M. CASTRO

Un Ramón Colao emocionado recibió ayer en el Palacio de Congresos el reconocimiento a su trayectoria y el cariño de los patronos de la escuela de negocios FENA, en un acto al que se sumaron dirigentes empresariales de la región, incluidos los máximos responsables de Duro Felguera, junto a representantes del Ayuntamiento de Gijón y del Principado.

Colao, presidente de honor de Duro Felguera y ex presidente de FENA, tiene a sus espaldas una trayectoria empresarial plagada de éxitos, tras haber ocupado cargos directivos y en consejos de administración de algunas de las principales entidades financieras, empresas siderometalúrgicas y petroquímicas de España. Sin embargo, cuando ayer recogió la distinción a su trayectoria, sus recuerdos fueron para unos orígenes más modestos: los 19 años que trabajó como calcador de planos en la primera oficina de delineación que tuvo Ensidesa en Avilés, su ascenso a delineante y su siguiente trabajo como analista de laboratorio.

Una etapa que también compatibilizó con sus estudios para obtener una titulación universitaria. Aquél fue el germen del directivo empresarial en el que se acabó convirtiendo. Otro de sus recuerdos en la tarde de ayer fue para María Teresa Blanco Cuartas, con la que compartió «tres años de noviazgo de los de antes y 59 de matrimonio de los de siempre» hasta que falleció, hace dos meses.

El momento para el cariño, más allá del mero reconocimiento a la trayectoria profesional, estaba claro para el presidente de la escuela de negocios FENA, Pedro Pérez: «Este acto de reconocimiento a la trayectoria de Ramón Colao queremos convertirlo en un acto de cariño, el que le tenemos todos los patronos de FENA».

Fue tras la intervención de Pedro Pérez, cuando Colao dirigió unas palabras a los directivos, empresarios y cargos públicos que se reunieron ayer para arroparlo en el Palacio de Congresos de Gijón. Tras señalar que «los hombres no se hacen; los hacen otros y a mí me han hecho en la Universidad, en la empresa y en la familia», Colao tuvo palabras de gratitud hacia algunas de las personas que lo marcaron, como José María Amusátegui, Martín González del Valle, Guillermo Quirós, Joaquín García Tuñón y Pedro Pérez. También un recuerdo especial para José Segura, con quien vivió durante tres años el secuestro de su hija, Anabel Segura, mientras compartía con él responsabilidades empresariales.

También recordó las enseñanzas de Torcuato Fernández-Miranda, de quien hizo suya una frase que este último pronunciaba: «Vete por la vida escaso de codicia y sobrado de ambición». El resultado de seguir al pie de la letra esa máxima es un currículo con varias hojas repletas de cargos de responsabilidad en entidades como Duro Felguera, el Banco Central Hispano, el Urquijo o la inmobiliaria Vallehermoso, por citar sólo algunos. Ésa fue la ambición de un joven calcador de planos en los inicios de Ensidesa.