Durante la investigación para detener a los responsables del crimen que le costó la vida a Andrés Valdés Bermejo, la Policía llegó a detener a una mujer: la pareja sentimental del presunto autor del homicidio. Una gijonesa que finalmente no será juzgada y a la que los propios investigadores exculparon después de un primer interrogatorio.
Durante su declaración en la Comisaría de El Natahoyo la mujer señaló que el presunto autor de los hechos le había confesado que "había matado a un hombre". El asesino le había pedido a su pareja ayuda para lavar la ropa ensangrentada en la lavadora de su domicilio de La Calzada. Al negarse a colaborar con él, el arrestado pidió ayuda a su amigo de Candás, localidad a donde presuntamente se habría desplazado con la intención de quemar las prendas y de hacer desaparecer el arma homicida arrojándola al mar. El candasín sería detenido por la Policía horas después del crimen como encubridor.
Andrés Valdés había salido un mes antes de su asesinato de la cárcel de Villabona. No era la primera vez que el reo tenía problemas con la justicia. En el momento del hallazgo del cadáver fuentes policiales cercanas al caso señalaron que el gijonés había sido detenido en varias ocasiones como responsable de delitos contra el patrimonio y la salud pública.
La primera llamada de alerta en torno al violento suceso la dio horas antes del asesinato una vecina que había escuchado en el bloque de viviendas de Nuevo Roces una fuerte discusión. La segunda llamada, ya después del crimen, se produjo en la noche del lunes, después de que los vecinos más próximos a la casa del fallecido no detectaran las señales habituales de su presencia. Fue esta alerta la que puso en marcha el dispositivo. Los primeros en llegar a la zona fueron los Bomberos que localizaron el cadáver antes de que la Policía Nacional se desplazara al piso para buscar pistas de lo que había sucedido.