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La comodidad de curarse en casa

Cristian Priede, enfermo del riñón, es uno de los primeros pacientes en beneficiarse de la unidad de hemodiálisis a domicilio de Cabueñes

Cristian Priede, sometiéndose en su domicilio de Candás a una sesión de hemodiálisis. MARCOS LEÓN

A sus 38 años, Cristian Priede ha pasado ya por tres trasplantes de riñón y lleva más de una década dializándose. Le diagnosticaron una complicada enfermedad en la sangre con solo 9 años y, al menos de momento, su insuficiencia renal apunta a que jamás dejará de ser crónica. Desde abril de este año, no obstante, Priede ya solo tiene que visitar el Hospital de Cabueñes una vez al mes y gestiona su propia diálisis desde su casa, en Candás. Es uno de los cuatro pacientes que se benefician del nuevo servicio de hemodiálisis a domicilio que el área sanitaria gijonesa implantó hace un año. "Poder tratarme desde casa me está permitiendo volver a tener una vida prácticamente normal", explica.

El candasín padece una glomerulonefritis segmentaria y focal de primer grado, una enfermedad que se transmite por la sangre y que ataca sistemáticamente sus riñones. "No importa cuántos trasplantes me hagan. Mi cuerpo los rechaza o la enfermedad los mata a los pocos años", lamenta Priede, que explica que, como la funcionalidad de sus dos órganos nativos nunca llegó a colapsar del todo, los dos riñones que se le trasplantaron y que su cuerpo sí aceptó se ubican en la parte delantera de su torso. "Vamos, que tengo cuatro riñones. Suena raro a la gente que no forma parte del mundillo pero es, en realidad, muy normal en pacientes que se dializan. Tenemos que aprovechar cualquier órgano que funcione, así que renunciar a mis dos riñones nativos hubiese sido un desperdicio y un riesgo para mi salud", justifica. "Ahora mismo tengo dos riñones donde se supone que tienen que estar, en la parte trasera y baja del torso, y otros dos trasplantados en la parte delantera. Si se me notasen a simple vista sería muy gracioso de explicar", bromea.

Para acceder al servicio, Priede explica que tuvo que superar un mes "de prácticas" que, en realidad, es un cursillo exprés de formación a cargo de las enfermeras Margarita López y Carmen Gómez. "Nosotras también tuvimos que formarnos para que los pacientes pudiesen comprender bien lo que están haciendo. Enseñar a utilizar todo el aparataje a cada paciente nos lleva más o menos cuatro semanas porque, aunque la técnica no es demasiado complicada, el proceso sí que lo es y tienen que aprender a manipular su catéter y hacerse sus propias punciones de fístulas", comenta López. "Cristian lleva muchísimos años con la enfermedad y es muy meticuloso, un lujo de paciente", completa.

Las máquinas que utilizan los pacientes no se mueven de sus casas. La empresa distribuidora las entrega en el propio domicilio y hasta que el paciente no cambia de tratamiento no tienen que devolverlas. Los enfermos disponen, además, de un teléfono disponible las 24 horas para cualquier duda y una aplicación de móvil que soluciona sus dudas más sencillas. "Yo ahora me levanto a las siete de la mañana y me dializo unas dos horas y media. Después puedo empezar con mi día normal. Los enfermos que tenemos que recurrir a técnicas de dialización acabamos pasándonos buena parte de nuestra vida en el hospital. Con este servicio ganamos calidad de vida e independencia", comenta el paciente.

Para las revisiones mensuales -que por cercanía realiza en el Hospital de Jove-, el candasín se saca también su propia sangre. "Me llaman del hospital un par de días antes y me dicen cuánta sangre necesitan. Yo me la saco y mi padre se la lleva al hospital. Así, cuando llego a la revisión, mis análisis ya están encima de la mesa", explica.

Aunque actualmente está en el paro, Priede no descarta ponerse a trabajar y, según explica, puede hacer cualquier tipo de trabajo que no requiera demasiado esfuerzo físico ni estar muchas horas seguidas de pie. "Parece que los que estamos enfermos ya no podemos hacer nada más el resto de nuestra vida. Yo ahora me encuentro bien, tengo mi libertad y quiero hacer cosas", sostiene.

Hemodiálisis en Cabueñes

Ana Laurés, jefa de la unidad de hemodiálisis domiciliaria del Hospital de Cabueñes, explica que, además de los cuatro pacientes que ya se dializan a distancia, hay un quinto formándose para ello, un sexto que comenzará sus clases en enero y un séptimo en lista de espera. El servicio arrancó en septiembre del año pasado. "Aunque estamos muy contentos con los resultados y con la aceptación entre los usuarios, nuestro objetivo jamás tuvo nada que ver con los números. Lo que buscábamos era recuperar un servicio que tuvimos en su día en Gijón y que con los años fue cayendo en desuso. Eran otros tiempos y utilizar estas máquinas en casa era más complicado", comenta. "Esta unidad viene a comprobar la necesidad de apostar cada vez más por la atención domiciliaria. Para los pacientes renales es muy importante saber cuántas técnicas tienen a sus disposición y siempre va a resultar más fácil para ellos poder acceder a ellas desde nuestro hospital. En el HUCA hay grandes profesionales, pero un paciente acostumbrado a su facultativo prefiere no tener que cambiar de médico. Este servicio les beneficia", sentencia.

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