"A este paso cierro el local y monto una administración de lotería". El responsable de la cafetería gijonesa Dami no daba ayer crédito a su suerte cuando sus clientes le avisaron de que los dos números que vendía en su establecimiento del sorteo del Niño (el 16647 y el 46658, premiados por sus tres y dos terminaciones con 100 y 60 euros cada décimo, respectivamente) habían resultado premiados. Él estaba en su casa, con sus hijos y su esposa, disfrutando de los nuevos regalos que le habían traído los Reyes Magos a los pequeños. Resultó que, al final, el mayor regalo lo había dado él y no Sus Majestades: repartió un total de 324.000 euros en participaciones para su familia y sus clientes.

No es la primera vez que la suerte de la lotería recae en el establecimiento del gijonés. El año pasado su cafetería repartió otros 30.000 euros con el mismo sorteo del día de Reyes y otros 50.000 con el de Navidad. Hace dos años, además, el dueño recuerda haber vendido un cupón de la ONCE premiado con otros 100.000 y varios con 600, que se saldaron con un botín de unos 132.000 en total. "Llevamos siete años con el negocio en marcha y parece que cada vez vendemos más lotería, porque se va corriendo la voz de que hemos vendido algún premio y la gente viene adrede a comprar participaciones de lo que sea. Los clientes que suelen parar por aquí nunca se quieren quedar sin alguna papeleta porque luego, como acierte a tocar, no se lo perdonan", justifica el gijonés.

Su mujer, Erika Stead, explica que, al haberse vendido sobre todo participaciones de cinco euros (sin ningún donativo para el local, lo que suele animar aún más a los compradores), la mayoría de sus clientes se hizo con al menos una papeleta. En este caso, los dos números agraciados fueron adquiridos en dos administraciones del centro de la ciudad: "La 7 de Gijón", ubicada en la calle Magnus Blikstad, y "La Moneda", situada en la avenida de la Constitución. "Que, bueno, visto lo visto todavía me animo, cierro el bar, y monto yo mi propia administración de lotería. Los clientes cada vez me preguntan más por ella y estamos teniendo muy buena suerte", bromeó Alonso.

Aunque repartir más de 320.000 euros en una mañana era una hazaña digna de celebración, al matrimonio le tocó trabajar durante todo el día y hasta bien entrada la noche en su cafetería de la calle Infiesto, situada en el barrio de Laviada. "Se lo merecen porque fueron los propios clientes los que me avisaron de que habíamos repartido premios. Mi mujer y yo estábamos en casa, todavía por la mañana, con los dos críos. Era el día de Reyes y estábamos mirando los regalos. Luego ya vinimos para el bar y desde entonces hubo bastante trajín", reconoció el responsable. El matrimonio, eso sí, prometió que al terminar la jornada se irían a cenar por todo lo alto. El capricho queda justificado: Alonso había guardado algún décimo de los números premiados para él y su familia.