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Andrea Prendes: "Aún hay algún comentario fuera de lugar, pero hago oídos sordos"

Andrea Prendes, de 30 años, empezó en el mundo de la calderería y la soldadura "porque no salía trabajo, de lo que salía era de hostelería y no me gustaba. Mi madre siempre me animó a hacer soldadura, desde que era pequeña, porque siempre me gustaron las cosas manuales, mi madre me veía con la vocación", explica en el taller. En cuanto a la relación con los compañeros confiesa que pesa el hecho de que haya muchos chicos, porque "siempre te vas a encontrar alguno que haga algún comentario un poco fuera de lugar, pero yo ni los escucho; hay que hacer oídos sordos y demostrar que se equivocan". El año pasado además tuvo el mejor expediente de su promoción el año pasado, y eso "sirvió para callar alguna boca", aunque "en general en el taller estoy a gusto". Y por eso, "no cambiaría el sitio", aunque aspira a trabajar "más que en el taller, en la oficina, con los planos y haciendo cálculos".

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