Cada primer lunes de octubre se celebra el «Día mundial de la arquitectura», con el objetivo esencial de destacar la relevancia de un arte en el que confluyen técnica y estética y que, en mayor o menor medida y para bien o para mal, está presente todos los días en nuestra vida.

Generalmente esta celebración suele aprovecharse para destacar algunas obras y arquitectos notables, pero aquí quiere hacerse un pequeño homenaje a esas obras menores, que escasa vez aparecen en libros y exposiciones, pero que resultan reseñables por algunas de sus peculiaridades funcionales o formales. Podemos hablar así de edificios raros, por poco comunes o curiosos, que están presentes en casi todas las poblaciones.

Como no podía ser menos, en el concejo de Gijón también contamos con nuestro propio repertorio de singularidades en esta materia.

Vamos a dejar a un lado inmuebles cuyas características poco habituales no están a la vista, ya que así perderíamos la gracia esencial de este artículo -las imágenes-, pero podemos apuntar que por haber hay en Gijón varios edificios que se diseñaron con refugio antiaéreo, viviendas con capilla particular, construcciones con cimientos de madera, fachadas con una anchura que apenas supera el par de metros y hasta existe, en el barrio de La Arena, un coqueto chalet aislado dentro del patio de una manzana de edificios.

Como muestra, podemos citar la siguiente media docena de aquellos que sí están al alcance de la vista:

Vinculado a la casa rectoral de San Andrés de Ceares, sobre un tramo de la antigua carretera de Pola de Siero, existe esta excepcional versión en piedra del tradicional hórreo asturiano, adoptando una peculiar morfología de torreón. Posiblemente realizado hacia el siglo XVIII, aún está en uso.

En el número 8 de la calle Ceán Bermúdez, en el barrio gijonés de El Llano, se puede observar cuatro medallones, uno en cada planta, en los que se representan los ases de la baraja española: bastos, espadas, copas y oros. El edificio, levantado a mediados del siglo XX, apenas cuenta con mayor relevancia salvo por este testimonio de lo que pudo ser una fortuna ganada en una timba o un homenaje a Heraclio Fournier.

En plena plaza Mayor y en uno de sus edificios más modernos y coloristas, se localiza una serie de relieves esculpidos en piedra por el artista Joaquín Rubio Camín. En ellos se representan hojas de especies arbóreas asturianas como el arce, el roble y el acebo, además de otra de acacia aprovechando que ése es el nombre de la calle lateral.

Junto a la entrada de la sede de la RTPA se encuentra la Casa de las Maquetas, un pequeño chalet cuyo centro está ocupado por una amplia sala circular y que se levantó como estudio a pie de obra durante la construcción de la Universidad Laboral. Allí se cocinó la fórmula magistral del que es hoy el mayor conjunto arquitectónico de Asturias y por ello albergó varias maquetas del conjunto de donde derivó su nombre popular. Su actual estado de ruina resulta tan lamentable como inexplicable.

En Llantones, parroquia de Leorio, se encuentra una pequeña construcción entre la vegetación cuyo único hueco parece la entrada a la montaña sobre la que se emplaza. Construida en 1887 y aun en uso, se trata de la casa de toma del manantial de Llantones y es el elemento inicial del primer sistema moderno de abastecimiento de aguas que tuvo Gijón. Por tanto puede afirmarse que éste es el único manantial del concejo que cuenta con su propia fachada.

En Jove, siguiendo la avenida de Eduardo Castro y poco antes de la entrada al hospital, se encuentra una pequeña vivienda unifamiliar edificada en la posguerra. Su principal singularidad es que incluye una torreta con forma de faro, en origen ideada como observatorio de un Cantábrico que, por entonces, se encontraba al otro lado de la carretera y que el crecimiento del puerto de El Musel ha transformado con el tiempo en un mar de hormigón.