El diputado bilbaíno Edu Maura es miembro de la dirección nacional y responsable de Cultura de Podemos, además de un acérrimo errejonista, etiqueta que no le gusta. Participa hoy, a las 4 de la tarde en el Antiguo Instituto, en un acto organizado por Podemos sobre el Estatuto del Artista.
-¿Hay mucha precariedad en el mundo de la cultura?
-El sector cultural es uno de los más precarios, no sólo en España, sino en todo el continente. Es un sector basado fundamentalmente en que mucha gente para empezar tiene que trabajar gratis, es también un sector mal regulado y con una inercia histórica de malas prácticas de contratación.
-¿Qué es el Estatuto del Artista?
-Una iniciativa que ya tiene una década, impulsada por asociaciones y sindicatos del sector y que ha llegado al Congreso en forma de un informe que ha elaborado una subcomisión que impulsó el grupo de Unidos Podemos, y que ha empezado a aplicarse tras un Real Decreto. Este año esperamos que se apliquen la primera docena de las 60 medidas previstas, en materia de fiscalidad, prestaciones sociales y relaciones laborales.
-¿Cómo valora el movimiento que ha hecho Íñigo Errejón en Madrid?
-Es un movimiento madrileño, pensado para Madrid y para la Comunidad de Madrid, para ampliar el radio de acción a la comunidad de lo que se venía haciendo bien en el ayuntamiento. No es extrapolable a otras regiones o ciudades. Fuera de Madrid no se podía pensar, porque tiene ingredientes específicos, como la presencia de Manuela Carmena. Por otro lado hay que hacer una lectura política de esto, no una lectura partidista u organicista. La realidad es que la inercia era espantosa, la catástrofe era que no sucediera nada, porque nos podríamos ver en una cuesta abajo en las elecciones municipales y autonómicas de mayo en las que las cosas que nos habían funcionado antes de repente fueran estériles y nos encontráramos con una irrupción de vox notable que permita sumar mayorías a la peor derecha en 40 años. Y cuando la catástrofe es que todo siga igual, que alguien haga algo es necesario.
-Se acusa a Errejón, al considerar que genera división.
-Insisto en que el debate sobre la división y sobre la unidad tiene que ser político y no organicista o partidista. La suma de siglas no significa la unidad de un campo político. En los últimos 40 años la unidad de la izquierda no existe en ninguna parte de Europa. Por lo tanto, no se puede romper lo que no está unido. Yo creo que el problema de la unidad y de la discordia ha de resolverse con las herramientas de las que ya disponemos. Yo creo que las partes están dispuestas a hablar para alcanzar un acuerdo que sea útil para llegar fuertes a mayo en ese ámbito madrileño, que es simbólicamente relevante. Y mientras las partes estén dispuestas a hablar y los teléfonos abiertos, estoy seguro de que la negociación será buena. Hay que pensar en quién es el adversario y cómo se le gana. Hay que buscar buenas herramientas; unirse, separarse, concurrir con un nombre o con otro, son todo medios para un fin. Y en lo que hay que pensar es en cómo se consigue el fin buscando la mejor herramienta y que sea la que tenga que ser.
-¿Qué cree que pasará?
-Que puede seguir habiendo colaboración y converger en una lista única o en una cooperación activa y en una unidad de acción. A mí me interesa más la unidad de acción que la unidad de las siglas. Creo que los teléfonos deben mantenerse abiertos y las posiciones calmadas.
-La encuesta del CIS da un mal panorama a Podemos.
-Estamos en un momento en el que es difícil decir qué va a ocurrir en el mes de mayo, como ya ocurrió en diciembre de 2015.
-¿Qué opina de la salida de Gaspar Llamazares de IU?
-No sigo la trayectoria de Llamazares desde que pasó de ser un diputado autonómico a una especie de estratega geopolítico.