Su voz ha acompañado a los gijoneses durante más de tres décadas, desde Radio Gijón y desde la Cope. Daniel Rodríguez (Caborana, 1950) entró en una emisora por la música, una de sus grandes pasiones. Pinchó discos en todos los grandes locales clásicos de la ciudad. Tiene reciente el libro "No puedo vivir sin ti", cuyos beneficios ha donado a la Asociación Gijonesa de Caridad. Quinientas páginas que son también una crónica sentimental.

-Su libro se lee como una declaración de amor a la música y a la radio. ¿Es así?

-Totalmente. Recuerdo una conversación con mi padre en la que éste se sorprendía por las cosas que la gente llevaría a una isla desierta. Le pregunté que elegiría él y me dijo: "Alguien que me quiera y a quien querer; la pena es que no puedo llevar a tu madre porque necesito la bombona de oxígeno". Mi padre fue minero. Después de esta conversación y yendo yo hacia casa me hice esa misma pregunta. Llegué a la conclusión de que sin la música no podría vivir. Me da que no hay nadie en este mundo que pueda vivir sin la música. Sin música, nos volveríamos todavía más chiflados de lo que ya estamos.

-Y su larga relación con la radio viene por la música, ¿no?

-Así es. Abrí un pub en Gijón, en 1976, con un socio. No fue nada bien. Me marché a Madrid porque me llamó el grupo "Alcatraz". Tocaba algo la batería y el trombón, pero nada más. Así que acabé de técnico. Hice la gira de Albert Hammond. Y estando allí me vinieron a buscar los dueños del local "Play Boy", así que volví a Asturias. Poco después empezó a emitir en pruebas Radio Gijón. Los de "Discoteca" se ofrecieron a producirme un programa. Fui a hablar con Agustín Cañete, el director, y acabé haciendo algo de dos horas. A los seis meses ya estaba trabajando en la emisora, y así treinta y pico años.

-Los prólogos del libro están firmados por tres ilustres gijoneses ya fallecidos: Dioni Viña, Ramón el Colorao y Turraína...

-Los prólogos suelen escribirlos amigos, sospechosos de parcialidad. He optado por transcribir lo que me dijeron, en su día, estos tres gijoneses. Dionisio decía siempre lo que recojo en ese prólogo: "Dani tráfica con azafrán". Todo cierto.

-El libro toma como referencias las fechas de 1960 y 2005. ¿Por qué?

-Bueno, es el año en que empiezo a escuchar la radio, aquello del "zorro, zorrito". Vivía en Caborana y teníamos una vecina que pasaba el día escuchando la radio en la antojana, "Ama Rosa" y todas aquellas radionovelas. Sonaban canciones constantemente: Joselito, Renato Carosone... Y llego hasta 2005 porque me doy cuenta de que, a partir de ese año y salvo cosas concretas, no me dice nada lo que escucho. Cuando uno tiene 60 años o más se da cuenta de que, salvo los que pasaron por una guerra o cualquier otra desgracia, no hay nada como tener 20 años. Por eso creo que cualquier tiempo pasado fue mejor.

-O sea que es de los que creen que después de los "Beatles" no se hizo nada bueno...

-Se han hecho muchas cosas buenas, pero los "Beatles" han hecho quinientas canciones tan variadas que es difícil encontrar algo igual. En mi juventud había mayor variedad musical que ahora. Si recuerdo, sólo en Gijón igual había ciento cincuenta conjuntos o más; ahora, igual hay veinte. Los sesenta y setenta fueron una locura, con música en todas partes. A partir de ahí, los Ayuntamientos cogen el testigo de los grandes conciertos. Y en Gijón traen a Tina Turner, Ray Charles, Joe Cocker, Springsteen...

-¿Quiere decir que Gijón conoció años mejores ?

-Es más, era una ciudad de referencia internacional en la organización de conciertos. Oviedo hacía alguna cosa (recuerdo que trajo a "Los Canarios"), pero en Gijón era una locura. Por la misma discoteca "Play Boy" pasó todo lo que había en España.

-En el libro recupera su infancia en Caborana. Concede importancia a los Hermanos de la Salle en su educación...

-Fue una experiencia básica. La educación con los frailes ha sido fundamental. Recuerdo que el castigo consistía en escribir capítulos del "Quijote" con letra gótica. Existía cierta severidad, pero las cosas que aprendí de verdad vienen de allí. Viví en Caborana hasta los 14 años.

-Su primera juventud transcurre en Gijón. ¿Tenía ya la afición por la música?

-Sí, estaban aquellas vivencias de la radio. Voy al Instituto Padre Feijoo y trabajo en diversos lugares, incluido de aprendiz en Astilleros Riera. Con diecisiete o dieciocho años empiezó a poner discos. En 1968 estoy ya en "Zok Psicodélico", que era un sitio al que la gente iba ya a escuchar música. Después trabajé en el "007", "El Jardín", el "Parque del Piles"...

-Pinchó música en casi todos los locales de referencia...

-Sí, en todos. Después fue cuando monté "Disco Pub Daniel", en la calle Trinidad.

-¿Cuándo entró en la radio?

-Empiezo a colaborar en 1978.

-Colaboración que se convirtió en su profesión.

-Los inicios fueron con un programa que se titulaba "Dios bendiga la música", que era un guiño a un "soul" de Billie Holiday.

-¿Guarda buenos recuerdos de esas tres décadas largas en la radio?

-Sí, me prejubilé en el 2009. Hay unos años en los que la radio pierde la fuerza que tenía, aunque nosotros fuimos siempre independientes. Íbamos un poco por libre.

-Pero usted también ha hecho información, además de programas musicales.

-Sí, hubo una época en la que estuve, por ejemplo, de redactor deportivo en el programa de José María García. Tenía que seguir al Sporting y al Oviedo. A partir de un cierto momento, la ilusión no era ya la misma. La COPE adquirió Radio Radio Gijón en 1987, y cambiamos de la calle de los Moros a la avenida de la Costa.

-¿En qué etapa estuvo más a gusto?

-Si digo la verdad, posiblemente con Radio Gijón.

-¿Tenía más libertad?

-No es por eso, la libertad era la misma; a mí jamás me han puesto cortapisas. Es que empezaron a hacer programas que eran un batiburrillo. Al principio, tras el desembarco de la COPE, me tuvieron apartado. Después me pusieron a llevar un programa y acabaron ofreciéndome la responsabilidad de musicales. Me subieron la categoría y me reciclé en la emisora, pero ya no era lo mismo.

-¿Echa de menos el trabajo en la radio?

-No. Como me fui mediante contrato relevo, tenía que hacer alguna cosa. En concreto, llevé un programa en el que contaba la historia de Radio Gijón, desde 1933. Se inauguró el mismo año que la Escalerona. Un repaso en el que incluyo noticias y canciones. De ahí surgió la idea del libro: muchas de aquellas notas las incorporé a "No puedo vivir sin ti".

-¿Habrá más libros?

-Creo que puedo decir categóricamente que no, aunque tal vez se pueda hacer una segunda parte.