La muerte de Sonia Meléndez Mitre ha sido "un hecho violento y brutal", y por eso "casi se impone el silencio para dejar que hablen los sentimientos". El párroco de San Pedro, Javier Gómez Cuesta, tuvo emotivas palabras para la familia y amigos de la conocida hostelera gijonesa, despedida ayer tras ser hallada asesinada en el piso de su padre, en el barrio de El Lauredal. Porque, como señaló ante los dos centenares largos de personas que se acercaron a brindarle un último adiós a Sonia Mitre, "no es fácil hablar hoy".

El funeral de despedida se celebró a primera hora de la tarde, con la asistencia de numerosos familiares y amigos. Su hija Mara Escobar, sin poder contener el llanto, fue una de las principales destinatarias del mensaje de consuelo del párroco junto con su madre, Raquel Mitre, quien fuera durante años jefa de cocina de la residencia parroquial de ancianos y "una profesional estupenda". A ellas dos dirigió Gómez Cuesta sus palabras de aliento para asegurarles que "estamos con vosotros", proclamó antes de denunciar cómo "las muertes violentas son imposibles de justificar, y por eso piden a gritos otra vida, porque si no, es muy difícil hablar de justicia".

Deslizó el sacerdote en su homilía una denuncia hacia la violencia de género, "cada vez más frecuente" y por la que "cada vez la vida vale menos", reflexionó, antes de recordar que "la emancipación de la mujer es a costa de muchas muertes, y eso debe hacernos pensar en una sociedad llena de violencia, agresiva y vengativa". Con todo, quiso el párroco lanzar un último mensaje de esperanza, porque "este drama no acaba en negro, en muerte; nos encontraremos cara a cara con el Señor".

Los restos mortales de Sonia Meléndez Mitre recibieron sepultura acto seguido en el cementerio municipal de Deva, entre la consternación de los amigos que ayer aún no daban crédito a lo sucedido. "No sabemos nada", resumía abatido ante el templo parroquial ayer su sobrino Luis Mitre, hijo del empresario Luis Mitre, exconsejero del Sporting. Y como él, muchos conocidos y allegados que aún no alcanzan a comprender qué ocurrió en el piso de El Lauredal.

Sonia Mitre había quedado con un antiguo camarero de uno de sus negocios, la vinatería Sinatra, el pasado jueves por la tarde. Fue el propio extrabajador, quien también había mantenido una relación sentimental con la hostelera en el pasado, quien alertó a los familiares de la mujer de que no había acudido a la cita.

Poco después, cuando sus allegados accedieron al interior del inmueble en el que residía, en la calle Manuel Hevia Carriles, encontraron el cuerpo de Sonia Mitre con indicios de haber sido estrangulada. No se hallaron evidencias de que la puerta hubiera sido forzada, y tampoco se encontró el móvil de la víctima, aunque su vehículo estaba estacionado en las inmediaciones de la vivienda.

A lo largo de la jornada del viernes se tomó declaración a varias personas del entorno de la hostelera, sin que por el momento hayan trascendido más datos de la investigación. La Policía Nacional barajaba en principio el móvil económico como desencadenante de un ajuste de cuentas, pero todas las vías de investigación se encuentran abiertas. La hija de la fallecida, además, negó ayer que su madre tuviera deudas.

Mitre había tenido varios negocios, uno de ellos en Marbella, y desde el año 2010 regentaba la vinatería Sinatra, en pleno barrio de El Carmen, así como el antiguo Escocia, bautizado ahora como el Ñamglú. La Ruta de los Vinos ha vivido con consternación los sucesos de las últimas horas, con la pérdida de una mujer que recuerdan como "luchadora y trabajadora".