"Sin una teta se puede vivir perfectamente. Y sin las dos, también". Así de claro habla quien lleva lidiando con el cáncer de mama desde hace ocho años, ahora recuperada y llena de energía, deseosa de lanzar un mensaje de fuerza y ánimo para todas las mujeres que se ven las caras con esta enfermedad. La gijonesa Elena Vega lo tiene claro: "Hay que ser fuerte y luchar, porque de esto se sale y la vida sigue; hay que aprovecharla".

Ella, junto con una docena más de mujeres que han pasado por el trance de la detección de un tumor, la quimioterapia, la radioterapia, la extirpación o la reconstrucción, según el caso de cada una, fue protagonista ayer de la novena edición del desfile de moda que organiza la Casa de la Vida con motivo del Día Mundial del Cáncer de Mama. Un derroche de vitalidad y de realismo con el que las participantes quieren poner el acento en "la normalidad; es una enfermedad más que se pasa, y es más, hay cosas más importantes que superar en esta vida", resume Ángeles López, otra de las modelos que ayer pasearon su arte por las tablas de la Sala Albéniz.

Ella lo hizo ayer por segunda vez, porque "necesitaban gente y a mí no me importa hacerlo, hay que dar ejemplo para las personas que estén más desanimadas. Es muy importante transmitir alegría y normalidad" asegura López, que fue diagnosticada de cáncer de mama en el año 2008, y hoy en día está "estupenda".

Como ella, Elena Vega asegura que "se puede llevar una vida perfectamente normal, con alguna limitación pero que resulta perfectamente asumible". Y por eso ayer se atrevió a desfilar en bañador, porque "hay prendas monísimas después de la cirugía con las que nadie sabe si estás operada o no". Y sobre todo, porque "es fundamental que tú te sientas bien para que los que están alrededor también se sientan bien; son nuestro mayor apoyo y tenemos que estar animadas por todos nosotros", afirma con ocho desfiles a sus espaldas.

Lupe Vega, operada hace 13 años de tres tumores y preparada para desfilar también en bañador, "sin ganglios y con algunos dolores a veces" señala no obstante cómo "después de un cáncer se vive mejor que antes de él, porque se aprende a valorar y a disfrutar lo que se tiene". La docena de modelos, peinadas y maquilladas por Ramón Miyar, lucieron para la ocasión modelos prestados por varias casas de moda de la ciudad, (Alhelí, Deboutique, Magda, Lady y Patucos), con el fin de recaudar fondos para las actividades de la Casa de la Vida y, sobre todo, "animar a todas las que han pasado o están pasando por este proceso", indicaban los organizadores del evento, Covi Magarzo, Dani Campos y Paula Latry.

Además de moda hubo baile a cargo de las integrantes del grupo "Amanecer", también de la Casa de la Vida, dirigidas por Marián Alonso. El espectáculo, presentado por Teté Balseiro, concluyó con un sorteo de regalos donados con decenas de comercios gijoneses e incluyó una sorpresa: la entrega de un cheque de 6.000 euros de la Casa de la Vida a la Fundación Ficemu para investigación.

Un premio a la fidelidad de quienes no se pierden el desfile, y un revulsivo para todos los que desean colaborar con una causa que, además, tiñó de rosa alguna de las fuentes de la ciudad, como la de los Campinos de Begoña. Un color para la esperanza.