Eloy MÉNDEZ

Una multitud de caras sonrientes ocupó ayer el salón de actos del Centro Municipal Integrado Gijón-Sur durante el acto de entrega de los pisos de alquiler de la primera promoción pública construida en la nueva área residencial de Roces. Los 292 adjudicatarios despidieron el año de la mejor manera posible, con las llaves de su nuevo piso en la mano y sabedores de que tendrán que pagar un arrendamiento muy inferior al precio medio del mercado. Como mucho, cada uno de los agraciados abonará mensualmente el 20 por ciento de su salario.

Alba Tovar salía a primera hora de la tarde del complejo municipal de Pumarín acompañada por uno de sus dos hijos y con los papeles que le dan derecho a una vivienda de 64 metros cuadrados en alto. «Era la primera vez que participaba en un sorteo de estas características y puedo decir que estoy encantada porque necesitaba algo así muchísimo», decía esta madre de 23 años que compartirá hogar con su pareja y los pequeños. «Pagaremos muy poco, tal y como están las cosas a día de hoy», añadía.

Minutos antes, había escuchado las explicaciones de la consejera Noemí Martín, que destacó la fuerte inversión pública en vivienda de protección realizada por el Principado durante los dos últimos años en Gijón, que asciende a los 33,2 millones de euros. «La semana que viene se acaba el plazo para presentarse al sorteo de los minipisos de la Laboral y todavía tenemos que entregar otros 148 pisos en Roces», destacó. Todos ellos están promovidos por Vipasa, el organismo autonómico que ayer estuvo representado en el acto de Gijón-Sur por su gerente, Marta Pulgar, «la casera de los nuevos residentes», según comentó la propia Martín.

También la alcaldesa de la ciudad, Paz Fernández Felgueroso, tuvo palabras de elogio para las políticas impulsadas por el Gobierno regional que «permitirán que un buen número de ciudadanos acceda a un derecho fundamental como es tener un hogar». En este sentido, destacó las iniciativas puestas en marcha por diferentes cooperativas vecinales y sindicales en el concejo, así como la primera promoción impulsada por la Empresa Municipal de la Vivienda, que entregó sus pisos de La Camocha hace unos días.

«Es una oportunidad única», apuntó Mamur Diagne, un senegalés que se hizo con un inmueble de 90 metros cuadrados donde residirá con su mujer y sus cuatro hijos. «Ahora pago 400 euros por un alquiler en la calle Severo Ochoa, en pleno barrio de Pumarín, frente a los 150 que tendré que dar en cuanto llegue a Roces», concluía, visiblemente satisfecho. Historia similar a la de Rosario Vallina, que dejará su casa en El Llano por otra de 60 metros cuadrados «que me saldrán mucho más barata». O la de Iván Castro, que se ahorrará más de 300 euros al mes por abandonar El Bibio para engrosar el vecindario de la cada vez más pujante área residencial de Roces.