Los trabajadores de una conocida hamburguesería próxima al parque de Begoña, en la calle San Bernardo, también ha sufrido los desplantes e intentos de agresiones de los grupos de jóvenes que dificultan la convivencia en esta zona del centro, según denuncian los vecinos. En especial las empleadas a las que dedican comentarios obscenos e incluso amenazan con agredirles. "Estamos hasta el moño porque los fines de semana trabajamos con miedo", asegura una de ellas.

Además de los enfrentamientos entre los propios jóvenes -"peleas entre ellos, sin respeto ni educación por nada ni nadie", apunta la trabajadora- también se envalentonan cuando son recriminados por actitudes no permitidas en el interior. "Se ponen a fumar dentro del local, queman papeles y te insultan", describe una de las afectadas a la que también han vertido bebida por encima en varias ocasiones en que intentó frenar esas conductas inapropiadas. "Tenemos la bebida en los surtidores, ellos entran con vasos de fuera a servirse, les recriminas por ello y te lo tiran a la cara; es brutal lo que vivimos aquí cada fin de semana".

Tras los insultos vienen las vejaciones y los intentos de agresión. "Nos levantan la mano, amenazan con pegarnos y pasan su dedo por el cuello haciendo el gesto como de que nos van a matar cuando salgamos; la gente no sabe lo que es trabajar de cara al público y te pase esto, te entra miedo y a veces piensas que no te compensa tener trabajo en estas condiciones", sopesa la joven empleada que, "afortunadamente", ha contado en varias ocasiones con la colaboración de otros usuarios de la hambuerguesería. "Hay clientes que nos ayudan e intervienen para que no nos hagan nada", confirma.

La policía se presenta con frecuencia en el local que, a diferencia de la otra sucursal que esta marca tiene en la calle Corrida, no cuenta con seguridad privada los fines de semana. "Les da igual que venga la policía o que no venga, ellos son menores y se las saben todas, se ponen gallitos incluso con los agentes; se creen que todo el establecimiento es suyo", relata. El episodio que más le afectó a esta dependienta fue a raíz de que en una ocasión uno de ellos le dijo: "No te atrevas a tocarme que te hundo", una coletilla empleada con frecuencia por estos adolescentes.