En un momento en el que movimientos similares al "Me Too" han logrado una gran relevancia en su lucha contra casos como el de "la manada", la reacción de las mujeres ante el machismo ha cruzado continentes. La periodista María Gómez, que cubre el Mundial de Fútbol desde Rusia, ha denunciado dos casos de acoso sexista que se hicieron virales.

Alicia Miyares, filósofa e investigadora del feminismo político y participante en la XV Escuela feminista Rosario de Acuña que termina hoy sus conferencias en Gijón, asegura que "ese tipo de acoso todas las mujeres en un momento dado de nuestra vida lo hemos padecido. Esa violencia oportunista de creer que por ser varones pueden apropiarse de su cuerpo y sobarla todo lo que les dé la gana. Hasta ahora había mayor tolerancia, yo creo que hemos llegado a una situación, la mayor parte de las mujeres, en las que la tolerancia es cero hacia comportamientos más agresivos, sexuales, y que avanzan en ese sentido de acoso".

Tras el aluvión de críticas que recibió la reportera del Mundial por la viralización de otra grabación en la que ella se refería a los futbolistas como "los pibones de la selección de Marruecos", Gómez pidió disculpas por su actuación. Miyares, por su parte, encuentra diferencias entre los piropos de los hombres y de las mujeres: "Creo que a día de hoy no son equivalentes. Cuando una mujer dice a uno, '¡guapo!', puede que esté describiendo una realidad física, ese hombre es muy guapo. Cuando un varón piropea en ese sentido, está diciendo algo más, es: 'si yo quiero, me apropio de tu cuerpo'".

De la misma manera, la doctora en derecho y profesora de la UNED, Teresa San Segundo, que también participa en estas jornadas, coincide en que "cuando a alguien le molesta, ya es acoso. El problema está en dónde y cómo se dice. Que te digan que estás guapa no creo que a nadie le moleste, pero si te lo dice alguien que te cruzas por la calle y se están metiendo contigo, están invadiendo tu intimidad. No se puede permitir, como tampoco lo hacemos nosotras con ellos cuando vemos un chico guapo". Miyares añade que "un piropo en los términos actuales sería decir: 'qué mujer más brillante, qué inteligencia', eso es un halago. Pero con las mujeres no hay halagos, se señalan sus características físicas, no intelectuales".