Sólo el año pasado pasaron por sus manos sanadoras 311 aves de 34 especies diferentes. Principalmente le piden que se haga cargo de gaviotas (170), pero también le llegan en buen número palomas domésticas (61) y vencejos comunes (17). La sensibilidad que Xuan Fernández profesa hacia las aves empezó desde la cuna. "Naces con ello, igual que sucede con la música o la pintura", señala el ornitólogo. "Es mi mundo, son mi vida", asegura sobre una pasión a la que dedica su tiempo y dinero de forma altruista. Fernández lleva años atendiendo, recogiendo y curando a las aves heridas con las que se encuentran en el municipio las clínicas veterinarias, particulares y bomberos, cuerpo este último que el miércoles homenajeó su labor con la entrega de una placa durante la celebración de la festividad de su patrón.

Con tanta actividad, Xuan Fernández se ha tomado su tiempo para sistematizar su dedicación a las aves. Ahora sabe que las aves jóvenes son las que más requieren sus cuidados.. El 72,2% de las recogidas por Xuan Fernández en 2016 estaban en su primer año, principalmente afectadas por una caída del nido en un 42,2% de las ocasiones o por un ala rota en el 39,8% de los casos. No obstante el resultado de sus curas es positivo puesto que ha logrado salvar la vida de más de 200 ejemplares que de otra forma estarían condenadas al sacrificio. Liberó al 67% y sólo el 21,7% perecieron. "Las aves llegan y llegan y yo seguiré aquí hasta que me muera", promete Xuan Fernández que el curso pasado invirtió de su bolsillo una suma superior a los 1.700 euros entre comida (pescado, tenebrios o alpiste, entre otros), electricidad y gasolina para ir a recoger a las aves. Unos desplazamientos que se incrementan en los meses de junio y julio en que llega a subir al parque de bomberos de Roces hasta tres veces al día.

Todo comenzó hace años. En compañía de otros dos compañeros iniciaron una campaña de marcaje de la gaviota patiamarilla. Les ponen un código europeo que combina dígitos y colores para identificar tanto la especie como la zona. Una labor que no siempre fue sencilla y que en no pocas ocasiones le llevó a exponer su vida para alcanzar a alguna de las aves en las alturas o en las rocas.

"Me jodía que después de ese riesgo luego les pasase algo y las mataran sin más", explica. Desde entonces comenzó una labor que cuenta con la inestimable colaboración de los bomberos de Gijón, un colectivo "ejemplo en Asturias de la recogida de aves", afirma.

Xuan Fernández espera que el reconocimiento sirva para concienciar a la ciudadanía y desterrar las leyendas urbanas que tildan a gaviotas y palomas como las ratas del aire o que reproducen la idea de que ellas son las transmisoras de variadas enfermedades. "Si hay alguien que haya sido contagiado por un ave en Gijón que lo diga, que los ornitólogos estaríamos encantados de saberlo, pero no va a aparecer nadie", estima.

Las gaviotas también tienen en contra a la hostelería local porque vigilan las terrazas y devoran la comida. "Son animales muy oportunistas y si tienen la oportunidad y ven a un necio van y le quitan el pincho; a mí ya te digo que no me lo quitarían", espeta.

Tal es su pasión que asegura, aun a riesgo de que nadie le crea, reconocer a las gaviotas por su graznido. Ya no entre especies, ejemplares individualmente. Quizás alguna quiera decirle gracias por su labor altruista evitándoles lo que sería una muerte segura.