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Innovaciones pioneras en centros tecnológicos de Gijón

Prodintec crea una impresora en 3D para producir órganos humanos

El desarrollo del prototipo requerirá la integración de médicos, biólogos y químicos en el equipo de ingenieros que ha elaborado la máquina

Íñigo Felgueroso. ÁNGEL GONZÁLEZ

Un prototipo desarrollado por la Fundación Prodintec ha abierto las puertas para que Asturias se ponga a la vanguardia de la industria biotecnológica. Se trata de una impresora en 3D para la producción de órganos humanos, un tipo de proyecto en el que hasta ahora sólo se habían realizado investigaciones relevantes en Estados Unidos y en Alemania, explica el director de Prodintec, Íñigo Felgueroso.

Prodintec puso en marcha en 2013 este proyecto y hace escasamente tres semanas que el equipo de tres ingenieros dedicados al mismo concluyó el prototipo. Es un paso importante para el desarrollo de esta nueva tecnología, pero la misma aún está en mantillas. El centro tecnológico asentado en Gijón ya lo ha presentado a varias empresas de los sectores sanitario y farmacéutico, de Asturias y España, que estudian las posibilidades para sus negocios. Avanzar en el desarrollo requerirá la integración en el equipo de médicos, biólogos y químicos de las empresas o instituciones interesadas en aplicaciones concretas de esta nueva máquina.

Prodintec ha desarrollado pruebas con un gel que simula las células, para ir generando muestras tridimensionales que ya ha mostrado a las empresas interesadas. "Buscar aplicaciones concretas, con empresas que quieran trabajar con nosotros, es el siguiente paso", con la entrada en el proyecto de biólogos, químicos y médicos. "Lo que nosotros ofrecemos ahora es la herramienta capaz de hacerlo", señala Ángel Martínez, uno de los tres ingenieros que han desarrollado esta bioimpresora.

Las posibilidades de futuro son inmensas, afirman en Prodintec. Desde la producción de órganos para trasplantes, incluida la piel o tejido humano sintético para facilitar el desarrollo de nuevos medicamentos o la validación de los mismos, además de otras posibilidades que pueden surgir y que "a día de hoy desconocemos", apunta Felgueroso.

Pese a ello, "todavía falta mucho" por hacer, agrega el director de Prodintec, que considera que para que llegue a usarse un órgano producido con esta tecnología aún quedan dos décadas por delante: Unos años para completar el desarrollo tecnológico y un periodo aún superior para su homologación por las autoridades sanitarias.

¿Qué es lo que se ha conseguido hasta ahora con el prototipo de esta bioimpresora? Usando un material de consistencia similar, se ha podido hacer una impresión en 3D, algo clave, dado que más allá del cultivo de células para crear tejido, la idea con esta nueva tecnología es producir un órgano con la geometría adecuada. Una de las características de esta bioimpresora es su mayor precisión respecto a las impresoras en 3D al uso. Frente a la precisión de 250 micras de espesor que tienen las impresoras de plásticos, la precisión de esta máquina es de 20 micras por eje, explica Ángel Martínez.

El prototipo se ha realizado de manera flexible y modular, para poder amoldarlo a las aplicaciones concretas que se demanden.

El prototipo está diseñado con un volumen de trabajo de 250 milímetros de largo, otros tanto de ancho y 150 de alto. Las fórmulas para producir órganos con las que puede trabajar son dos.

Una de ellas es usar un material plástico absorbible por el organismo para crear un armazón con la forma del órgano que se va a sintetizar, sobre el que se depositen y vayan creciendo las células, procedimiento que se denomina "scaffold" (andamio en inglés). El otro procedimiento es ir depositando capas de células, uniéndolas con alguna sustancia que las aglutine.

Para avanzar en el desarrollo será determinante la colaboración en la investigación de médicos, biólogos y químicos, profesionales que tendrán que aportar las empresas o instituciones que se interesen por esta bioimpresora. Esos profesionales son imprescindibles para determinar el tipo de sustancia que se emplee como aglutinante de las células. El reto será combinar el empleo de material vivo en un medio productivo, lo que también requerirá "una atmósfera y un sistema controlado" en el proceso, agrega Felgueroso.

Sobre cómo evolucione este prototipo, dependerá de las empresas que entren en el proyecto, porque "la necesidad nos la tiene que marcar el cliente", apunta Raquel García, de Prodintec. Para cada tipo de órgano se requerirá un desarrollo distinto del prototipo. Además del interés empresarial, en Prodintec no descartan que su bioimpresora pueda engarzarse con investigaciones que se desarrollen en el Hospital Universitario Central de Asturias o con la Fundación para la Investigación Biosanitaria de Asturias.

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