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Periodista

La génesis de la construcción del edificio más grande de España

En una reunión en la que participó un selecto grupo de personalidades locales fue donde se fraguó la idea de la luego Universidad Laboral de Gijón

Panorámica del edificio durante su construcción.

Las constantes tragedias en los chamizos mineros, cuya seguridad dejaba mucho que desear, motivaron que, a mediados de los años cuarenta, el subsecretario del Ministerio de Trabajo, el zamorano Carlos Pinilla Turiño -mano derecha del ministro José Antonio Girón- ambos amigos del industrial minero gijonés José María Fernández Álvarez -a quien apodaban "El Ponticu"- participó en una reunión con un selecto grupo de personalidades locales como Alejandro Pidal Gilhou, Álvaro Armada Ulloa -octavo conde de Revilla-Gigedo- y Ricardo Heredia Gilhou -tercer conde de Benahavis- que había propiciado "El Ponticu", a fin de ver las posibilidades de crear en Gijón un orfelinato que atendiese a las necesidades de formación de los huérfanos de los mineros.

Así se puso en marcha todo con la constitución ante notario el 6 de octubre de 1945 de una fundación que llevaría el nombre del ministro de Trabajo "para perpetuar en la tierra la memoria de José Antonio Girón de Velasco, voz y brazo del movimiento cristiano nacional de redención social, adelantado en la cruzada por la hermandad de los hombres de España, fundador de grandes instituciones de justicia social, amparo y guía de los que en esta hora, con dolor en sus manos, crean y producen, que abrió a las masas trabajadoras horizontes de vida justa y segura e hizo posible la verdad de la paz en la justicia, por lo que se establece en Gijón, villa del mar y del trabajo, una institución destinada a formar en las doctrinas de la Revolución Nacional, de inspiración católica y española, a los huérfanos de productores mineros, a fin de que ganados para la verdad y la emoción de la patria puedan ser para ella herederos de la obra generosamente emprendida por este gran capitán, vencedor en cien batallas libradas por la Justicia y la Revolución".

La Fundación "José Antonio Girón" fue presidida inicialmente por Alejandro Pidal Gilhou y de ella formaron también parte Ricardo Heredia Gilhou, Manuel Loring, Carlos Pinilla, José María Fernández Álvarez, Carlos Tartiere, Juan Velasco, Ignacio Chacón, Secundino Felgueroso Fernández-Nespral, José Luis Álvarez de Castro, Guillermo Rodríguez Quirós, Fernando Cangas García, Julio Paquet Cangas y Roberto Paraja, además de representantes de los productores mineros.

Los periódicos locales de entonces, como era de esperar, saludaron alborozados aquella iniciativa con ampulosas palabras: "Cuando la providencia, la fortuna o cualesquiera que sean las circunstancias, nos pone en la mano sirviéndonosla en bandeja, una obra de tan bello contenido espiritual y tales proporciones materiales, nos sentimos dichosos de vernos así favorecidos, porque queremos para Gijón esta grandeza que la España de hoy viene a incorporar a la riqueza autóctona de nuestro mar, de nuestro campo y de nuestra zona minera".

El Ministerio de Trabajo dio oficialmente el visto bueno responsabilizando a la Junta del Patronato de la Fundación "José Antonio Girón" la responsabilidad de acometer las obras necesarias de acuerdo con la orden ministerial de fecha 14 de junio de 1946. Y el 31 de diciembre de ese mismo año ya aparecería la primera memoria de la construcción, que inicialmente fue denominada Institución de Formación Profesional y Social para Huérfanos de Mineros.

