Era en el teatro de la Casa Sindical, casi recién inaugurada entonces, y el asunto se anunciaba como un homenaje a Disney, "tan querido en Gijón a través del festival de cine", que había muerto quince días antes. Recordemos también un homenaje escultórico a Disney que se inauguró un año y medio más tarde, en junio 1968, obra del escultor Marino Amaya. Era un Bambi de bronce con la inscripción "Los niños gijoneses a Walt Disney" al que se unió luego un pequeño estanque.