Ser judío es una cosa y querer un estado hebreo en tierras palestinas, otra. Es decir, un judío puede no ser sionista. Es lo que ayer explicó en Gijón Héctor Grad, profesor de Antropología Social de la Universidad Autónoma de Madrid y miembro de la Red Judía Antisionista. La plataforma "Tarjeta Roja a Israel" organizó la ponencia de Grad como parte de los actos programados de cara a la manifestación contra el estado hebreo que tendrá lugar el día que jugará España contra Israel en El Molinón (24 de marzo).

- Usted es judío y antisionista. A muchos les sonará raro.

-Son conceptos diferentes, ser judío y ser sionista. Es una confusión muy habitual, en parte por desconocimiento de la gente, y en parte por la propaganda interesada del movimiento sionista del estado de Israel, que se erige como portavoz del conjunto del judaísmo cuando en realidad, a lo largo de la historia, excepto desde la guerra de los Seis Días hasta hoy, han sido minoritarios.

- ¿Entonces ahora hay mayoría sionista dentro de la comunidad judía mundial?

-Ha ido cambiando. El sionismo, durante sus primeros cincuenta años, fue minoritario, una cosa de cuatro locos mientras que la mayoría de sus vecinos judíos del centro de Europa o Europa oriental preferían emigrar a América del Norte o del Sur o Francia, que es como se formaron las grandes comunidades judías que existen fuera de Israel. Han sido minoritarios incluso después del establecimiento de Israel, en 1948, y hasta la guerra de los Seis Días, cuando el fervor nacionalista les hizo pasar a ser hegemónicos. Pero es una hegemonía que hoy están perdiendo, porque hay algo que preocupa a Israel y que hace que monten un ministerio orientado solamente a perseguir a los críticos en Israel y algunos chiringuitos en alguna parte del mundo donde pagan a gente para que represente sus intereses y generen un lobby afín. A lo largo de la historia los más grandes humanistas ilustrados del judaísmo, Freud, Einstein, Erich Fromm, Hannah Arendt, Martin Buber..., estaban en contra de un proyecto que va en contra del sentido de la historia moderna.

- ¿Por qué no deben tener los judíos un país en Tierra Santa?

-El problema no es que los judíos puedan tener un país, el problema es hacerlo a costa de otro pueblo; sobre todo con un proyecto que desde muy temprano se vincula a las potencias coloniales. No hay razón para que los judíos no tengan un derecho a tener un estado propio. Lo que trae conflicto es que sea expulsando a un pueblo autóctono de su territorio.

- ¿Cómo definiría al Estado actual de Israel?

-Es un país que es resultado de un proceso de colonización que sigue hasta hoy en día. Ya en los años 20 los planes estratégicos que tenían eran similares a los de hoy en Gaza o Cisjordania. Desde un primer momento es un proyecto de separación étnica de un pueblo contra otro. Desde el punto de vista sionista lo justifican diciendo que es el estado de los judíos, pero es lo mismo que sí aquí se dice "España para los españoles", todos sabemos el significado xenófobo de este lema. Pues allí es lo que se intenta hacer parecer como normal.

- ¿Cómo es su sociedad?

-Muy compleja, que dista de ser homogénea. Por una parte es una sociedad avanzada y hasta progresista en algunos aspectos, y por otra es una sociedad colonial. La paradoja es que con cruzar una calle en Jerusalén o Haifa, dado que no hace falta irse a Gaza, pasas del primer mundo al tercero. Un quinto de la población israelí son palestinos y son discriminados sistemáticamente por un estado que tiene un régimen jurídico para "los blancos judíos" y otro régimen diferente para los que no lo son. Hay una sociedad muy progresista, multicultural, diversa y abierta, pero cruzas una calle y pasas del primer mundo al tercero, con un régimen de ocupación colonial.

- Otros defienden que es la única democracia de la zona.

-Depende de cómo uno defina democracia. Si democracia es que el conjunto de la ciudadanía participa en las decisiones, claramente no lo es y lo dice el propio gobierno de Israel: están para servir a una parte de la ciudadanía en contra de otra parte. Es un estado con dos sistemas. Si a esto se le puede llamar democracia... Es como cuando Sudáfrica para los blancos también era una democracia. Por una parte, si eres judío puedes disfrutar de las máximas cotas de libertad y protección social, y si no lo eres, aún siendo ciudadano israelí, no. Y de hecho puedes sufrir una detención administrativa sin juicio previo.

- Los sionistas dicen que el boicot a Israel de los ayuntamientos es antisemita.

-La gente que apoya y participa en la campaña de boicot es contraria a todo racismo, xenofobia, antisemitismo e islamofobia. Las evidencias son claras. El Estado de Israel y sus lobbys tienen curiosos compañeros de viaje como la ultraderecha europea de diferentes países, que cuando sale elegido Netanyahu son los primeros en visitarle. Curiosa paradoja.

- ¿Israel promueve la confusión entre antisemita y antisionista?

-Promueve eso y se declara como el estado en representación de todos los judíos sin preguntarnos. Nos convierte en rehenes de su política.

- ¿Se ha labrado Gijón mala fama entre la comunidad judía por aprobar el boicot a Israel luego revocado? Eso dicen colectivos proisraelíes como ACOM...

-Los principales difusores de que Gijón se convirtió en espacio libre de apartheid son los de ACOM y sus columnas en la prensa israelí. Los principales escandalizados son ellos y la prensa que les da eco en Israel. Lejos de ensuciar el nombre de la ciudad, para mucha gente con sentido común es motivo de orgullo y admiración que una ciudad se reconozca libre de racismo y apartheid.

- El famoso partido España-Israel. ¿Es el escenario óptimo para manifestarse?

-El problema es que el Estado de Israel utiliza las actividades deportivas y culturales como parte de una campaña de lavado de cara que intenta hacer ver los aspectos que se pueden vender como positivos y que la gente no preste atención a los aspectos oscuros. Es una estrategia organizada: las películas o cantantes israelíes salen fuera financiados por embajadas y ministerio. Viene a intentar confundir a la ciudadanía que no tiene más información. Y eso hace que esas actividades sean objeto de protesta. Nadie tiene nada en contra de que se celebre un partido de fútbol, pero lo que sí tenemos que decir es que cuando estamos hablando de un equipos que institucionalmente representan a un sistema, un gobierno y país, éste sea objeto de boicot como se hizo con Sudáfrica, que incluso fue excluida de los Juegos Olímpicos por imponer un sistema de discriminación como el de Israel. Esto no es nada nuevo y no es nada que tenga que ver con los judíos.

- Algunos les acusan de mezclar fútbol y política.

-No hay fútbol ni deporte sin política. Y el que lo dice lo que intenta es cerrar los ojos.