paso a nuevos liderazgos, es decir, lo contrario de lo que quiere Junqueras. Anunciará que su intención es pilotar el partido hasta el próximo congreso para, entonces, no volverse a presentar a la reelección al cargo. Junqueras ya sabe a estas alturas que no tiene mayoría en la ejecutiva, por lo que cambia su estrategia sin variar su objetivo de fondo. Anuncia que se va, para que nadie pueda decirle que se apoltrona, pero para intentar con más fuerza volver en el congreso del partido que se convoca para otoño.

Los 'roviristas' tienen a Junqueras fuera y el congreso que querían para buscar nuevas caras. Los 'junqueristas' ya no tienen que escuchar que el líder se encastilla, pero pueden prepararse para intentar un nuevo asalto para liderar el partido. La conclusión es que Junqueras ya no controla la dirección, pero nadie sabe qué querrá la militancia. La respuesta, en noviembre.

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