Buen tiempo, largos puentes y vacaciones escolares con miles de niños dispuestos a disfrutar de sus días de ocio. Ha sido la combinación perfecta para que el balance de las actividades lúdicas programadas en la ciudad haya sido muy bueno, especialmente en lo que se refiere a la pista de hielo en su tercer año en marcha en la ciudad.

Este año, según los cálculos de los organizadores, han pasado por las instalaciones del Solarón "cerca de 200.000 personas en total"; señala Félix Luengo, promotor de la pista de hielo, la pista de trineos y el poblado navideño para los más pequeños que han compuesto la oferta de este año. Ayer echaron el cierre con algo más de 65.000 entradas vendidas para disfrutar del patinaje y los descensos a toda velocidad por las pistas, pero "el público total ha sido mucho más numeroso, tenemos que tener en cuenta que al final cada usuario viene acompañado y eso supone que son muchas más las personas que disfrutan de las atracciones, mirando y pasando un rato en un espacio diferente", reflexiona Luengo.

Los niveles de visitantes se sitúan en los de hace dos años, cuando se instaló la pista por primera vez en el Solarón y supuso todo un "boom" de visitantes. El año pasado el mal tiempo echó a perder las previsiones, pero estas Navidades "nos ha ayudado el buen tiempo", junto al hecho de que todas las atracciones estaban bajo techo.

Una de las opciones que más han llamado la atención ha sido el poblado navideño para los niños más pequeños, "una franja de edad que también queríamos atender porque no son lo suficientemente mayores para acceder a las pistas", indica el promotor, "muy satisfecho" con los resultados. De hecho, el año que viene "queremos ampliar el espacio específico para los más pequeños, porque este año sólo pudimos aprovechar el espacio entre carpas".

El público, por su parte, está encantado con la iniciativa. "Es el tercer año que venimos y cada vez nos gusta más", indicaba Mónica García junto a su amiga Lorena Díaz, que no dudaron en hacer uso de las instalaciones hasta el último día. De hecho "pensábamos que ya estaba cerrado, pero como vimos que aún funcionaba, quisimos dar una última vuelta hasta el año que viene, que se hace largo", afirmaban antes de calzarse las botas. Como ellas, Alberto Palacio también echa de menos que "sólo sea en estas fechas, es una pena porque presta mucho".

La actividad, además de empezar a ser una tradición de las vacaciones de Navidad, se ha convertido también en un pasatiempo familiar. Lorena López e Iván Iglesias van a patinar "todos los años varias veces" junto con sus dos hijos, Carmen y Sergio Iglesias. Y aunque "algún rodillazo nos hemos llevado", lo cierto es que "resulta muy divertido, nos gusta mucho y siempre venimos varias veces", explicaban mientras se deslizaban en grupo por una pista de hielo llena de gente a mediodía de ayer, aprovechando una tregua momentánea del frío.

Otros, como Marta García y sus hijos Samuel y Nicolás García, debutaban ayer a pocas horas del cierre. "Y mira que somos de Gijón, pero nunca habíamos venido", relataban tratando de mantener el equilibrio. "En pistas sintéticas es más fácil, ésta es más profesional", aseguraban los niños, en cualquier caso "encantados" de poder hacer algo diferente y que no se repetirá hasta el año que viene.