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Cabueñes tuvo durante el pico gripal hasta 74 pacientes en un área para diez enfermos

La deficiencia estructural de Urgencias es el gran lastre de una unidad que ve que sólo la ampliación les permitirá afrontar mejor la alta demanda

En primer término, Macarena Corominas, jefa de la unidad de Urgencias de Cabueñes, con una parte del personal detrás. MARCOS LEÓN

Con la epidemia de gripe a punto de dejar de serlo en Asturias, en el servicio de Urgencias del hospital de Cabueñes han hecho un primer balance. Y como en los últimos años y en las últimas crisis epidémicas, es demoledor. "Hubo momentos terribles", reconoce Macarena Corominas Sánchez, jefa de las urgencias de Cabueñes desde hace poco más de un año pero con casi 25 años de conocimiento de un servicio que tiene en el espacio y la estructura física de la propia unidad su principal enemigo, aunque no sea el único.

Ese balance ya aporta algunos datos. Ahí van algunos. Cabueñes tiene, al año, una demanda alta de urgencias que se acerca a las 105.000 consultas. En su media normal atienen a diario a 164 pacientes etiquetados con los códigos amarillo y naranja -según el triaje que se hace en Asturias esos colores corresponden a la prioridad 2 y 3, es decir, muy urgente y urgente-, una cifra que se elevó en algunos días del pico gripal hasta alcanzar casi 90 casos más. En esos momentos de máxima demanda, en el área de atención a pacientes "amarillos" (urgentes), que está dotada con diez huecos de exploración y atención en camilla, llegaron a hacinarse al mismo tiempo hasta 74 enfermos.

"¿Se puede imaginar alguien el estrés y la presión que eso supone para el personal? Es enorme. Lo de estos últimos meses ha sido mucho esfuerzo. Me siento satisfecha tanto de la respuesta del equipo como de la valoración que nos ha llegado de la dirección del hospital. Ni siquiera hemos tenido muchas quejas de pacientes", admite la responsable de la unidad.

Con ese déficit espacial, en las urgencias de Cabueñes, casi más que en ningún otro área del hospital, todo el mundo trabaja con la esperanza puesta en la ampliación. Una obra que debe lanzarse este año y cuya primera fase debería estar culminada en cuatro años. La obra empezará precisamente por las Urgencias y el salto será abismal: la unidad pasará a disponer de más del doble de espacio que tiene ahora. Y sobre todo, mucho mejor organizado y pensado. Empezando por algo tan básico -que casi explica todo lo demás que tiene que ver con la mala planificación del espacio de urgencias- como que las ambulancias podrán llegar hasta la misma puerta del servicio sin quedarse bloqueadas en el túnel de acceso, que no tiene suficiente altura para su paso.

"Todas las obras para ganar espacio que se han ido realizando en este servicio en los últimos años han sido a costa de ocupar huecos que eran almacenes, despachos médicos, zonas comunes... y ya no hay más de dónde sacar. Llega a ser angustioso", sostiene la responsable de Urgencias. De ahí que en momentos de crisis y de alta demanda asistencial, como la pasada, "nuestro problema es que no hay espacio físico para atender a las personas. Hay momentos en que no tienes ni camillas donde poner a los enfermos", explica. Y en las camillas, precisamente, está otra singularidad de Cabueñes que sólo tras mucha argumentación han sido capaces de explicar a los responsables del Sespa. "Este es un hospital con mucha población mayor y dependiente, porque es el área de Asturias que tiene más geriátricos en su zona y más población mayor de 85 años. Eso son pacientes que, aunque su patología no sea grave, hay que mover en camillas por sus características físicas y cognitivas. Y las camillas se mueven mal cuando se está muy necesitado de espacio, como es nuestro caso", explica Corominas.

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