España convirtió las dos áreas en zona resbaladiza: un regalo para el espectador neutral, una trampa continua para los agoreros. La selección sacó a relucir todo su talento con la pelota mientras que lució sus carencias cuando toca correr hacia atrás. Croacia, perro viejo, supo no salirse del partido y esperar su momento. España se comportó por momentos como rehén de su estado de ánimo. Decidida de inicio, fatalista tras el error de Unai, eufórica con la remontada, desnortada con la reacción croata y, finalmente, liberada por el triunfo, con Morata como expresión máxima de una victoria celebrada con euforia desmedida por Luis Enrique, un tipo optimista. El que siempre ha confiado en un grupo sin el talento de otras ediciones, pero con fe en que los resultados, aunque haya bofetadas de por medio, acabarán llegando.
España aún no ha ganado nada. Queda mucha tela por cortar, empezando por los temidos cuartos, el coco de tantos años. Pero sí ha alcanzado una meta importante: volver a enganchar a la afición a la selección. La desafección con la que comenzó el campeonato llamaba la atención y los primeros dos partidos, juego aceptable aunque resultados decepcionantes, no ayudó a mejorar el panorama. La manita a Eslovaquia hizo nacer una sonrisa. Pero España necesitaba un partido como el de ayer para creer en esta selección.
Morata, Sarabia, los cambios... Todos responden a Lucho
Cuando nadie creía en él, Luis Enrique fue claro: “Juegan Morata y diez más”. Fe inquebrantable la del seleccionador. También chirrió la inclusión de Sarabia, con escaso peso en los planes del PSG: solo 13 titularidades. Lucho tenía las cosas claras. El seleccionador, testarudo en algunas decisiones, sí ha sabido mostrar ductilidad a lo largo el campeonato. Como cuando dio minutos a Gerard Moreno. O como cuando premió con la alternativa a Azpilicueta. Ayer, “los suyos” volvieron a responder. Lo hizo Sarabia con un partido redondo. Y gol. O Morata, que también mojó. Y respondieron los que salieron desde el banquillo a revitalizar el asunto. Con Olmo y Oyarzabal agitando un ánimo que parecía decaído. Luis Enrique, cuestión de fe en los suyos.
Quien se hubiera despistado, se habrá perdido el tercer gol. Ferran encaró el área, recortó al defensa Guardiol y anotó con pulcritud. El truco de la jugada se vio en la repetición. Ferran recibió solo porque el zaguero croata se había entretenido bebiendo agua en vez de estar atento a su marca. Entre apurar el trago y devolver la botella, a Ferran le dio tiempo a desmarcarse recibir y encarar. Error de principiante.
El trago de más de Guardiol
Quien se hubiera despistado, se habrá perdido el tercer gol. Ferran encaró el área, recortó al defensa Guardiol y anotó con pulcritud. El truco de la jugada se vio en la repetición. Ferran recibió solo porque el zaguero croata se había entretenido bebiendo agua en vez de estar atento a su marca. Entre apurar el trago y devolver la botella, a Ferran le dio tiempo a desmarcarse recibir y encarar. Error de principiante.
Segunda remontada en la historia
Un partido tan agitado deja, no puede ser de otra forma, muchos datos curiosos. Uno de los más subrayados en las radios, el que dice que fue la segunda vez en la historia que España remonta un choque en una ronda eliminatoria, contando tanto Mundiales como Eurocopas. La otra vez sucedió en México 86, cuando Dinamarca empezó anotando y se llevó un 1-5 en una exhibición de Butragueño.
Las tendencias bailan
Los trending topic (términos que se convierten en tendencia) de Twitter sirven de termómetro para pulsar la opinión pública. El protagonismo pasó de Unai Simón a Azpilicueta, con parada obligada en Morata y con una lluvia de halagos a Luis Enrique, reforzado por los cambios introducidos. Todos ellos, acompañados de los nombres de algunos narradores televisivos, que nunca faltan a la cita.