El reto consistía en aunar el espíritu original del edificio con la modernidad y la flexibilidad necesarias para los nuevos usos, y el resultado empieza a ser ya visible. La antigua Escuela de Comercio se mostró esta mañana por primera vez cuando los trabajos están ya a punto de concluir (los técnicos estiman que será a primeros de agosto, mientras que el edificio podría abrirse al público para Navidad).

Los nuevos espacios destinados a asociaciones, salas de estudio, de consulta y archivo están a punto de ser rematados, como explicaron los arquitectos encargados del proyecto. Los trabajos han consistido, básicamente, en "recuperar espacios y hacerlos más diáfanos, respondiendo al espíritu de la época en que fue construido el edificio".

Se han recuperado barandillas de forja y azulejos originales, se han eliminado elementos que restaban luz y se ha tratado de aligerar el conjunto de la estructura, que mantendrá la entrada principal por la calle Tomás y Valiente. Bajo esta calle se ha excavado el espacio para el archivo municipal, el punto más complejo de la obra, como reconocen los encargados.