El "Saramago", el pesquero que se hundió en la madrugada del pasado sábado junto a los muelles de La Osa, en El Musel, tiene desperfectos en el fondo del casco, a babor cerca de la quilla, en una superficie de aproximadamente dos metros de largo por 70 centímetros de ancho. El barco chocó contra la escollera del Muelle Moliner hacia las once y media de la noche del viernes, cuando entraba a puerto tras faenar frente al Cabo de Peñas. El arrastrero llegó al Muelle de Rendiello, pero no pudo descargar las 300 cajas de xarda que portaba y se hundió, pasada la media noche, cuando era remolcado hasta la zona de El Musel próxima al helipuerto, al donde no llegó.

La superficie dañada se divide en dos. Una parte afecta al pick de proa (el manparo de colisión) y otra a dos tanques de lastre, con fisuras por las que entraba más rápido el agua de lo que fue posible achicar con las bombas de la embarcación.

El "Saramago", de 27,5 metros de eslora, 7 de manga y 3 de calado, reposa ahora semisumergido en una zona de El Musel de algo más de cinco metros de profundidad en pleamar. A lo largo de esta semana se procederá a sellar las grietas originadas por el choque contra la escollera -que el patrón del barco atribuyó a un fallo en el timón- y a aligerar la carga del barco sacando pertrechos y retirando el combustible que permanece en sus tanques. El "Saramago" tiene un porte de 125 toneladas, si bien el peso de lo que transportaba el barco en el momento de su hundimiento era sensiblemente menor, dado que traía a puerto pocas capturas y además sus tanques de combustible no estaban llenos. El barco, propiedad de armadores gallegos y con base en Leixoes (Portugal) tiene un arqueo de 188. Fue construido en 1998 en Armón Navia, astillero del que salió con el nombre de "Cidade de Lagos", que cambió por el actual en 2015.

Tras sellar las grietas y aligerar el arrastrero, se procederá a extraer el agua del mismo antes de reflotarlo con pontonas, y también con la ayuda de globos de aire. Luego se trasladará hasta una zona del muelle de La Osa próxima al antiguo desguace de barcos de El Musel, antes de llevarlo a repara a un astillero cercano. La inspección del barco, una vez que vuelva a flote, será determinante para conocer las causas del siniestro.