Al entorno de El Molinón llegó ayer un grupo de 70 socios de Asleuval (Asociación Valenciana contra la Leucemia) convertidos en peregrinos que finalizaban una de las etapas del Camino de Santiago por el Camino del Norte. Allí los esperaban miembros de Astheha (Asociación Trasplantados Hematopoyéticos y Enfermos Hematológicos de Asturias), para un hermanamiento y muestra de apoyo a la labor de su entidad, y después acompañarlos hasta Cimadevilla y comer todos juntos "una buena fabada", como pedían algunos caminantes.

Astheha, la asociación anfitriona, se fundó en 2013 por familiares y pacientes afectados por enfermedades hematológicas y trasplantados de médula ósea. Pilar Lobo, su presidenta, se mostraba muy sorprendida de que una asociación de pacientes como la valenciana tuviera la moral y las agallas de hacer el Camino. "Las Asociaciones de enfermos no son muy activas, por el perfil de los socios. A nosotros nos gustaría hacer muchas más cosas y promover la salud como han hecho ellos", asegura Pilar. Recibieron a los socios de Asleuval con los brazos abiertos y el corazón henchido de solidaridad.

Arturo Zornoza, presidente de entidad valenciana, explica que "es la segunda vez que se realiza un viaje a Santiago". El objetivo es que, personas que han vivido en entornos hospitalarios y en circunstancias muy duras, compartan una semana al aire libre con mucho significado. Estos enfermos, trasplantados, familiares y seres queridos emprendieron su camino con el fin de visibilizar estas enfermedades y para concienciar sobre la importancia de la donación de médula ósea. Como señala Pilar Lobo: "Dentro de las donaciones, es muy sencilla, pero desconocida. Se trata de una trasfusión de sangre de la que te recuperas en un par de días y tras haber salvado una vida".

Pilar Carril fue una de las primeras enfermas de leucemia que recibió un trasplante de cordón umbilical, hace 20 años. "En la asociación encontré referentes para cualquier duda y situación". Ahora hace el Camino con sus dos hijos, de 9 y 7 años, su marido y su madre. Paqui Vivancos lleva 20 años con la asociación, desde que su hermano cayó enfermo. "A nosotros se nos hundió el mundo, y creemos que tenemos que seguir aquí para apoyar a los que están como estuvimos nosotros". Su Camino en Gijón cogió fuerzas.