La abogada que defiende a José Ángel Fernández Villa en el caso de las mordidas en las obras del geriátrico de Felechosa, que ha dado pie a la llamada "trama hulla" fue ayer noticia en un juzgado de Gijón, donde participó en la defensa de uno de los siete acusados por tráfico de droga de la "operación tortellini". Su defendido declaró ante el juez que había perdido la confianza en la abogada y que pretendía cambiarla, a lo que el juez, Bernardo Donapetry, se opuso, alegando que había tenidos tres sesiones para recusar a la letrada y no lo había hecho. Entonces intervino García Boto para decir que si el acusado ya no confiaba en ella, que abandonaba la defensa. Al requerimiento del magistrado de conitnuar la causa sin atender las demandas de ambos, García Boto respondió "protesto". Y Donapetry le dijo en respuesta, "proteste usted si quiere, hasta en el tribunal europeo, pero hoy se queda en la sala".

Ana G. Boto a la salida de los juzgados

Ana G. Boto a la salida de los juzgados

No es el primer incidente que protagoniza la letrada. Enmarcado en el proceso del "caso Hulla", Ana García Boto ya tuvo sus más y sus menos con los medios de comunicación a la salida de los juzgados de Oviedo. En una ocasión, la abogada comenzó a ladrar para ahuyentar a la prensa, al no poder ofrecer declaraciones. Apenas dos días después, la tensión aumentó cuando García Boto estalló por un pisotón accidental, llegando incluso a amenazar con "ir al Juzgado de Guardia" por los dolores que decía sufrir.