Forman parte de la generación mejor formada y los premios recién recibidos así lo atestiguan. Cuatro ingenieros de Telecomunicaciones de la Escuela Politécnica de Gijón, adscritos al área de Teoría de la Señal y las Comunicaciones, acaban de ser reconocidos a nivel nacional desde el Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicaciones por sus trabajos y brillantes trayectorias académicas. Y todos ellos, galones bajo el brazo, son conscientes de que serán arrastrados por la paradoja más extendida en estos tiempos: son los mejores de España pero acabarán fuera del país. "Investigar aquí es imposible, no hay dinero", aseguran.

Ana Arboleya, premiada en el apartado de mejor tesis doctoral en seguridad y defensa por su trabajo "Novel XYZ scanner-based radiation and scattering measurement techniques for antenna diagnostics and imaging" ya se encuentra de hecho en Francia, haciendo un postdoctorado en la Universidad de Niza-Sophia Antipolis, donde trabaja en sistemas de caracterización y diseño de antenas para comunicaciones inalámbricas de alta velocidad. Su tesis investiga en el desarrollo de un sistema de medida que permite crear imágenes de los objetos que aportan información complementaria a la que se obtiene a simple vista. Así, sería posible reconstruir objetos que están ocultos o capas internas de los mismos, con numerosas aplicaciones en el campo de la seguridad y defensa como por ejemplo la detección de objetos ocultos bajo la ropa, enterrados o detrás de paredes. Arboleya ha dado el paso de irse fuera de España concienciada de que "a veces es la única solución posible para seguir trabajando en tu especialidad". Y premios como el que ha recibido "suponen un gran reconocimiento que compensa, en cierta manera, todo el esfuerzo dedicado durante los últimos cinco años", aseguraba ayer desde Niza.

Daniel Rodríguez, premiado por su tesis sobre "Técnicas avanzadas para el análisis y síntesis de reflectarrays", lo que en la práctica supone "la mejora de las prestaciones de un tipo de antenas más pequeñas, planas, ligeras, fáciles de colocar y más baratas" que podrán sustituir en el futuro a las actuales parabólicas con las mismas o mejores prestaciones. Daniel Rodríguez, con un contrato temporal de investigador en la Universidad, está a la espera de obtener una beca postdoctoral para seguir trabajando en su campo. "Es algo muy repetitivo, pero es que aquí es muy difícil seguir investigando; casi no hay becas antes del doctorado y después, menos aún", sostiene.

Del mismo parecer es María García, premiada doblemente por su proyecto fin de carrera titulado "Sistema de "imaging" en banda de microondas basado en Ground Penetrating Radar", así como por una trayectoria académica de 9,75 de nota media. Su proyecto ahonda en una nueva línea de investigación cuyo fin último es diseñar un sistema compuesto por un radar embarcado en un dron que, de forma autónoma, explore una región en busca de objetos peligrosos enterrados, en particular, minas antipersona.

Ya tiene una patente y la intención es la de seguir estudiando en este campo, si bien "las ayudas son muy pocas". Una lástima, considera, dado que "en el área de Teoría de la Señal tenemos muchos medios y un equipo de trabajo muy bueno, ya estamos desarrollando un prototipo con pruebas de vuelo". Pero la posibilidad de salir fuera de España planea "porque aquí hay pocas oportunidades".

Guillermo Álvarez, también premiado por su trayectoria académica de más de nueve de nota media, está trabajando en la actualidad en el desarrollo de etiquetas RCID, "una especie de códigos de barras avanzado que no necesita lector y con las que se desarrolla un sistema de localización de objetos", explica el ingeniero. Estaría pensado para espacios interiores, en edificios y almacenes para la mejora de los sistemas logísticos. Álvarez acaba de empezar la tesis, por lo que aún se quedará unos años en Asturias. Pero de cara al futuro, "habrá que ir pensando en salir fuera". Con la mejor formación y a la caza de sueldos que "son mucho mejores que en España".