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Desde Rusia con pasión

LA OSPA abre la temporada en Gijón con Chaikovski, acompañada de la portentosa pianista rusa Natasha Paremski, muy aplaudida por el público

La OSPA, durante el concierto de apertura de temporada, ayer, en el Jovellanos. JUAN PLAZA

Felizmente, ayer, la OSPA inauguró la temporada. En este caso la felicidad viene dada por la categoría indiscutible de nuestra orquesta sinfónica, por el programa presentado y porque el público rebasó con creces la media entrada; un poco más y se llena el patio de butacas del teatro Jovellanos. Buenas noticias todas ellas.

El epígrafe de la audición decía: "Rusia esencial I", y nos remitimos a los compositores propuestos. La primera obra, "Pasión cautiva", la firmaba Consuelo Díez, será una niña de la guerra criada a los pechos de la madre Rusia, pensé. Pues no, es madrileña y está viva; de aquéllas no queda ni una. Para colmo asistía al concierto; un desconcierto. El resto de las obras eran de Chaikovski, que sí era ruso.

"El primer movimiento de "Pasión cautiva" se inicia con el sonido repetido del bombo, que personalmente me llevó a la selva, donde tal vez una tribu anunciaba el pie de guerra. E inevitablemente ya no abandoné dicha selva. Los sonidos y los silencios me sugerían ese ambiente. Supongo que la autora habrá tenido otra intención, pero sea como sea me gustó, la música era bonita y expresiva, Los silencios de la selva suelen anunciar la presencia de un depredador, y una vez que se ha ido la fiesta estalla en un bullicio liberador. Eduardo Viñuela, mi compañero de profesión, musicólogo, dice que todo lo que está bien tocado le gusta. Ayer aplaudió con entusiasmo la "Pasión cautiva" y a su autora Consuelo Díez.

El "Concierto para piano nº1 en si bemol menor" de Chaikovski, nos descubrió a una portentosa pianista, Natasha Paremski, rusa, joven, guapa, esbelta y apretadina. Dicen que este concierto no gustó en el estreno. Vaya por Dios; a Einstein le rechazaron en la Escuela Politécnica de Zúrich, pero? pasó el tiempo y ahí están. La obra de Chaikovski es monumental, y sus éxitos han recorrido el mundo. La pianista, dotada de una técnica soberbia, desarrolló su trabajo con limpieza, pese a la pasión que puso en ello. Fue tan aplaudida que ofreció como propina una obra de Rachmaninov.

Cerró la velada la" Sinfonía nº6 en si menor", de Chaikovski, en cuatro movimientos. El primero describe un drama que es una belleza. Resulta difícil contener la emoción, su tema contiene un intenso y conmovedor lirismo. De esa sensación nos libera la frivolidad de los allegros, para volver al final al dramatismo. La OSPA, magnifica, como siempre, en su nivel magistral.

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