La sala gijonesa Aurora Vigil-Escalera dedicaba la última exposición del pasado año a revisar algunas de las claves de la figuración contemporánea. Y ha iniciado el 2017 con otra colectiva en la que, bajo el título de "30+2", se reúnen algunas de las piezas más destacadas de los artistas por los que viene apostando la galería inaugurada hace dos años en la calle Capua.

La muestra tiene algo de resumen de algunas de las más importantes exposiciones que ha organizado Vigil-Escalera a lo largo de los últimos meses. Y se presenta, también, como una guía de lo que vendrá este año, según explica la propia galerista. En "30+2" se reúnen piezas de autores que forman ya parte del canon estético español del último siglo, como es el caso de Juan Genovés o Luis Gordillo, con las de otros artistas de muy consolidada trayectoria, caso del escultor asturiano Herminio, de la fotógrafa Isabel Muñoz o del pintor Alejandro Quincoces.

A esa nómina importante, hay que añadir el de otros autores de contrastado talento a los que Vigil-Escalera ha venido prestando atención mediante exposiciones individuales o colectivas: de los asturianos Lisardo y Pablo Armesto, a otros como Rafa Macarrón, Albano, Izaskum Escandón, Gonzalo García, Ismael Lagares, David Morago y el prestigioso fotógrafo Pablo Genovés, uno de los artistas que Vigil-Escalera eligió para inaugurar, junto con David Rodríguez Caballero y Mariano Matarranz, la sala de la calle Capua.

De la importancia que Vigil-Escalera concede a esta muestra da idea que estará abierta al público durante dos meses. A lo largo de ese período de tiempo se irán cambiando las piezas en un intento de ofrecer una visión más amplia del trabajo de los artistas seleccionados. Con esta exposición, Vigil-Escalera ha querido también echar una mirada a sus treinta años de trabajo en Van Dyck, la galería familiar, y a los dos de la nueva sala y de su andadura en solitario. De ahí el título de la muestra.

Si se analizan las piezas y los nombres seleccionados en "30+2" se constata que Aurora Vigil-Escalera mantiene como galerista el "eclecticismo" que ya marcó el camino de Van Dyck. Una apertura a distintas manifestaciones plásticas (de la figuración a la abstracción), con una mayor apuesta, quizás, por disciplinas como la fotografía y la escultura, aunque también estaban presentes ya en la galería familiar.

Al igual que otras destacadas salas gijonesas, Vigil-Escalera ha intensificado en estos dos últimos años su presencia en ferias nacionales e internacionales, además de compaginar la apuesta por nombres de indudable peso en el arte español contemporáneo (caso de los citados Juan Genovés o Gordillo), con el de autores más jóvenes que ofrecen un identificable estilo, como Rafa Macarrón. Y con la defensa de artistas asturianos tan importantes como Herminio, por no hablar de propuestas que no son precisamente fáciles pero sí de gran potencia expresiva y originalidad, como son las de Pablo Armesto o Lisardo.