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De Alonso a Heston

De Alonso a Heston

En el momento de la muerte de Charlton Heston nos quedamos con su personaje en la película «Ben Hur», y de ella, con la carrera de cuádrigas, que nos acerca hoy a las competiciones automovilísticas, donde Fernando Alonso encarna, desde la actualidad, a la épica competitiva en la que se sumerge el humano desde siempre. En la época romana los pueblos dilucidaban sus problemas con el Imperio romano en las carreras de cuádrigas. En aquel momento Ben Hur representaba al pueblo judío conquistado por la bota imperialista. Hoy las competiciones deportivas encarnan el enfrentamiento entre los fabricantes de coches y los patrocinadores millonarios.

Es más una épica televisiva que real. Todo lo que se percibe a través de la televisión tiene algo de fantástico, algo de mentira. En la última carrera en Bahrein el representante del Imperio británico, del imperio McLaren, Hamilton-Messala, embistió por detrás al piloto de la cuádriga de las Galias, conducida por un Hispano llamado Alonso-Ben Hur. Messala llevaba un carro sirio con cuchillas exteriores en el eje, que ejercían de sierra en los carros que se le arrimaban en exceso. Son muchas las coincidencias entre ambas luchas en pos de la legitimación de un poder concreto según la época. La cuádriga la formaban cuatro caballos colocados en paralelo, en la que el más rápido iba por afuera y el más diestro por dentro. Algo así como las cuatro ruedas de un bólido, con empuje y frenada independientes según las características del circuito.

En la película el gobernador Poncio Pilato representaba esa parte de la Roma más oculta, más próxima al divertimento, con las carreras, las luchas de gladiadores y los placeres de la carne, en la que los límites sólo los ponía el nivel social de cada cual, y, en consecuencia, su mayor o menor capacidad para poseer el disfrute a su antojo. En estos días el presidente de la Federación Internacional de Automovilismo, ese gobernador del llamado «circo» de la Fórmula 1, sale en los periódicos también por un divertimento múltiple y privado con chicas dentro de una supuesta ejecutoria sadomasoquista.

No cabe duda de que la realidad de hoy no está tan lejana de la de ayer, y de que el individuo compite en los mismos caminos, aunque antes fueran de tierra y ahora de asfalto.

Charlton Heston nos dejó esa victoria con su cuádriga de caballos blancos. Fernando Alonso necesitará de un nuevo jeque Sheik Ilderim que le prepare unos corceles ganadores. De momento nos los tiene.

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