Era un joven de 17 años que había permanecido encerrado toda la noche en un local de videojuegos en Begoña, "mi intención era jugar toda la noche, aproveché un descuido para esconderme, pero había sensores conectados a la alarma", decía, "desde hace dos años tengo ese hobby y no puedo pasar sin jugar". El caso es que la Policía lo había encontrado escondido en un armario de la sala de juegos: "no puedo vivir sin jugar, es horrible".