El equipo dirigido por el arquitecto Luis Moya

Las obras del gran complejo monumental fueron encomendadas a un prestigio equipo de arquitectos dirigido por Luis Moya Blanco (Madrid, 1904-1990), quien aceptó la gran responsabilidad por la que iba a pasar a la Historia con mayúculas. Sus colaboradores fueron María Juana Ontañón -la cuarta mujer arquitecto española-, su hermano Ramiro Moya Blanco, Manuel López Mateos, Luis García Amorena, Ramón Ortiz Ferré, Pedro Rodríguez Alonso de la Puente, Enrique Huidobro y el arquitecto gijonés José Marcelino Díez Canteli. El pintor y diseñador sevillano Javier de Winthuysen Losada -inspector nacional de Parques y Jardines Artísticos- fue el responsable de recrear el estilo de jardines arábigo andalusí de los patios emulando a los famosos jardines del Generalife, no sólo estéticamente, sino también en su peculiar sistema de riego y desagüe para el debido mantenimiento. Los escultores Manuel Álvarez-Laviada y Alzueta (Trubia, 1894-Madrid, 1958) y Florentino Trapero (Aguilafuente-Segovia, 1893-Madrid, 1977) son los autores de la mayoría de las obras escultóricas. Sin olvidarnos, por supuesto, del excepcional muralista Enrique Segura Iglesias (Sevilla, 1906-Madrid, 1994). De la granja de la ciudad autosuficiente fueron encargados los ingenieros agrónomos Gabino Figar Álvarez e Ignacio Chacón Enríquez. Los aparejadores contratados para el control de las obras fueron Manuel de la Casa, en Madrid, y Fernando Martín y José María Mendoza, en Gijón.

La ubicación y adquisición de todos los terrenos

A pesar de las leyendas urbanas que se levantaron años después, todo se encauzó con una gran normalidad legal, ya que para que la adquisición de las fincas, negociar los precios, indemnizar a los llevadores y el otorgamiento de las correspondientes escrituras notariales, el 2 de septiembre de 1950 fue constituida la Comisión Permanente Delegada del Patronato "José Antonio Girón" con las siguientes personas: José María Fernández Álvarez, "El Ponticu", de presidente, y los vocales José Luis Álvarez de Castro, Agustín de Saralegui e Ibarra, Ulpiano González Medina, Ramón Fernández Sopeña y Faustino Díaz Rodríguez. Con voz, pero sin voto, también estaban el arquitecto director de las obras del Orfelinato Minero, José Díez Canteli, y el secretario administrador, Francisco Lavandera.

La ubicación definitiva del complejo monumental para la Institución de Formación Profesional y Social para Huérfanos de Mineros la firmaron los arquitectos Luis Moya, Enrique Huidobro, Pedro Rodríguez de la Puente y Ramiro Moya, a lo que dio su conformidad el 31 de diciembre de 1946 el ministro de Trabajo, José Antonio Girón.

Tras los preceptivos informes municipales -con fecha de 23 de julio de 1948- sobre la idónea ubicación por parte del arquitecto autor del Plan General de Ordenación Urbana, Germán Valentín Gamazo, se adquirieron, en la carretera de Gijón a Villaviciosa, entre Cabueñes y Deva, unos terrenos con una superficie de 1.544.572 metros cuadrados, de los que solamente 381.551 metros cuadrados tuvieron que ser logrados mediante el trámite de expropiación forzosa. Otra superficie complementaria de 1.464.300 metros cuadrados denominada "Coto de la Lloreda", en el barrio de Cimadevilla de Deva, fue comprada a Claudio de Vereterra y Polo en ocho millones de pesetas tras la primera reunión de la Comisión Permanente Delegada celebrada el 22 de septiembre de 1950 bajo la presidencia de José María Fernández Álvarez, "El Ponticu".

La décima maravilla del mundo en Cimadevilla

Así que sobre la altiplanicie rocosa de una colina en ese otro barrio gijonés también llamado Cimadevilla fue construida esta monumental ciudad total -con abastecimiento agrícola y ganadero perfectamente adaptada a la orografía del terreno y con un absoluto respeto a la Naturaleza y al Medio Ambiente- gracias a la síntesis de la Historia de la Arquitectura realizada por el genial Luis Moya. En sucesivos capítulos desarrollaremos todas las características y las claves arquitectónicas de sus monumentales edificios basadas en el profundo conocimiento técnico de la arquitectura clásica desde Grecia. Luis Moya logró desarrollar, con toda libertad arquitectónica y monumentalita -sin intromisiones políticas- la ciudad autosuficiente. Aunque muy criticada inicialmente por los colegas de Luis Moya, que desconocían la entidad de todo lo allí hecho, ha sido calificada por algunos expertos urbanísticos como la décima maravilla del mundo.

Es, sin lugar a dudas, uno de los mejores conjuntos arquitectónicos clasicistas tardíos y con sus doscientos setenta mil metros cuadrados conviene resaltar que es el edificio más grande de España. Aunque solamente sea como mera comparación es dos veces y media más grande que El Escorial. Y como el Partenón, también está de espaldas a la ciudad.

Pero ésa es otra historia.

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