La compañía gijonesa Fundiciones Infiesta, cuyos orígenes se remontan a 1891 ha pasado a formar parte de las empresas que se ha llevado por delante la dura recesión económica que llegó al sector industrial asturiano en 2008. La sociedad, con unos 35 trabajadores ha entrado en proceso de liquidación al no poder hacer frente a los pagos que había pactado con sus acreedores en el convenio que estos aprobaron en septiembre de 2015 y que le permitió entonces salir del concurso de acreedores al que se vio abocada al no haber podido afrontar el endeudamiento en que había incurrido para construir sus nuevas instalaciones en el polígono industrial de Somonte III. Se trata de la empresa que fabricó las barandillas de la playa de San Lorenzo y parte de la playa de La Concha (San Sebastián), además de las farolas estilo Gijón, en su dilatada historia.

La crisis pilló con el pie cambiado a Fundiciones Infiesta, que en 2007 inauguró sus nuevas instalaciones tras haber invertido cerca de 12 millones de euros. Las expectativas de crecimiento de la empresa, durante los años de bonanza anteriores a la crisis, le habían llevado a dar el salto desde su anterior ubicación, en la calle Solar, en El Cerillero, a Somonte. Una inversión que triplicaba ampliamente su capacidad productiva, pasando de las 1.800 toneladas anuales a los 6.000. Aquellas expectativas no se cumplieron con la llegada de la crisis y el 6 de mayo de 2014 Fundiciones Infiesta entraba en un concurso voluntario de acreedores.

De los 12 millones de inversión, los accionistas habían aportado la mitad. Para dar aquel paso la empresa, participada mayoritariamente por los hermanos Juan y Blas Delgado, había dado entrada en el capital al expresidente del Sporting de Gijón, Eloy Calvo (a través de Construcciones San Bernardo) que tomó un 25% de la sociedad. Los hermanos Calvo quedaron con el 60% y el 15% restante en manos de otros accionistas.

Los otros 6 millones se obtuvieron de préstamos de entidades financieras y por un préstamo amortizable del Ministerio de Industria. Cuando llegó el concurso de acreedores la empresa acumulaba una deuda de 6 millones de euros, de ellos 3,5 con los bancos por aquellos préstamos y un millón con la Agencia Tributaria.

En septiembre de 2015 la junta de acreedores aprobó el convenio propuesto por la empresa con el respaldo del 72,29% del pasivo ordinario, incluyendo la adhesión al mismo con sus créditos ordinarios por parte de la Agencia Tributaria. Dos meses después, el convenio fue aprobado por el juez de lo mercantil de Gijón, el mismo que el pasado 14 de abril acordaba iniciar el proceso de liquidación de la sociedad dado que Fundiciones Infiesta incumplió el convenio pactado para los pagos a los acreedores.

Se trata de una decisión que no fue conocida por los trabajadores hasta después de que esa decisión y el nombramiento del administrador concursal se inscribieran en el Registro Mercantil de Asturias, lo que tuvo lugar el pasado 22 de octubre.

Fuentes sindicales expresaron su sorpresa por el final de esta industria centenaria, dado que la misma cuenta con carga de trabajo y pedidos suficientes, en su mayor parte para la fabricación de piezas para maquinaria de industrias del País Vasco.

Fundiciones Infiesta se dedica a la fundición gris y nodular. La empresa nació en 1891 en la calle Acebal y Rato de la mano del comerciante gijonés Faustino del Valle, quien la dirigió hasta 1895. Entre esa fecha y 1928 tomaron las riendas el comerciante Sabino Acebal y el médico Calixto Rato (impulsor del Monte de Piedad y de la Caja de Ahorros). Fue en ese último año cuando Luis Infiesta Castro, que había empezado a trabajar en la empresa en 1898, la adquirió, dirigiéndola hasta su fallecimiento en 1939. El traslado de la factoría a su segunda ubicación, en El Cerillero, se hizo de la mano de Antonio Prieto Infiesta, quien dirigió la empresa entre 1950 y 1985, año en el que la sociedad vivió su primera crisis. La firma fue rescatada por las aportaciones de nuevos socios; los hermanos Delgado y Talleres Zitrón. Ahora los activos de la sociedad en Somonte están a la venta.