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DANIEL LÓPEZ ACUÑA | Exdirector de Ayuda Humanitaria en Situaciones de Crisis de la OMS

"Las muertes en el Mediterráneo son como un genocidio por la pasividad de la UE"

"Apelar al drama de la radicalización del terrorismo islámico es sólo una distracción para no asumir la ausencia de una política solidaria"

Daniel López Acuña.

Daniel López Acuña nació en Ciudad de México en 1954 porque su padre, asturiano, abandonó Candás por la Guerra Civil. Se formó en México y en EE.UU. y trabajó 30 años en la Organización Mundial de la Salud (OMS), de 2006 a 2011 como director de Ayuda Humanitaria en Situaciones de Crisis en Washington y en Ginebra. Tras la jubilación eligió Gijón como lugar de residencia para cerrar el círculo. Hoy, a las 10.30 horas, expone la conferencia "Los desafíos de la respuesta sanitaria al flujo migratorio reciente en la Unión Europea (UE)" dentro de las jornadas organizadas por la Asociación de Neuropsiquiatría y Salud Mental.

-En 2015 había 65 millones de desplazados, 19.5 millones son refugiados. ¿Cuál es la situación hoy?

-El crecimiento ha sido exponencial y se ha sextuplicado el número de personas desplazadas desde 2010.

-Los principales países de acogida son Turquía, Pakistán, Líbano, la República Islámica de Irán y Etiopía. ¿Europa es un mero espectador?

-Europa, occidente en general, incluso la ONU, se han convertido en espectadores de la situación. Y es importante resaltar que la percepción de que los refugiados van al mundo desarrollado no es cierta. La mayor parte están en países en vías de desarrollo, no ricos, y en conflicto.

-Antonio Guterres, nuevo secretario de la ONU.

-Tiene una gran experiencia en esta materia y ojalá pueda revertir la situación.

-¿Se puede hablar de fracaso de la UE en la gestión del flujo migratorio?

-Hablamos de una profunda crisis de solidaridad. Y hay dos fracasos muy grandes. El primero es el del sistema de la ONU. En la cumbre en Nueva York, hace un mes, no se llegó a ningún planteamiento de fuerza para caminar hacia soluciones sostenibles y duraderas en este sentido. Fue un verdadero fracaso.

-¿Y el segundo fracaso?

-El de la política europea. Determina una gran inseguridad para los migrantes que los acuerdos de Dublín no permitan dar asilo en origen sino en suelo europeo y reasignar refugiados llegados a Europa a distintos países ha sido letra muerta porque la acción no ha sido decisiva. De los miles que tenía que acoger España han sido sólo cientos y hasta hace poco solo 18. La UE está minada por las políticas individuales de países que levantan muros y cierran fronteras. En el fondo traicionan el espíritu general de la libre circulación europea.

-¿Y el acuerdo con Turquía?

-Viola el derecho internacional y la Convención de los Refugiados puesto que plantea la devolución en caliente a cambio de ventajas. Es un acuerdo que en muy poco tiempo estará fallido.

-¿La UE dejó de lado lo social?

-Fue una apuesta excesiva a los aspectos económicos de la integración, acciones poco enfáticas en materia social y una miopía en política migratoria. Es una crisis de capacidades de la UE.

-¿Ha ahondado en la división de los Estados miembros?

-Amenaza su unión y estabilidad. La política de refugiados ha abierto en canal la política migratoria, de libre circulación y de protección social y eso obliga a repensar mucho hacia dónde queremos ir y qué podemos hacer. Ya el Brexit ha generado uns quiebra. Es indudable que la crisis plantea una UE resquebrajada.

-Van más de 10.000 muertos en el Mediterráneo desde 2014. ¿Se asemeja a un genocidio?

-Es lamentable. Además prolifera el tráfico de personas y son las ONG como Greenpeace, Médicos Sin Fronteras, Manos Abiertas las que hacen la función de rescate en vez de los gobiernos.

-¿El mundo al revés?

-Como los pájaros que le tiran a las escopetas. Debería haber más liderazgo de los gobiernos y convocar a los voluntarios y todo el que pueda actuar. Pero no hay esas acciones políticas y por pasiva el problema lleva a verdaderos crímenes de lesa humanidad porque la pasividad en la acción, de alguna manera, es una forma de genocidio.

-Respuesta sanitaria. ¿Qué hoja de ruta plantea?

-Un dispositivo de salud pública que responda a las necesidades de estas personas. Si desde el comienzo se emite una tarjeta sanitaria portable a lo largo de los países y que sus sistemas sanitarios los atendieran, a costa de un fondo de la UE, hubiese sido mucho menos costoso y más eficaz. Se necesitan mediadores culturales e intérpretes además de atender casos críticos de quienes llegan con estrés postraumático, secuelas de violencia de género o violaciones de personas y menores. Hay necesidad de armar mejor el dispositivo por una óptica de salud pública y una óptica de sistemas sanitarios.

-¿Y cómo se cura la xenofobia?

-Es una de las epidemias más amenazantes que tiene Europa, la mezcla de neopopulismo de derechas con la xenofobia. Y es peligrosa desde el punto de vista social porque necesita de la migración, en términos demográficos y laborales. Contra la xenofobia es preciso pedagogía social, periodismo informativo responsable, sensibilizar a la población para que entienda que no se trata de amenazas sino de la realidad de un nuevo mundo globalizado.

-Europa cree que con acabar la guerra en Siria se termina con la migración. Si en campo propio no ha podido solucionar el problema. ¿Qué credibilidad tiene?

-Es la salida fácil de los políticos para evitar responsabilidades. No hubo suficiente debate en los parlamentos europeos para saber que esto es una de las prioridades en la agenda europea. Es bueno querer reducir los conflictos pero para eso hay que comprometerse en todos los niveles. No puedes vender armas y decir que hay que acabar con el conflicto.

-Siempre queda la salida de apelar al miedo al terrorismo.

-Apelar al drama de la radicalización del terrorismo islámico es sólo una distracción para no asumir la ausencia de una política solidaria.

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