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Lustre gijonés para la historia charra

El asturiano Luis Muñiz ha dirigido al equipo de restauración de la Casa de las Conchas, registrando uno a uno los ornamentos de la popular fachada

Arriba, trabajos de limpieza con láser en el interior del edificio. A la izquierda, detalle de la fachada de la Casa de las Conchas. LUIS MUÑIZ

Es uno de los monumentos más fotografiados de Salamanca, y desde hace un par de meses luce de nuevo en todo su esplendor, tras unos completos trabajos de restauración. La Casa de las Conchas, en pleno corazón de la capital charra, muestra su mejor cara gracias a la pericia de un gijonés, el arquitecto Luis Muñiz, quien ha estado al frente del equipo de restauración de la empresa adjudicataria de las obras, Proiescon. Se da la circunstancia, además, de que Muñiz conoce al dedillo el edificio, toda vez que hace 25 años fue el restaurador responsable del traslado y montaje del patio renacentista y restauración de las fachadas, en la anterior gran intervención en el monumento.

En el año 1992 concluyeron las obras de rehabilitación integral de este emblemático edificio del patrimonio histórico-artístico español, y durante tres años Luis Muñiz fue contratado por la empresa adjudicataria de las obras de restauración como responsable del desmontaje, traslado y posterior montaje del patio renacentista que se encuentra en su interior. Tras culminar este trabajo, se acometieron finalmente los trabajos de restauración en las fábricas de piedra y el edificio fue destinado a Biblioteca Municipal. Hasta el pasado mes de mayo el gijonés volvió a formar parte como jefe del equipo de restauración de la empresa adjudicataria de las obras, tras un periodo en el que el inmueble solo había sido objeto de intervenciones puntuales "por lo que era necesario paliar el deterioro progresivo de los elementos pétreos más expuestos a la intemperie, como las gárgolas o las conchas", expone Muñiz.

Esta situación llevó al Ministerio de Cultura, responsable de la conservación del edificio, a encargar el estudio y proyecto de restauración a Víctor López Cotelo, el mismo arquitecto que había dirigido las obras en la anterior intervención, con el objeto de consolidar y restaurar todos los elementos constructivos del edificio tallados en piedra, lo que hacía necesario intervenir en todas las fachadas, en la torre, en el claustro y en los accesos, así como en la escalera renacentista y el sótano.

"Como en toda actuación de estas características, en una primera fase se documentó gráfica y fotográficamente el estado de conservación de cada uno de los elementos, para posteriormente proceder a la toma de muestras con el fin de determinar las diferentes patologías observadas, con vistas a la elección de los tratamientos mas adecuados", explica el arquitecto gijonés.

Uno de los primeros problemas fue "el de la excesiva colonización de la superficie de la piedra por líquenes y microorganismos, tras 25 años de ausencia de mantenimiento, determinadas piezas talladas expuestas a la intemperie, y en función de su localización en fachada, habían sufrido un deterioro considerable como consecuencia de la humedad", indica. Hasta el punto de poner en riesgo la conservación de algunos de los elementos mas característicos del edificio como las cresterías, las gárgolas y las cornisas del claustro, pero también de un número elevado de las conchas que decoran las fachadas.

Tras el tratamiento contra los hongos inicial y la posterior extracción manual de la costra biológica, "se procedió a la limpieza de los materiales aplicando técnica diferentes en función del tipo de suciedad y estado de conservación, desde procedimientos manuales a la utilización del sistema láser". Finalmente los trabajos concluyeron revisando y cosiendo "todos y cada uno de los elementos que presentan alteraciones, empleando formulaciones de morteros o resinas en función de las patologías que se presentaba en cada caso". Un trabajo exhaustivo, porque entre las dos fachadas de la Casa de las Conchas hay en total 374 conchas y todas ellas han sido intervenidas en mayor o menor medida, "registrando en todo momento el proceso seguido con cada una de ellas a través de fichas individualizadas que permitirán conocer la evolución de los tratamientos aplicados con el paso del tiempo", señala Luis Muñiz.

Para el arquitecto se ha tratado de una experiencia "muy interesante y enriquecedora", porque le ha permitido también comprobar la evolución de la primera restauración. Amén de engordar un currículum en el que se cuenta también la compleja intervención sobre las vidrieras del antiguo HUCA. Con amor al arte.

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