La reforma de la Constitución Española es más necesaria y más difícil que nunca, porque no hay posibilidad de que se sienten quienes tendrían que reformarla. Es la tesis de partida del politólogo Antón Losada y el catedrático y jurista Javier Pérez Royo, que ayer presentaron en la Sociedad Cultural Gijonesa su libro "Constitución: la reforma inevitable" en el que comparten puntos de vista, a veces divergentes sobre la Carta Magna.

"Parece que no hay disposición a sentarse y escucharse, estamos en situación de parálisis, el sistema constitucional español funciona por inercia y estamos en esa situación, a ver por cuánto tiempo. Eso es lo que no se puede saber", sostiene Pérez Royo, para quien la reforma constitucional es puramente "una cuestión política, y sin una reforma el sistema político se precipita hacia el vacío".

Tanto Pérez Royo como Losada coinciden en que "la incapacidad para ponernos de acuerdo es un problema endémico de los españoles, el desacuerdo es el estado natural pero a nosotros nos ha pasado con más frecuencia: no somos capaces de alcanzar el acuerdo a lo largo de nuestra historia". Pérez Royo va más allá: "Nosotros tenemos ciclos constitucionales que empiezan con procesos constituyentes nuevos, pero nunca hay reformas de la Constitución", recalca.

Losada en cambio se muestra más optimista: "creo que la reforma de la Constitución es necesaria, muy difícil, pero también es inevitable, porque mientras no se reforme es imposible salir del bucle político temporal en el que nos hemos metido", recalca Losada. Porque "salga el gobierno que salga no dispone de los instrumentos y los recursos legales necesarios para resolver los problemas que tiene planteados España como nación, como sucede con el modelo territorial", apunta.

Sin una reforma constitucional "será muy difícil que haya coaliciones estables para gobernar", recuerda Losada, para quien "el acuerdo no es fruto tanto de la voluntad como de la necesidad, y todavía no hemos llegado a ese punto". En este sentido, los autores recuerdan cómo en los últimos 30 años "ha habido actores políticos muy relevantes que les ha ido muy bien en el desacuerdo", y precisamente "uno de los factores que ha impedido la reforma de la Constitución es que España ha vivido hasta hace poco una anormalidad política: toda la derecha estaba representada por un único partido político, que era el PP, que tuvo el monopolio de la derecha para vetar las reformas de la Constitución".

En la actualidad, con la irrupción de nuevos partidos en la derecha "ha desaparecido la imposibilidad aritmética de bloqueo, ningún actor político puede vetar el proceso de reforma constitucional", reflexionan los expertos. Pero si bien "la condición para hablar de la reforma ya la tenemos, eso no basta, hay que ponerse a hablar y ponerse de acuerdo". Algo que "dependerá mucho de los resultados electorales porque este es un año crítico".

De cara al proceso de reforma, además, "no se puede abordar desde la perspectiva de que unos ganan y otros pierden, así es imposible", advierten. Pero sin recetas mágicas: "la dificultad es que no sabemos siquiera como hacer esa reforma, en España hemos perdido la oportunidad de ensayar esos cambios como sí se ha hecho en otros países".

Para ambos, además, la monarquía es uno de los principales escollos para esta reforma, pero no el único. Porque "la Constitución del 78 fue un equilibrio muy marcado por el contexto y el momento en que se produjo, hubo asuntos que no se plantearon porque no era el momento, porque no se podía: la forma del Estado se dio por hecha así la concepción de España y dónde reside la soberanía". Y ahora "toca replanteárselo".