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Un tipo de turismo que genera polémica

Los restaurantes empiezan a rechazar las despedidas de soltero: "Hacen el ridículo"

"Gijón recauda unos 300.000 euros cada fin de semana gracias a esta iniciativa", aseguran las empresas organizadoras de eventos

Un grupo de mujeres celebra una despedida de soltera en la plaza Mayor de Gijón. JULIÁN RUS

Cualquier despedida de soltero que se precie tiene que acabar después del amanecer y empezar con una cena en condiciones. Varios restaurantes de Gijón, no obstante, se han negado a colaborar con el segundo objetivo y han prohibido de forma expresa la entrada de clientes que participen en este tipo de celebraciones, alegando que en los últimos años las despedidas de soltero en la ciudad estaban llenando los restaurantes de forma "masiva" y hacía que los comensales que no participaban en ellas se sintiesen incómodos.

Es el caso de Sidrería Globo, uno de los primeros locales que dejó de acoger despedidas de soltero hace ya un par de veranos. "Mi sidrería es un lugar tranquilo; necesito que mis clientes puedan comer en paz sin tener que aguantar los gritos de desconocidos disfrazados. Si este es el tipo de turismo por el Gijón va a apostar, vamos listos. Si esta gente quiere hacer el ridículo que se vaya a la playa", resume Armando Rodríguez, responsable de la sidrería. Parecido opina Juan Manuel Lamelas, responsable de Sidrería Asturias. "Caímos en la cuenta de que nos merecía la pena; los locales veteranos vivimos de la clientela de toda la vida y no queremos que se encuentren incómodos por gente que viene solo un día". Otro de los propietarios que ha cerrado sus puertas a las despedidas es Miguel Ángel Prieto, de la sidrería El Centenario: "Una de las últimas cosas que me hizo tomar la decisión fue cuando en una cena de despedida varias personas me pidieron tilas y manzanillas en masa y, cuando nos descuidamos, mojaron las bolsitas de infusión y las pegaron al techo. Habrá de todo, pero no quiero que se repita".

300.000 euros en Gijón cada fin de semana

Ricardo Blanco, responsable de la empresa de organización de despedidas de soltero "Despedidas Top Gijón", explica la causa de este descontento. "Los locales tienen que decidir qué tipo de clientela tienen en su local. En la ciudad hay restaurantes para todos los gustos. Lo que está claro es que Gijón es una de las ciudades del norte más potentes en este sector; creo que en un fin de semana pueden juntarse unas mil personas que se gastan, por lo menos, trescientos euros cada una. Estamos hablando de un negocio que deja unos 300.000 euros en Gijón cada fin de semana de verano. Claro que a veces surge algún grupo rebelde, pero en su mayoría solo es gente que quiere pasárselo bien", resume.

Como dice Blanco, en Gijón hay restaurantes para todos los gustos y muchos de ellos han recibido el nuevo auge de las despedidas con los brazos abiertos. "La gente que celebra aquí su despedida de soltero pilla taxis, se queda en hoteles, come fuera. Los recursos económicos que genera para la ciudad son vitales; los números son muy claros", aclara Alejandro Ruiz, gerente del restaurante de espectáculos Las Mil y Una Noches y responsable de una empresa que organiza en Gijón fiestas de este estilo. "Tenemos a doscientas personas en el comedor cada fin de semana solo por las despedidas. Es como tener una boda grande cada semana sin la necesidad de hacer ninguna labor promoción ni descuentos. Este verano está funcionando muy bien; desde que apostamos por ellas hemos notado mucho la diferencia", añade Raúl Reyero, dueño de La Buena Vida.

Un arma de doble filo

Los hoteles de la ciudad también se muestran divididos ante el nuevo auge. "Eso de que vienen para armar jaleo es relativo; cualquier grupo numeroso que venga a la ciudad para salir de fiesta y beber puede acabar liándola de alguna forma. Los que se quejan por las despedidas de soltero de Gijón deberían echarles un ojo a las que se hacen en el Mediterráneo. En comparación, las de aquí son muy tranquilitas. Este es el tipo de turismo que deja dinero en la ciudad", explica David Fernández, dueño de Hotel Albor. De forma similar opina Alberto Rodríguez, director del Hotel 44, que reconoce que acoger despedidas de soltero está ayudando a superar las cancelaciones de última hora por las tormentas de este verano: "Son un arma de doble filo; siempre puede haber algún grupo problemático, pero yo no he tenido ningún problema. Lo que está claro es que Gijón está de moda; cada vez viene más gente a celebrar aquí su despedida de soltero y lo hacen con la cartera abierta".

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